La celebración de un referendo con garantías “es difícil porque no depende de los soberanistas. Cualquier acto administrativo podrá ser anulado por instancias superiores –como el Tribunal Constitucional– que han demostrado sistemáticamente ser contrarias”, dijo en diálogo con EL TIEMPO Lluís Orriols, doctor en ciencia política de la Universidad de Oxford.
Para Orriols, el independentismo catalán lleva años intentando “internacionalizar” el proceso secesionista, por ahora sin resultados. El experto estima que un referendo unilateral “podría servir como golpe de fuerza, de presión si consiguen una alta participación mostrando capacidad de movilización, para presionar al Estado y para presionar fuera, pero si el referendo no es avalado por el Estado, no tendrá consecuencias en el extranjero”.
Cataluña, cree este observador del conflicto, “está sola en ese terreno” y aunque “es muy efectiva movilizando a sus ciudadanos”, no lo es “buscando alianzas fuera”.
Orriols afirma que la legitimidad y las garantías son aspectos claves del proceso, por eso estima que “cuando un proceso es unilateral” carece de esas garantías “porque no es inclusivo y no todas las facciones de la sociedad se sienten llamadas a votar”. Pero también cree que si el Gobierno catalán “consigue poner urnas y dar garantías de transparencia, podría tener una carga de prueba”.
La clave estaría, según este analista, en la participación. Si solo votan los independentistas y, como en la anterior consulta, solo participa apenas un tercio del censo electoral, no tendría más valor que el de la movilización. Pero, advierte Orriols, “si el Gobierno catalán consigue ganar el censo”, se entraría en “otro debate, más técnico, sobre las garantías porque los contrincantes no fueron llamados a competir”.