El fallo de la Corte Suprema que obligó al gobierno británico a consultar al parlamento antes de invocar el artículo 50 del tratado de Lisboa, con el fin de dar inicio a las negociaciones que permitan la salida del Reino Unido de la Unión Europea (‘brexit’), es tan solo el primer obstáculo en el largo y complicado camino que comenzará a enfrentar la próxima semana la primera ministra, Theresa May.
El gobierno respondió rápidamente a la decisión del máximo tribunal con un proyecto de ley de apenas 137 palabras, que fue presentado a consideración de la Cámara de los Comunes y comenzará a debatirse este martes 31 de enero.
Hasta las proyecciones más optimistas apuntaban a que la Corte Suprema iba a ratificar, como lo hizo por abrumadora mayoría de 8 votos a favor y 3 en contra, el fallo que en noviembre emitió un tribunal superior y que el gobierno británico apeló.
Lo más probable es que la iniciativa se apruebe porque el parlamento en su conjunto, así esté en contra del ‘brexit’, no está dispuesto a desafiar la voluntad del 52 por ciento de los electores británicos que el pasado 23 de junio decidieron respaldar el referendo para que el Reino Unido abandone la Unión Europea.
“La democracia ya decidió y tenemos que salir de Europa. Laboristas, conservadores y los demás tendremos que respetar la voluntad del pueblo, aunque no estemos de acuerdo con el ‘brexit’; por eso creo que vamos a votar el proyecto para la invocación del artículo 50, pero exigiremos garantías durante el proceso”, dijo a EL TIEMPO el diputado laborista Stephen Kinnock.
Mayorías legislativasPara Jo Murkens, profesor de Derecho del London School of Economics, el gobierno británico probablemente encuentre un poco más de resistencia en la Cámara de los Lores, compuesta por asesores, intelectuales y científicos nombrados directamente por la reina Isabel por recomendación del primer ministro.
“El gobierno tiene las mayorías en el parlamento, y eso hace que el tránsito de esta primera ley sobre el ‘brexit’ pase sin mayores contratiempos. Es posible que la cámara de los Lores retrase un poco el cronograma de la señora May, pero al final no va a encontrar ninguna resistencia y va a ratificar la decisión ya adoptada por el pueblo”, dijo el profesor Murkens a este diario.
El mayor escrutinio del parlamento se dará sobre la forma como se va a adelantar todo el proceso de negociación del ‘brexit’ y minimiza la posibilidad de que sea ‘duro’, es decir que el Reino Unido renuncie a la posibilidad de garantizar el acceso comercial para darle prioridad al control de la inmigración proveniente de Europa.
“Lo que no vamos a aceptar es que el gobierno vuelva con una negociación que no nos dé acceso comercial a la Unión Europea, es decir que dentro de dos años vamos a votar otra vez para aprobar o no ese acuerdo, y es posible que en esa votación el parlamento lo pueda bloquear si el gobierno no ha conseguido una buena decisión para el país”, explicó el diputado Kinnock.
En este tema parece que tampoco hay discusión: los parlamentarios consiguieron que el secretario de Estado para el ‘brexit’, David Davis, se comprometiera a entregar un ‘libro blanco’ sobre la negociación, que obliga al gobierno a entregarles los mayores detalles posibles sobre cada objetivo que la primera ministra vaya discutiendo con los líderes de los 27 países europeos.
“Un ‘brexit’ duro no es económicamente deseable ni práctico; creo que ahora el parlamento va a tener mayor injerencia, y eso va a ser positivo para los intereses constitucionales del país y para la integridad del Reino Unido porque no podemos olvidar los efectos que este proceso va a tener en Escocia e Irlanda del Norte, que reclaman su permanencia en la Unión Europea”, explicó el profesor Murkens.
Todo indica que, para May, conseguir el respaldo para activar las negociaciones del ‘brexit’ será la tarea menos difícil de conseguir porque es evidente que su mayoría conservadora, 326 escaños, y buena parte de los laboristas votarán a su favor el 8 de febrero.
La fase más difícil comenzará después de las elecciones generales de Alemania en septiembre, porque para ese entonces el gobierno británico tendrá que enfrentarse a un proceso de negociación que debe terminar en dos años, pero que tiene que ser ratificado por el parlamento de cada uno de los 27 Estados miembros de la Unión Europea.
“El ‘brexit’ es muy complicado; la primera fase es la del artículo 50, pero de ahí en adelante no solo tenemos que negociar la salida, sino además las condiciones de la nueva relación con cada país. Yo creo que habrá un acuerdo transicional para generar el menor impacto posible, y en eso es en lo que el parlamento británico se va a concentrar, es decir que todo el proceso completo puede tardar fácilmente 9 o 10 años”, dijo el diputado Kinnock.
Finalmente, aseguró que la decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido fue una humillación para el gobierno de Theresa May, que desde el primer fallo de noviembre sabía que el parlamento debía estar involucrado en cada detalle del divorcio de Europa.
CLAUDIA GAONA
Para EL TIEMPO
Londres
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