España salió del bloqueo político que lo mantuvo con un gobierno encargado durante más de 10 meses. Después de dos elecciones que no eligieron un presidente –por no obtener los votos necesarios en el parlamento–, los partidos políticos se pusieron de acuerdo y Mariano Rajoy consiguió la mayoría que necesitaba para ejercer como presidente sin seguir sobreaguando en una interinidad que afectaba el país.
Con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones, Rajoy ganó este sábado una de las elecciones de investidura más complejas de la historia democrática española, puesto que el Partido Popular (PP) no tenía mayoría parlamentaria.
La llave que abrió el candado fue la abstención del Partido Socialista Obrero Español (Psoe). Al no votar en contra, le permitió a Rajoy obtener más aprobaciones que rechazos en la segunda elección de investidura. En la primera, que se había celebrado el jueves, no había logrado la mayoría absoluta requerida.
La persona clave se llama Javier Fernández, presidente de la comisión gestora que se encarga de la dirección del Psoe, luego de la renuncia del secretario general, Pedro Sánchez.
Fernández, presidente de Asturias y defensor de que los socialistas no votaran en contra de Rajoy, convocó al Comité Federal para que se pronunciara al respecto. Se impuso la política de la abstención.
Pese a que se presentaron opiniones encontradas y especulaciones sobre quiénes no respetarían la decisión, prevaleció la conciencia de la necesidad de evitar una tercera elección durante un año.
Una de las mayores incógnitas era si Sánchez obedecería la imposición de la abstención, y pocas horas antes de la elección renunció al Congreso.
Por más de 10 meses, el Ejecutivo no pudo presentar proyectos de ley, ni aprobar el presupuesto público ni proponer referendos.
Tampoco pudo cambiar o nombrar nuevos ministros, al igual que no pudo producir variaciones en las misiones diplomáticas.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid.
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