Cientos de personas se sumaron al desfile en la capital serbia, que transcurrió sin incidentes por cuarto año consecutivo.
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En junio, Ana Brnabic, de 41 años, se convirtió en la primera mujer jefe de un gobierno en Serbia, país de unos siete millones de habitantes en su mayoría cristianos ortodoxos.
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La celebración LGBT se da bajo intensa vigilancia policial, siete años después de actos homofóbicos que dejaron 100 heridos en el país
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"El gobierno de Serbia está ahí para todos los ciudadanos, tanto para la mayoría como para las minorías, para mostrar que respeta la diversidad", declaró Brnabic, citada por la agencia Beta, al llegar a la plaza de las Flores, donde se congregaron centenares de participantes en el desfile, antes de iniciar la marcha por las calles del centro de Belgrado.
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Portando una enorme bandera arcoíris, los manifestantes se dirigieron hacia la plaza de la República, en un recorrido vigilado por un importante dispositivo policial.
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Otros dos ministros, así como el alcalde de Belgrado, Sinisa Mali, también participaban en el desfile.
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"Era algo impensable hace algunos años (...) Dentro de poco será normal tratar temas que aún no podemos abordar hoy", había declarado la jefa de gobierno en una entrevista publicada este domingo en el diario Politika.
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La presencia de un primer ministro serbio en la Gay Pride es un gesto sin precedentes en un país muy tradicionalista -que negocia su adhesión a la Unión Europea (UE)-, donde los defensores de los derechos de los homosexuales esperan de ella que apoye sus reivindicaciones.
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Pese a la manifestación, los prejuicios respecto a los homosexuales siguen siendo muy comunes en este país de la exYugoslavia, donde cerca del 40% de la población estima que la homosexualidad es una 'enfermedad'.
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Desde 2001, el desfile del Orgullo Gay tiene lugar en Belgrado sin incidentes pero bajo fuerte vigilancia policial. En 2010, se vio salpicado de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes antihomosexuales que dejaron más de 100 heridos y provocaron la suspensión del desfile durante los tres años siguientes.
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La primera ministra serbia es una de las pocas personas abiertamente homosexuales a la cabeza de un gobierno en el mundo, y la primera en Europa del este. Los activistas LGTBI (lesbianas, gays, transgénero, bisexuales e intersexuales) dudan sin embargo en calificar su ascenso político como una victoria en la lucha por su causa, y le piden que en lugar de hacer gestos simbólicos propulse legislaciones como la unión entre personas del mismo sexo.