El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, dijo este miércoles que "se pudo detener, de hecho, la guerra civil en Siria" y agregó que se inició una etapa de "lucha conjunta contra el terrorismo".
"Como resultado del cese de las acciones militares en vigor desde el 30 de diciembre y que se mantiene en todo el territorio de Siria se puedo detener, de hecho, la guerra civil", declaró Shoigú durante una intervención ante la Duma o cámara de diputados.
Además, agregó, "se evitó la desmembración del Estado sirio" -aunque la minoría kurda creó una autonomía en el norte del país- y también "los intentos de revertir desde el exterior el poder legítimo establecido".
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Según fuentes oficiales, más de un centenar de grupos opositores armados que controlaban más de un millar de localidades sirias secundaron la tregua acordada con mediación rusa y turca.
Shoigú subrayó que en Siria se inició una etapa de "lucha conjunta contra el terrorismo", prioridad que declararon tanto el presidente de Rusia, Vladímir Putin, como el de EE. UU., Donald Trump.
"Se cumplieron los objetivos geopolíticos, se han asestado considerables daños a las organizaciones terroristas en Siria, se destruyeron sus mecanismos de financiación y las vías de suministro de recursos", señaló.
Estimó en más de tres mil los terroristas abatidos por la aviación rusa desde el inicio de la intervención hace casi un año y medio, incluidos 26 comandantes.
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Tras aprobarse la tregua, Rusia y Turquía propusieron celebrar conversaciones entre el régimen de Bachar el Asad y la oposición en Astaná, capital kazaja, donde se acordó la creación de un mecanismo para el control del alto el fuego.
Paso seguido, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, convocó una nueva ronda de negociaciones de paz en Ginebra, estancadas desde abril de 2016.
Las delegaciones de los dos bandos rivales en Siria llegaron este miércoles a Ginebra, donde debe celebrarse una nueva ronda de negociaciones bajo los auspicios de la ONU, para intentar acabar con seis años de conflicto.
El embajador de Siria ante Naciones Unidas, Bashar al Jaafari, quien lidera la delegación gubernamental, llegó a última hora de la mañana, mientras que el cardiólogo Nasr al Hariri y el abogado Mohamed Sabra, representantes del Alto Comité de Negociaciones (ACN) que reúne a grupos clave de la oposición, llegaron después de mediodía.
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El coordinador en las conversaciones, que comienzan este jueves, será el propio emisario especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, diplomático con gran experiencia en misiones difíciles.
La situación en el terreno en Siria cambió respecto a la última vez que las dos delegaciones se encontraron: el régimen de Damasco, apoyado por sus aliados ruso e iraní, retomó Alepo, bastión de la insurrección en el norte del país, y la oposición tan solo controla en este momento un 13% del territorio, según varias estimaciones.
Pese a acudir debilitada, mantiene no obstante sus exigencias sobre un cese efectivo de las hostilidades y una "transición política" que implique la salida del presidente Bashar al Asad.
Esta última cuestión es el principal obstáculo para llegar a un acuerdo entre los bandos. El régimen está dispuesto a aceptar elecciones una vez vuelva la paz, pero descarta la retirada del jefe de Estado, cuya permanencia al frente del gobierno está fuera de toda discusión
Efe y AFP
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