El líder del conservador Partido Popular (PP) y actual presidente en funciones del Gobierno español, Mariano Rajoy, aceptó este martes la petición del rey Felipe VI de someterse, nuevamente, al debate para investirse como mandatario en propiedad.
Lo anterior significa que Rajoy, tras comparecer ante el Congreso para exponer sus planes, se someterá a la votación del Parlamento, con la esperanza de obtener la mayoría y convertirse en el presidente de la nueva legislatura.
Si no consigue la mayoría absoluta en la primera votación, que es lo previsible, debe celebrarse otra, en la que es suficiente una mayoría simple. Es decir, que haya más votos a favor que en contra.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) decidió en su comité federal del pasado domingo que se abstendrá en esa segunda votación, con lo que dejará vía libre a Rajoy. Si no fuera así, habría que convocar a unas terceras elecciones generales, extremo que ya no se ve en el horizonte.
La presidenta del Congreso, Ana Pastor, señaló que Rajoy expondrá ante el Congreso su programa de Gobierno el miércoles y que el jueves tendrán lugar las intervenciones de los voceros de los demás partidos políticos.
Según lo sucedido en las elecciones de investidura fallidas del pasado agosto, esos discursos terminarán en la noche y 48 horas después debe tener lugar la segunda votación. Es decir, el sábado por la noche.
Rajoy se posesionaría el domingo o lunes, a su regreso de la ciudad colombiana de Cartagena, a donde asistirá a la Cumbre Iberoamericana. La posesión tendrá que ser, en todo caso, a más tardar el 31 de octubre, cuando se cumplen dos meses de la última votación de investidura en la que Rajoy no consiguió la mayoría.
La nueva legislatura será muy distinta a la pasada, porque el PP ya no podrá contar con las amplias mayorías que disfrutaba en el pasado para aprobar sus iniciativas. “Me gustaría contar con una mayoría parlamentaria más amplia. Sé que no va a ser así, pero trabajaré desde el primer día para que ese Gobierno sea estable y duradero”, dijo tras su reunión con Felipe VI. “Soy consciente de que eso solo será posible con diálogo y acuerdos”, añadió.
El dirigente conservador se mostró dispuesto a atender asuntos como la ley de educación, la reforma laboral, la viabilidad de las pensiones, la reforma al sistema de la financiación autonómica y la revisión de la ley de seguridad ciudadana, que tanto preocupan al PSOE.
De la misma manera, Rajoy agradeció a sus tradicionales rivales políticos su decisión de abstenerse para permitirle gobernar.
Javier Fernández, presidente de la comisión gestora de los socialistas, reiteró esa postura ante el Rey, cuando se reunió con él en la ronda de consultas.
Por su parte, Ciudadanos, uno de los partidos emergentes con mayor fuerza en España, también le confirmó al monarca su apoyo al PP.
Por el contrario, Pablo Iglesias, líder de Podemos –otro de los nuevos partidos fuertes en el país–, le aseguró al Rey que ejercerá oposición contra la que considera una “triple alianza” de PP, PSOE y Ciudadanos. Cree que gracias a ella Rajoy gozará de apoyo en materias fundamentales y presidirá una legislatura de cuatro años.
Con este paso se destraba la política en España, luego de diez meses del gobierno de Rajoy como presidente encargado. Si, en efecto, sale elegido el fin de semana, España habrá evitado unas terceras elecciones que aumentarían la incertidumbre que ha reinado desde diciembre del año pasado, cuando se hizo evidente el nuevo panorama español, con el rompimiento del bipartidismo que imperaba.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid
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