“No capitularemos”.
Con esa idea fija, Ucrania se preparaba para las negociaciones previstas con Rusia tras el cuarto día de invasión, a pesar de recibir una presión extra luego de que el presidente Vladimir Putin ordenó colocar las “fuerzas de disuasión” nucleares en alerta.
El anuncio de negociaciones llega en momentos en que la ofensiva rusa parecía estancada al no poder conquistar los principales centros urbanos, como Kiev, la capital, y Jarkov; del reconocimiento ruso de que ha sufrido muertos, heridos y capturas de soldados de sus filas, y de que crece de manera exponencial la presión internacional sobre Moscú con durísimas sanciones en múltiples ámbitos, como el financiero, el de transporte aéreo e incluso el deportivo; y de que la Unión Europea ha llegado a acuerdos monolíticos para apoyar la resistencia de los ucranianos con envíos de armas y millonarios recursos para la defensa. Una actitud similar a la adoptada por Estados Unidos.
De hecho, la actitud hostil de Rusia provocó un cambio histórico en Alemania, que, contrario a su tradición de posguerra, decidió hacer una millonaria inversión en su ejército y su defensa, tanto propia como la de sus socios de la Otán, para contrarrestar la amenaza de Putin.
Precisamente, por ese cerrado ambiente de unión en su contra, Putin ordenó al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pongan las fuerzas de disuasión nucleares del ejército “en alerta”.
Las Fuerzas de Disuasión Estratégica de Rusia están compuestas por las Fuerzas Ofensivas Estratégicas y las Fuerzas Defensivas Estratégicas, según se cita en la página web del Ministerio de Defensa. Las Fuerzas Ofensivas Estratégicas cuentan en su arsenal con complejos de misiles intercontinentales y aviones de largo alcance y están formadas por las fuerzas estratégicas nucleares, que incluyen a las Tropas de Misiles Estratégicos. Además, incluyen las Fuerzas Estratégicas Convencionales en condición de fuerzas de doble uso: unidades de bombarderos estratégicos y de largo alcance, submarinos, buques y la aviación portamisiles de la Armada rusa con armas de largo alcance y precisión.
Las Fuerzas Defensivas Estratégicas son fuerzas y medios de la defensa aeroespacial, que incluyen un sistema de alerta de ataques con misiles y un sistema de control de espacio, la defensa antimisil y la defensa espacial. Incluye también fuerzas y medios de defensa antiaérea.
EE. UU., segunda potencia nuclear del mundo, consideró este anuncio como una escalada “totalmente inaceptable”, en palabras de su embajadora ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.
Desde Alemania, la maniobra nuclear de Putin se consideró como una muestra de que la ofensiva se había “detenido”, y el primer ministro británico, Boris Johnson, consideró que se trataba de una “distracción” ante la férrea resistencia a la que se enfrentan sus tropas en Ucrania.
En cuanto a la reunión entre las partes, “sin condiciones previas”, según Kiev, debe tener lugar en la frontera con Bielorrusia. Antes de ella, el canciller de Ucrania, Dmitro Kuleba, había advertido: “No nos rendiremos, no capitularemos, no cederemos un solo palmo de nuestro territorio”.
Y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, cada vez más apersonado de su rol de comandante en jefe, expresó su escepticismo: “Digo las cosas claramente, como siempre: no creo que dé resultado”, pero “tenemos que intentarlo”.
El mandatario reconoció que aceptó “para que más tarde ni un solo ciudadano de Ucrania tenga la menor duda de que yo, como presidente, no traté de detener la guerra, cuando había una pequeña, pero aun así, una oportunidad”. Y continuó: “Alexandr Lukashenko (presidente bielorruso) me pidió que las delegaciones rusa y ucraniana se encuentren en el río Pripiat”.
Por los lados del Consejo de Seguridad de la ONU se adoptó ayer, a pedido de países occidentales y el voto en contra de Rusia, una resolución para convocar este lunes “en sesión extraordinaria de urgencia” a la Asamblea General de la ONU para que sus 193 miembros se pronuncien sobre la invasión rusa de Ucrania.
En su mensaje del domingo, el papa Francisco pidió que “callen las armas”. En Kiev, donde se vive un toque de queda, el día fue tranquilo, después de una noche “dura” con bombardeos rusos sobre zonas residenciales, denunció el presidente Zelenski, y las calles de la ciudad estaban vacías, a excepción de los pocos civiles que se atrevieron a salir a intentar comprar alimentos, a veces sin éxito.
Autoridades comunicaron que la ofensiva rusa ha dejado alrededor de 350 civiles muertos, entre ellos 14 niños. Por su parte, el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU informó de 240 civiles heridos y 64 muertos.
No se conocen datos de las bajas del lado ruso, aunque ayer el alto mando reconoció muertes en sus filas.
“Vasilkov, Kiev, Chernigov, Sumy, Jarkov y muchas otras ciudades de Ucrania están viviendo en condiciones que no vivíamos en nuestro territorio desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo Zelenski en un video publicado ayer.
En la UE hay preocupación porque se teme que la guerra desplace a unos 7 millones de ucranianos.
El ejército ruso admitió ayer por primera vez haber registrado pérdidas humanas durante su invasión de Ucrania, aunque sin precisar cifras. “Los soldados rusos están mostrando coraje en el desempeño de sus misiones de combate (...). Desafortunadamente, hay muertos y heridos. Pero nuestras pérdidas son mucho menores” que en el campo ucraniano, declaró el portavoz del ministerio de Defensa, Igor Konashenkov. El responsable señaló, además, que el ejército ruso permitirá a los prisioneros de guerra ucranianos “que se rindan” regresar con sus familias.
Esto contrasta con los datos ofrecidos por la parte ucraniana, que han asegurado haber dado de baja a entre 2.800 y 3.000 militares rusos, mientras que cifran en 198 sus propias bajas. Konashenkov también reconoció la existencia de prisioneros de guerra rusos: “Sabemos cómo tratan los nazis ucranianos a los pocos militares rusos que son hechos prisioneros. Las torturas son las mismas que utilizaban los alemanes nazis”, denunció.
Después de intensas negociaciones y de las dudas de algunos Estados miembros de la UE, al final las potencias occidentales han decidido sacar a “determinados” bancos rusos del sistema internacional Swift, una contundente medida económica en respuesta a la invasión rusa de Ucrania que deja fuera de juego los mecanismos de financiación de los bancos rusos. Estas son las claves de la decisión:
¿Qué es Swift?
La Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (Swift) es una cooperativa de sociedades financieras, fundamentalmente bancos. Se creó en 1973, cuando se estableció en Bruselas, en la actualidad tiene más de 9.000 entidades financieras asociadas. Funciona como código internacional que presta a sus socios un servicio de mensajería cifrada que posibilita las transferencias internacionales de fondos. Es la prueba de la realización irrevocable de una transferencia internacional, y proporciona seguridad e información al receptor.
¿Por qué es tan peligrosa para Rusia la expulsión?
Para las entidades financieras de Rusia que queden fuera del sistema Swift, la operativa de su banca se vería seriamente complicada porque no podrían hacer ni cobros ni pagos internacionales con el resto de entidades que utilizan este sistema. Uno de los efectos es que se produciría un bloqueo de las transferencias bancarias con el país, lo que tendría a su vez consecuencias colaterales, ya que cualquier empresa extranjera que necesite hacer pagos en Rusia no tendría opciones de hacerlo por esta vía.
¿Cuáles fueron los problemas de la negociación?
En un principio, en una reunión de Economía y Finanzas el pasado 25 de febrero, la UE se limitó a evaluar si conseguía la unanimidad de sus miembros para privar a Rusia del acceso al sistema Swift. Pero a partir de entonces, los países que en principio mantenían sus dudas las han ido aclarando, fundamentalmente, el país clave, Alemania, que temía verse en exceso perjudicado por el impacto sobre sus mercados.
REDACCIÓN INTERNACIONAL*
* Agencias / AFP-Efe