Una reina Isabel II, de figura frágil y solitaria, le dio ayer el último adiós al príncipe Felipe, su amado esposo, con quien estuvo casada por 73 años, en un funeral íntimo, pero lleno de simbolismos, que marcan un antes y un después de la monarquía británica, la más antigua del mundo.
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Una reina Isabel II, de figura frágil y solitaria, le dio ayer el último adiós al príncipe Felipe, su amado esposo, con quien estuvo casada por 73 años, en un funeral íntimo, pero lleno de simbolismos, que marcan un antes y un después de la monarquía británica, la más antigua del mundo.
Fue una ceremonia fúnebre como ninguna otra para miembros de la realeza británica. En medio de estrictas restricciones por la pandemia del covid-19, solo 30 familiares cercanos pudieron estar presentes en la capilla de San Jorge, en las premisas del Castillo de Windsor, el mismo donde pasó sus últimos días el duque de Edimburgo, fallecido el 9 de abril, a menos de dos meses de cumplir 100 años de edad.
La soberana llevó su luto, sentada en solitario, gesto muy similar al que han tenido que pasar tantos otros ciudadanos británicos, tras la muerte de sus seres queridos en medio de la pandemia.
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La gente se reúne para el funeral del príncipe Felipe frente a la entrada del castillo de Windso.
Tolga Akmen / AFP
“Su muerte, dejó en la reina un profundo vacío”, comentó días antes el príncipe Andrés, al referirse a la muerte del duque de Edimburgo. Y no era para menos. Felipe, quien se casó con Isabel en 1947, ayudó a la entonces joven reina a adaptar la monarquía al mundo cambiante de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando la pérdida del imperio británico y el declive de la deferencia desafiaron a la familia real más prominente del mundo.
Desde entonces, Felipe siempre se mantuvo a seis pasos de distancia, detrás de la monarca, pero fue su principal consejero en decisiones trascendentales.
Ese espíritu se reflejó en el mismo servicio fúnebre, que el propio duque planeó desde hace tres años, cuando a los 97 años se retiró de su vida pública, y que revisó durante el confinamiento que vivió junto a Isabel II en el último año en el mismo Castillo de Windsor.
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Las calles de Londres se llenaron de imágenes en honor al duque de Edimburgo.
Afp. Niklas HALLE'N
Durante el funeral, estuvieron sentados, a estricta distancia de dos metros cada uno, los cuatro hijos de la pareja real: el príncipe heredero, Carlos, la princesa Ana, y los príncipes Andrés y Eduardo. Muy cerca también estaban los nietos y bisnietos de la reina.
Las miradas estaban puestas en el príncipe Enrique, quien regresó al Reino Unido para el funeral, en el primer viaje que realiza desde que se retiró de la realeza británica a comienzos del 2020. La gran ausente fue su esposa, la exactriz estadounidense, Meghan Markle, quien debido a su embarazo se quedó en California, EE. UU., junto a su pequeño Archie.
En el funeral no hubo presencia de espectadores ni súbditos de la corona como en otros eventos de la realeza, debido a que las autoridades prohibieron que se visitara Windsor por prevención ante el covid.
Sin discursos ni abrazos, la ceremonia apenas duró media hora y se realizó siguiendo al pie de la letra las instrucciones dejadas por el príncipe Felipe. Incluso se usó como carroza fúnebre su camioneta favorita, de marca Land Rover, remodelada por él mismo para tal fin.
El funeral mantuvo un estilo militar, con la participación de unos 730 miembros de las fuerzas armadas. Sin embargo, ningún miembro de la familia real vistió galas militares, luego de que la reina decretara días antes que los hombres de la familia debían usar trajes de frac, que se acostumbra usar en horas matutinas, con corbata negra, mientras que las mujeres iban vestidas con trajes negros a media pierna.
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Los príncipes Enrique y Guillermo estuvieron juntos en varias partes de la ceremonia.
Gareth Fuller / AFP
Esa medida la había tomado Isabel II, en medio preocupaciones de que el príncipe Enrique podría haber terminado siendo el único miembro de la realeza sin uniforme, después de renunciar a sus lazos reales y militares el año pasado.
El funeral estuvo a cargo del párroco de Windsor, quien destacó la “amabilidad, el humor y la humanidad” del príncipe Felipe y las “muchas formas en las que su larga vida ha sido una bendición para nosotros”.
Pese a estar vestidos de civil, los hijos de la reina y el duque de Cambridge llevaban sus insignias militares de la estrella de Garter, que representa la Orden de la Jarretera, que es la orden de caballería más alta en el sistema de honores británico, otorgado a discreción de la soberana.

La reina Isabel II de Gran Bretaña llega al Royal Bentley en el funeral de su esposo, el príncipe Felipe de Gran Bretaña, duque de Edimburgo.
AFP / POOL / LEON NEAL
Por su parte, la reina Isabel II usó un par de aretes de perlas y diamantes, sus collares de perlas y el broche Richmond de perlas y diamantes de su abuela, la reina María, como regalo de bodas en 1893, dijo a EL TIEMPO, Mónica Elliston, experta en temas de la realeza británica.
Elliston explicó que ese broche lo ha usado la soberana en contadas ocasiones, incluyendo la inauguración del parlamento en Nueva Gales del Sur en 1954, y más recientemente en el Festival del Recuerdo en el Royal Albert Hall en 2014 y 2018.
Es el mismo broche que eligió para la boda su nieto Enrique con Meghan en el 2018, realizada en la misma capilla de San Jorge, donde ayer despedía a su esposo, el príncipe consorte.
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La reina Isabel II se sentó sola dentro de la capilla en la que se ofició la ceremonia religiosa en honor al príncipe Felipe.
Afp. Jonathan Brady
La carroza fúnebre había sido escoltada por los hijos de Isabel II y Felipe, mientras que los nietos, el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique caminaron a ambos lados de su primo Pedro Felipe.
Justo antes de las 3:00 p. m. , hora local, se realizó un minuto de silencio nacional, que se marcó con un disparo de cañón antes y después, desde nueve lugares del Reino Unido y en Gibraltar. Además, en un lapso de seis minutos se suspendieron aterrizajes o despegues de aviones en el principal aeropuerto de Heathrow, que sirve a la ciudad de Londres.
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Funeral del príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
JONATHAN BRADY / AFP
Los restos mortales del duque de Edimburgo serán inicialmente depositados en el panteón real bajo la capilla de San Jorge. Si bien el ataúd del marido de la reina Isabel II yacerá inicialmente en esa cripta, está dispuesto que cuando la monarca británica muera, se le trasladará a la capilla conmemorativa de estilo gótico de la iglesia Rey Jorge VI para que el matrimonio esté enterrado en el mismo lugar.
MARÍA VICTORIA CRISTANCHO
Para EL TIEMPO
LONDRES
En Twitter: @mavicristancho
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