El Parlamento Europeo aprobó este jueves por abrumadora mayoría –479 votos a favor, 37 en contra y 107 abstenciones– una resolución que pide a la Comisión Europea y a los gobiernos del bloque que “suspendan temporalmente” las negociaciones de adhesión de Turquía al bloque.
La deriva autoritaria y la represión desatada tras el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio desencadenaron esta condena. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que la resolución “no tiene ningún valor”.
La canciller de la Unión Europea, Federica Mogherini, había dicho el miércoles a los eurodiputados que la resolución le parecía un error y que el brazo ejecutivo de la UE prefiere mantener las negociaciones, “porque si se cierra el proceso todos perdemos y Europa pierde su influencia” en Turquía.
Itxaso Domínguez, investigadora del US / Middle East Project, explicó a EL TIEMPO que “los líderes europeos son perfectamente conscientes de que se encuentran ante una disyuntiva que los pone entre la espada y la pared”.
Los eurodiputados creen que la influencia europea es mínima ante la represión política, las detenciones y las purgas contra militares, policías y funcionarios.
A su vez, los gobiernos del bloque temen que Turquía rompa el acuerdo migratorio firmado el pasado 18 de marzo por el cual Europa consiguió cerrar la vía del mar Egeo a los refugiados que huían de Siria. La resolución aprobada no vincula a los gobiernos de los 28 miembros, que podrían seguir con las negociaciones.
El excanciller y ex primer ministro sueco Carl Bildt, miembro del consejo del centro de estudios European Council on Foreign Relations, dijo que la resolución le parecía “una postura populista de corto plazo más que un enfoque estratégico a largo plazo”.
Aquel acuerdo, cuestionado por diversas organizaciones y aun por Naciones Unidas por sus aspectos ilegales, conllevaba el pago de 6.000 millones de euros de Europa a Turquía, la eliminación de la visa a los ciudadanos turcos que viajan a Europa y la aceleración de las negociaciones de adhesión de Turquía al bloque.
La resolución asegura que el Gobierno turco ha tomado medidas “desproporcionadas” en el marco del estado de emergencia aprobado tras el fallido golpe de Estado. Los eurodiputados dicen en el texto que prometen “revisar la posición una vez se hayan levantado dichas medidas”.
El texto señala que “las acciones represivas tomadas por el Gobierno turco atentan contra los derechos y libertades fundamentales consagrados en la Constitución y van contra los valores democráticos fundamentales de la Unión Europea”.
Además, recuerdan que, desde julio, “10 diputados del partido de oposición prokurdo HDP, unos 150 periodistas, 2.386 magistrados y otras 40.000 personas han sido encarcelados; 66.000 empleados públicos, suspendidos de empleo, y 63.000, despedidos sin que hasta hoy hayan sido acusados formalmente” de ningún delito.
Domínguez cree que “Erdogan sabrá jugar sus cartas y proclamarse vencedor de la partida. Si la UE decide reafirmar los principios que inspiraron su fundación, el Gobierno turco se presentará como víctima del ‘doble rasero occidental’ y se sentirá legitimado para centrar toda su atención en su ‘flanco oriental’ y reforzar sin titubeos su aproximación a gobiernos de tinte autoritario, como el caso de Rusia o incluso Irán”.
Si, en cambio, la UE decide dar otra oportunidad más a Erdogan, “seguirá usando el acuerdo migratorio como rehén de cualquier reclamación de la UE y, en este caso, bendecido implícitamente para continuar con la deriva autoritaria”, apuntó Domínguez.
Turquía firmó en 1963 su acuerdo de asociación con la UE, primer paso que dan los países que luego se adhieren al bloque. Tras décadas de avances y retrocesos, en el 2005 se lanzaron oficialmente las negociaciones. De los 35 capítulos que se negocian, solo 16 fueron abiertos hasta ahora y solo uno ha sido cerrado.
IDAFE MARTÍN PÉREZ
Para EL TIEMPO
BRUSELAS
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