El Parlamento británico debe votar este próximo martes el acuerdo alcanzado entre su gobierno y los otros 27 de la Unión Europea (UE) para una salida ordenada del Reino Unido del bloque.
Los medios ingleses calculan que los diputados contrarios al acuerdo suman una mayoría suficiente para rechazarlo. En Londres crecen las voces, tanto en el partido de la primera ministra Theresa May como en la oposición laborista, que piden que May vuelva a Bruselas a lograr “un buen acuerdo”. Pero la opción de renegociar está cerrada.
Las instituciones europeas llevan semanas repitiendo que el acuerdo es el único que puede obtener Londres, que no habrá renegociación y que si el Parlamento británico lo rechaza, ya solo tendrá dos opciones: o salir de la UE sin acuerdo, destrozando su economía, o suspender el brexit.
Un diplomático europeo ironizaba esta semana ante un grupo de periodistas: “Si quieren podemos imprimirlo otra vez en otro color”.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lo repitió la semana pasada durante la cumbre del G20 en Buenos Aires: “La UE acordó un divorcio ordenado con el Reino Unido. A pocos días del voto en el Parlamento británico está cada vez más claro que este acuerdo es el mejor posible, de hecho, es el único posible”.
Diplomáticos europeos explican también que se quedaron “atónitos” cuando la semana pasada Theresa May dijo que extendiendo el plazo de salida podría volver a negociar, aunque la británica reconoció inmediatamente que los europeos no tenían otra oferta para Londres.
Un día después, May rectificó ante los micrófonos de la BBC: “La UE ha dejado claro que este es el acuerdo. Esto es lo que hay sobre la mesa”.
Ignacio Molina, del Real Instituto Elcano, en Madrid, y uno de los analistas europeos que más de cerca sigue el brexit, considera que la UE “está dispuesta desde 2016 a acompañar el tipo de relación futura que el Reino Unido decida, tanto si opta por un brexit blando (relación con la UE como Noruega) o por uno duro (como Canadá) e incluso si lo revoca”.
Pero Molina estima que “lo que la UE no va a hacer es permitir que Londres decida elegir a su gusto para tener los privilegios de un brexit blando y las obligaciones de un brexit duro”. La única opción para renegociar sería que el Reino Unido se saltara sustancialmente las pocas líneas rojas que le quedan, aceptando, por ejemplo, seguir siendo parte del mercado común europeo desde fuera de la UE, tal y como funciona en la actualidad Noruega con el bloque.
Lo que la UE no va a hacer es permitir que Londres decida elegir a su gusto para tener los privilegios de un brexit blando y las obligaciones de un brexit duro
Pero eso haría que Londres no pudiera limitar la llegada de ciudadanos europeos a su mercado laboral y tendría que aceptar sin plazo o fecha determinadas la jurisprudencia y supremacía del Tribunal de Justicia de la UE, dos asuntos que los británicos repiten que no aceptarán.
Una de las consecuencias políticas que podría tener un hipotético rechazo británico del acuerdo sería la dimisión de la primera ministra y la convocatoria de elecciones anticipadas.
O la sustitución de May por otro dirigente conservador si su partido encuentra la forma de cerrar las diferencias entre partidarios y detractores del brexit.
En ese caso, Londres debería probablemente pedir un aplazamiento de la fecha de salida, prevista para el 29 de marzo próximo, para que el siguiente gobierno decida si sigue, adelanta o manda frenar.
Los europeos en principio solo aceptarían extender esa fecha una seis semanas, hasta mediados de mayo, porque el 26 de mayo se celebran las elecciones europeas y nadie ve la forma de que en ella participen los británicos.
Bruselas no aceptaría usar esas pocas semanas para volver a negociar un texto de 585 páginas que consideran el único posible. Molina cree que “la UE será inflexible. Realmente hay poquísimo que renegociar”.
Los dirigentes europeos se reúnen en Bruselas dos días después del voto británico sin el brexit en la agenda oficial de la cumbre, a la espera de la decisión de los legisladores en Londres. Y sin siquiera saber si May llegará políticamente viva a la cumbre o ya habrá sido forzada a dimitir si el acuerdo es rechazado.
Si May resiste, legalmente podría volver a proponer a votación el mismo texto hasta 21 días después.
Hugo Dixon, en un análisis para el diario The Independent, explica que esa podría ser una solución para May si los mercados financieros entran en pánico tras un voto negativo al acuerdo.
Si los diputados británicos votan no, los gobiernos europeos acelerarán los preparativos para que el bloque esté listo para una ruptura sin acuerdos, que dañaría a Europa, pero, principalmente, al Reino Unido, pues el 49 por ciento de sus exportaciones va al continente y porque Londres saldría de más de 700 tratados internacionales, entre ellos el acuerdo comercial con Colombia.
Según el periódico The Times, en una nota de ayer, el exministro británico de Exteriores Boris Johnson hizo saber a sus aliados del Partido Conservador que esperan la dimisión de May, tras la votación del acuerdo del próximo martes.
La renuncia de la líder conservadora, según ese medio, se produciría el miércoles, un día después de que la Cámara de los Comunes vote el pacto firmado por la UE.
IDAFE MARTÍN PÉREZ
PARA EL TIEMPO
BRUSELAS