Tras unas elecciones con la mayor participación ciudadana en la historia de Cataluña, que superó el 80 por ciento, el bloque de los partidos independentistas obtuvo la mayoría absoluta, aunque el partido constitucionalista Ciudadanos se impuso en la elección, y el bloque antiseparatista consiguió 170.000 votos más. Sin embargo, por la ley electoral vigente en España, el número de votos no refleja necesariamente el número de parlamentarios.
Los constitucionalistas consiguieron 65 escaños en el nuevo parlamento, mientras que los independentistas obtuvieron 70.
El partido Ciudadanos, liderado por Inés Arrimadas, consiguió 37 parlamentarios regionales, seguido por el independentista Junts per Catalunya, que lidera el expresidente de la región Carles Puigdemont, con 34 curules.
La tercera fuerza electoral más votada fue la también independentista Esquerra Republicana, que ganó 32 escaños.
El Partido Socialista Catalán consiguió 16 curules; En Comu Podem, 8; la Cup (independentista), 4 y el Partido Popular (PP), solo 3.
Frente a los resultados electorales de 2015, los grandes derrotados fueron En Comu Podem y el PP, que perdieron escaños.
Ciudadanos consiguió cerca de 1’100.000 votos. Junto al Partido Socialista de los años 90, se convierte en el más votado de la historia democrática de la región. Es la primera vez que gana las elecciones en Cataluña un grupo no independentista. Sin embargo, Arrimadas no podría convertirse en la próxima presidenta porque no cuenta con la mayoría necesaria.
Un dato significativo es que el bloque independentista triunfante está compuesto en su mayoría por partidos de izquierda. El que lidera es Puigdemont; sin embargo, es de centroderecha, aunque forme parte del bloque independentista. Para Arrimadas, los resultados electorales expresan que “la mayoría social en Cataluña es española y europea”. Por su parte, Puigdemont dijo desde Bruselas que “las fuerzas partidarias de la independencia y la República han ganado las elecciones”. “(Mariano) Rajoy y el Estado español han sido los derrotados”, agregó.
Aunque todavía no se han iniciado las conversaciones para posibles coaliciones, es de suponer que el próximo presidente de Cataluña pertenezca al partido de Puigdemont. No obstante, él mismo, que encabeza la lista, no podría asumir el cargo, puesto que existe una orden de captura en su contra en España, que se ejecutaría inmediatamente cuando pise territorio nacional.
Está fundamentada por los delitos de rebelión, sedición, malversación, desobediencia y prevaricación. Puigdemont no compareció a la citación del juez porque huyó a Bélgica tras declarar la independencia unilateral.
En el transcurso de los próximos días, las distintas fuerzas buscarán formar las coaliciones necesarias para elegir un nuevo presidente y distribuir el poder dentro del nuevo parlamento.
Para el resto de España, la preocupación inmediata se centra de ahora en adelante en la incógnita sobre la economía regional –con consecuencias nacionales–, en un panorama que podría favorecer la continuación de la salida de empresas. Ya son cerca de 3.000 las que han huido.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
MADRID
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