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Macron gobernará con la mayoría absoluta en el Parlamento de Francia
Emmanuel Macron vota en elecciones legislativas

El presidente Emmanuel Macron votó en Le Touquet, norte de Francia. Tendrá la mayoría parlamentaria para aprobar reformas.

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Christophe Archambault / Reuters

Macron gobernará con la mayoría absoluta en el Parlamento de Francia

El mandatario francés tendrá viento a su favor para aprobar reformas, pese a la baja participación.

El presidente Emmanuel Macron contará con una mayoría absoluta en el Parlamento para gobernar después del aplastante triunfo de su partido La República en Marcha (LREM) en la segunda vuelta de las legislativas.

LREM obtendrá cerca de 315 diputados. Si se suman sus aliados del partido centrista Modem, LREM tendrá entre 360 y 370 diputados. Se requieren 289 diputados en la Asamblea Nacional francesa para alcanzar la mayoría absoluta.

Lo paradójico es que Macron dijo en febrero pasado que “no era posible ni deseable” que el presidente consiguiera la mayoría absoluta “únicamente con su partido”. Hoy, el mandatario francés no solo logra esa mayoría absoluta, sino que esta es una de las más amplias desde 1958.

Pero su triunfo es al mismo tiempo frágil. Porque desde esa fecha, cuando empieza la actual República francesa (la V), nunca se había registrado una movilización tan baja. La cifra de la abstención fue del 57 por ciento. Este récord empaña el triunfo macronista.

“Nunca antes una mayoría tan amplia ha sido el producto de un número tan limitado de electores”, comentó un editorialista.

La ola de calor en algunas regiones es una de las razones que puede explicar que menos de la mitad de los electores fueran a votar. Estas elecciones cierran además una larga serie de consultas electorales con sus eternos debates televisados, que comenzó con las primarias de la derecha y la izquierda hace más de seis meses.

Pero sin duda alguna, la principal razón radica en la escasa adhesión que suscita el presidente Macron, particularmente en los estratos populares. “Nuestro pueblo entró en una especie de huelga cívica generalizada”, sentenció tras conocerse el resultado Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical y excandidato presidencial del movimiento Francia Insumisa.

Antes y después

El triunfo del mandatario es, a pesar de todo, brillante. Macron, desconocido hace tres años, apoyándose en un partido que no ha cumplido todavía un año y en el que la mitad de los candidatos nunca habían sido elegidos a un cargo público, ha dejado en la lona a los partidos que manejaron el destino de este país durante los últimos 60 años y ha obtenido una mayoría absoluta para llevar a cabo sus reformas.

En 60 años, ningún otro presidente había logrado semejante revolución. Macron no necesitará apoyarse en el centrista Modem cuyo líder, François Bayrou, es el actual ministro de Justicia. Todos los diputadosde LREM le deben su elección a Macron. “Hasta un gato con la foto de Macron habría ganado”, decía un tuitero.

Tanto para Los Republicanos como para el Partido Socialista estas elecciones constituyen un fracaso: se calcula que, agregando los aliados en cada bando, los primeros obtendrán unos 130 diputados, y los segundos, 46. En ambos casos, estos resultados representan derrotas históricas.

Y sin embargo, en los dos bandos se alcanzó a percibir un cierto alivio porque se esperaban resultados aún peores. No obstante, entre las dos vueltas, los electores han decidido impedir un triunfo avasallador para el macronismo. En los próximos cinco años, el mandatario tendrá las manos libres para actuar, pero no podrá apoyarse en el impulso que ofrece una alta participación.

Millones de franceses parecen ser indiferentes a la ‘macromanía’. No son hostiles, pero tampoco se muestran entusiasmados. “Amanecerá y veremos”. “Hay que darle una oportunidad para ver cómo lo hace”. “Que lo intente”. Estos son los mensajes de numerosos abstencionistas.

La primera gran reforma anunciada es la polémica flexibilización del código laboral.

El interrogante es si este presidente de 39 años, que ha puesto patas arriba la política de su país, mandando a jubilar a una generación de dirigentes, será capaz de llevar a cabo las reformas que sus predecesores han tenido que aplazar a causa de marchas, huelgas y protestas.

ASBEL LÓPEZ
Para EL TIEMPO
París

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