Evitar otra catástrofe era la principal preocupación de Valeriy Semenov cuando las tropas rusas entraron con sus tanques en Chernóbil, escenario del peor desastre nuclear de la historia.
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Él y decenas de empleados permanecieron trabajando durante los 35 días de ocupación, en los que la actividad de los soldados invasores provocó un aumento de los niveles de radioactividad.
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Tanques, camiones blindados y decenas de militares rusos se apostaron en la zona de exclusión el pasado 24 de febrero y tomaron la central nuclear, algo que vendría sucedido por el despliegue de más de mil soldados que cometieron todo tipo de imprudencias en una de las áreas con más niveles de radioactividad del planeta.
Pero Semenov, el ingeniero encargado de la seguridad y el mantenimiento en la planta nuclear, decidió seguir con su labor a pesar de las amenazas que recibió de los rusos durante los 35 días de ocupación, en los que tuvo que realizar turnos de casi 24 horas diarias para garantizar que no hubiera fugas radiactivas que desataran otro desastre como el de 1986.
“No estamos hablando solamente de la seguridad de esta ciudad, sino de la de toda Ucrania. Cualquier cosa que le pasara a Chernóbil iba a afectar al resto del país”, asegura este ingeniero en una entrevista telefónica con Efe.

Sarcófago que cubre la entrada del reactor nuclear en Chernóbi. (Imagen de archivo)l
La Nación
Cualquier cosa que pasara dentro de la central, si la hubieran dañado, habría fugas de radiación que nos habrían afectado mucho. Era una gran amenaza.
Cuando las tropas rusas entraron en Chernóbil, los 177 soldados ucranianos que custodiaban la zona entregaron las armas por dos razones, según Semenov: porque los invasores tenían más armamento y porque disparar dentro de la central nuclear es, literalmente, jugar con fuego.
Tras horas de negociación con los rusos, alcanzaron un acuerdo para permitir que los expertos en mantenimiento continuaran con su trabajo para garantizar la seguridad del lugar, especialmente del sarcófago que contiene el reactor nuclear destruido parcialmente en el accidente de hace 36 años.
Pero como moneda de cambio, tomaron como rehenes a 169 soldados ucranianos, que fueron transportados en camiones hacia un lugar desconocido, posiblemente a Bielorrusia o Rusia, según las autoridades.
Una de las tareas principales de Semenov durante la ocupación fue “observar a los rusos” y advertirles de la peligrosidad de la zona. Pero todo fue en vano porque los soldados, todos ellos muy jóvenes, “tenían mucha curiosidad” por lo que iban encontrando en Chernóbil.
Saquearon todo tipo de artilugios, manipularon objetos contaminados e incluso juguetearon con las reliquias de una pequeña exhibición de los equipos que operaban en 1986, que también utilizaron para reforzar las barricadas en la planta nuclear.
Lo que más sorprendió a Semenov fue que los rusos usaron los troncos del denominado Bosque Rojo -una zona arbolada que absorbió ingentes cantidades de radiación tras el accidente y es ahora una de las áreas más contaminadas del planeta- para hacer hogueras, refugios y fortificaciones.
Después de que estuvieran una semana haciendo esto les tuvimos que suplicar que pararan porque estaban incrementando los niveles de radiación, y eso es muy peligroso.
Ahí también cavaron trincheras, levantaron polvo contaminado a su paso con tanques y camiones e instalaron puntos de control.
Según el jefe de la Agencia Estatal de Ucrania para la Gestión de la Zona de Exclusión, Yevhen Kramarenko, las tropas rusas que se atrincheraron en Chernóbil “experimentarán las consecuencias” a largo plazo por haberse expuesto a la radioactividad.
Los niveles de radiación no han podido ser medidos adecuadamente, en parte también porque los rusos robaron los dosímetros de los trabajadores y cortaron todas las comunicaciones de la planta.
Semenov continuó trabajando en Chernóbil incluso después de que las tropas rusas se retiraran el pasado 31 de marzo, y asegura que “en este momento, no hay peligro para los empleados” porque, para su alivio, los ocupantes “no cometieron grandes violaciones de la ley internacional”.
“Ahora ya no hay peligro ni para la instalación ni para el país entero. En mi opinión, hicimos un gran trabajo negociando y vigilando, y es por eso que estamos a salvo”, sentencia.

Rafael Grossi, Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
JOE KLAMAR / AFP
El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) condenó el martes la ocupación por parte de las fuerzas rusas durante varias semanas del sitio nuclear de Chernóbil en Ucrania como algo "muy, muy peligroso".
"La situación fue absolutamente anormal y muy, muy peligrosa", dijo el jefe del organismo de la ONU, el argentino Rafael Grossi, a la prensa durante una visita a la planta siniestrada en 1986, en el aniversario de la tragedia.
Grossi está acompañado en el lugar por un grupo de expertos "para entregar equipos vitales" (dosímetros, trajes de protección) y efectuar "controles radiológicos y de otro tipo", había indicado el OIEA el viernes pasado.
Estos expertos deben "reparar los sistemas de vigilancia a distancia, que dejaron de transmitir los datos hacia la sede" del OEA en Viena (Austria) poco después del inicio de la guerra. El ejército ruso se había apoderado de la central nuclear de Chernóbil, a 150 km al norte de Kiev, el primer día de la ofensiva de Moscú contra Ucrania, el 24 de febrero.
Según las autoridades ucranianas, se retiró a finales de marzo. Desde entonces, la situación ha vuelto gradualmente a la normalidad, según los informes diarios del OIEA basados en la información del regulador ucraniano.
Grossi ya había viajado a Ucrania a finales de marzo para sentar las bases de un acuerdo de prestación de asistencia técnica.
La Unión Europea (UE) advirtió este martes sobre la posibilidad de un nuevo desastre nuclear en Ucrania, a 36 años de la explosión de Chernóbil, debido a la ofensiva rusa, y pidió a Moscú que se abstenga de ataques en ese sector.
Las fuerzas rusas controlan la enorme central nuclear ucraniana de Zaporiyia, que a fines de febrero había sido alcanzada por fuego de artillería que provocó un incendio en edificios colindantes e hizo aumentar el temor a un desastre.
"La agresión ilegal e injustificada de Rusia en Ucrania vuelve a poner en peligro la seguridad nuclear en nuestro continente", advirtieron en un comunicado común el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, y la comisaria europea de Energía, la estonia Kadri Simson.
In 1986, we saw in Chornobyl one of the most horrific nuclear incidents in history. Today, Russia's aggression in Ukraine jeopardises nuclear safety.
— Josep Borrell Fontelles (@JosepBorrellF) April 26, 2022
We call on Moscow to return control of Zaporizhzhia plant and refrain from any actions against nuclear facilities.@KadriSimson https://t.co/4XEY3ZVFov
En el aniversario del accidente de Chernóbil en 1986, reiteramos nuestra máxima preocupación por los riesgos para la seguridad nuclear causados por las recientes acciones rusas en el sitio.
Los dos funcionarios europeos acusan a las fuerzas rusas de haber "dañado imprudentemente las instalaciones" de los sitios nucleares atacados.
De acuerdo con Borrell y Simson, la interrupción de las operaciones normales, "incluida la prevención de la rotación del personal, pone en peligro la operación segura de las centrales nucleares en Ucrania y aumenta significativamente el riesgo de accidentes".
Ucrania tiene 15 reactores en cuatro plantas operativas, además de depósitos de desechos como el de Chernóbil.
"Acogemos con satisfacción y apoyamos plenamente los esfuerzos del OIEA para brindar asistencia, a pedido del gobierno ucraniano", señalaron en su nota Borrell y Simson.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con información de EFE y AFP
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