Ángela Merkel quedó este domingo habilitada para formar su cuarto gobierno en Alemania, lo cual representa un éxito político evidente (va para 16 años en el poder), pero le espera un camino muy arduo para armar la nueva coalición y enfrentar la implacable oposición que le podría mellar su reconocida paciencia.
Fue un triunfo agridulce, si bien se trepó a la cima de la historia igualando el número de cuatro elecciones ganadas por el padre de la reunificación alemana y protector suyo, el excanciller Helmut Kohl.
Pero como Merkel ha probado ser diestra en manejar dificultades, es probable que encuentre un nuevo amanecer en sus nuevos socios, los liberales y los verdes, sobre los cuales ya puso su mirada, descartada una alianza con los socialdemócratas (SPD) que viven dramáticos momentos porque obtuvieron los peores resultados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Un gobierno de tres en la historia reciente es inédito, pero a Merkel le tocará hacer ese trabajo a partir de ahora. Y si en 2013 demoró 9 semanas negociando la conformación de su gobierno con un solo partido, el SPD, ahora esta nueva misión podría tomarle meses.
La coalición de Verdes y liberales con el CDU ya está siendo acogida como una forma de gobierno que revitalizará la política interna y externa de Alemania.
Merkel gobernará con dos líderes de mediano tamaño cuya factura democrática está garantizada y nunca ha sido puesta en duda.
Se trata de Christian Lindner, jefe de los liberales, partido que volvió ayer a tener representación en el Parlamento, después de una legislatura de ausencia por haber sufrido el rechazo de su electorado.
Los liberales lograron el 10,5 por ciento de los votos, lo que los posiciona como cuarta fuerza electoral. Este partido ya había sido socio de la coalición de gobierno del segundo mandato de Merkel, entre 2009 hasta 2013, cuando su líder era Guido Westerwelle, un político carismático, ya fallecido, que en su papel como ministro de Exteriores ejecutó una política internacional sumamente favorable para América Latina.
Los Verdes, una fuerza moderada que no ha gobernado con el CDU, no ha escondido su aspiración de colaborar con Merkel.
Su líder, Cem Ozdemir, de 51 años, es un político hijo de emigrantes turcos que dirige el partido desde el 2008. Representará la compatibilidad entre el desarrollo financiero con el cuidado del medio ambiente, la promoción de la energía renovable, la reducción de las emisiones, la integración de los inmigrantes, pero bajo los principios de la vida democrática de Alemania y el aprendizaje del alemán como requisito no mínimo, sino primordial para la integración.
Es un partido europeísta que promulga la economía ecológica y solidaria. Con este camino por delante, Alemania juega a mantenerse como la primera potencia europea y como interlocutor sólido, no solo en la política doméstica con una oposición más fuerte, sino con los más grandes jugadores del ajedrez político mundial.
EDULFO PEÑA*
Enviado especial de EL TIEMPO
Berlín
* Invitado por la Fundación Konrad Adenauer como observador de las elecciones en Alemania.
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