La crisis inminente en Ucrania, que amenaza a Europa con una guerra sin precedentes en los últimos 30 años, tiene su origen desde el año pasado cuando Rusia decidió, como en 2014, acumular tropas en la frontera con Ucrania.
El ministerio de Defensa ucraniano calcula que hay unos 127.000 soldados rusos en sus fronteras y que cuentan con abundante material militar, incluyendo centenares de blindados y misiles balísticos tierra-tierra de corto alcance.¿Por qué EE. UU. acusa a Rusia de crear un clima de Guerra Fría en Ucrania?
Eso sumado a que el Departamento de Estado de EE. UU. dio luz verde este jueves a tres aliados de la Otán para que envíen a Ucrania misiles antiblindaje y otras armas fabricadas en Estados Unidos, en una decisión que se produce en medio de la elevada tensión generada ante una posible intervención de Rusia en territorio ucraniano.
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A su vez, Moscú anunció este jueves ejercicios navales en enero y febrero en el Atlántico, el Ártico, el Pacífico y el Mediterráneo. "En total, más de 140 buques de guerra y de apoyo, más de 60 aviones, 1.000 elementos de equipamiento militar y unos 10.000 militares formarán parte" de esos ejercicios, indicó el ministerio de Defensa ruso, citado por las agencias de prensa de ese país.¿Cuáles son las verdaderas intenciones de Rusia en Ucrania?
La guerra de 2014 empezó después de que una revuelta política en Ucrania pudo derrocar a un presidente prorruso para poner en su lugar a uno proeuropeo. Rusia reaccionó provocando esa separación de facto del Donbás, la región suroriental de Ucrania que Kiev no controla y que es apoyada por Moscú con hombres, armas y dinero, anexionándose Crimea.
El conflicto provocó al menos 13.000 víctimas mortales y más de medio millón de desplazados. Desde entonces, Europa y Estados Unidos responden con sanciones a Rusia.
La escalada de la tensión empezó de nuevo a principios de 2021, con más enfrentamientos entre las tropas ucranianas y los separatistas armados del Donbás que dejaron decenas de muertos por ambos bandos.
Washington acusa a Rusia de amontonar a más de 100.000 hombres a pocas decenas de kilómetros de la frontera de Ucrania con la intención de lanzar una invasión militar. Moscú niega tener intención belicosa alguna y asegura que su despliegue no es tan importante y que además solo lo hace como medida de disuasión ante lo que considera “provocaciones” por parte de Ucrania.
Además, se especula que fomentó el desplazamiento de miles de migrantes a la frontera entre Bielorrusia -su aliado- y Polonia para desestabilizar a los países occidentales europeos.
En ese momento, los ministros de Defensa de la Otán se pusieron de acuerdo para respaldar a Ucrania, pero todavía sin venderle armamento de forma masiva.
Según el International Peace Research Institute de Estocolmo, referencia mundial en estudio del gasto militar de los países, Rusia gasta anualmente 65.000 millones de dólares en Defensa mientras Ucrania gasta 5.200 millones.

La situación continuará siendo peligrosa hasta que Rusia desista de sus ambiciones revanchistas, dicen los expertos.
AFP
Rusia asegura sentirse amenazada por la expansión de la Otán hacia sus fronteras, por lo que el Kremlin presentó unas inusualmente detalladas propuestas sobre seguridad a las que Estados Unidos ya ha dicho que no responderá formalmente.
Entre otras, se destacan la eliminación de la promesa de que algún día Ucrania será Estado miembro de la Otán, alejar sus maniobras militares de las fronteras rusas y que deje de colocar misiles de corto y medio alcance en Europa, algo que el secretario general de la Otán, Jens Stoltenberg, ya rechazó, al igual que el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken.
"El principal problema es que EE. UU. y la Otán no están dispuestos hacer ninguna concesión de ninguna clase sobre las demandas clave sobre la no ampliación de la Otán, el despliegue de infraestructura de la Alianza y su retorno a los límites de 1997". "Y, por supuesto, también a lo que se refiere a las garantías vinculantes sobre el no emplazamiento de sistemas (ofensivos) cerca de nuestras fronteras", dijo Serguéi Riabkov, viceministro de Exteriores ruso.

Una imagen satelital muestra una descripción general del equipo desplegado en las instalaciones de Klimovo, Rusia.
EFE
Estados Unidos ha pedido una solución diplomática con Rusia para resolver las tensiones en Ucrania pero, al menos en público, las dos grandes potencias permanecen en las antípodas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer mandatario ruso, Vladimir Putin, sostuvieron una llamada telefónica a principios de diciembre, Biden amenazó a Putin con sanciones "como nunca había visto" si atacaba a Ucrania.
Rusia y su élite dirigente ya son objeto de numerosas represalias económicas de los países occidentales por la cuestión ucraniana y la represión en el país, pero ninguna de estas medidas ha hecho cambiar de actitud al Kremlin, más bien lo contrario.
Posteriormente, a finales de diciembre de 2021, Biden y Putin hablaron de nuevo por teléfono para hacer prevalecer la vía diplomática en la crisis generada por la amenaza de una invasión rusa a Ucrania.
Durante enero, delegados de ambos países se reunieron en Ginebra para una ronda de diálogos -que incluyeron a la Otán- pero que no surtieron un mayor efecto.
Finalmente, Blinken viajó esta semana a Europa en una gira diplomática que lo llevará este viernes a hablar con su par ruso, Serguéi Lavrov, con miras a mantener el diálogo como la opción más acertada para salir del conflicto.

Putin, mandatario ruso, y Biden, presidente de EE. UU.
AFP
Riabkov dijo que Rusia quería garantías legales y vinculantes de la OTAN de que no se expandiría a Ucrania, una antigua república soviética enfrentada a una rebelión prorrusa desde 2014.
También solicitó la retirada de la declaración de Bucarest de 2008 de la Otán, que abría la puerta a una eventual adhesión de Ucrania y Georgia. "Vemos una amenaza de que
Ucrania se integre cada vez más a la Otán sin ni siquiera volverse un miembro formal de la organización. Esto se encuentra en el centro de los intereses de seguridad de Rusia", afirmó.
Blinken descartó de antemano esta exigencia, asegurando que "una nación simplemente no puede dictar a otra su elección".
Bill Taylor, antiguo embajador estadounidense en Ucrania, dudó que hubiera una forma de resolver estas diferencias.
La administración Biden "no se ha inmutado, a pesar de toda la presión y la tentación, y desde mi punto de vista no va a hacerlo", dijo Taylor, ahora en el centro de estudios Institue of Peace de Estados Unidos. "Hacerlo sería tratar a Ucrania como un Estado no soberano", indicó.
Pero, en su opinión, el Tratado INF ofrece una vía de avance siempre que Putin descarte una invasión. "Si él quiere tener una negociación sobre sus preocupaciones de seguridad, Estados Unidos y la Otán han indicado que están muy dispuestos", insistió.
A pesar de las declaraciones estadounidenses, es poco probable la entrada de
Ucrania o Georgia a la Otán en el corto plazo, ya que hay países europeos muy reticentes a comprometerse a defender a naciones que ya están en conflicto con Rusia.
El Departamento de Estado dio luz verde este jueves a tres aliados de la Otán para que envíen a Ucrania misiles antiblindaje y otras armas fabricadas en Estados Unidos.
Según informa la revista Político, los aliados bálticos de la Otán: Estonia, Lituania y Letonia, podrán transferir a Ucrania armas de fabricación estadounidense como misiles antiblindaje y antiaéreos.
La administración Biden también comenzará el proceso de envío de misiles antiblindaje, municiones y otros equipos por valor de 200 millones de dólares a
Ucrania en los próximos días.
Según las regulaciones de control de exportaciones, los tres países debían obtener la aprobación del Departamento de Estado antes de transferir sus armas a
Ucrania.
Además, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió este jueves a Rusia con sanciones "masivas" en caso de una acción militar en Ucrania, con efectos potencialmente devastadores para la balanza comercial rusa.
"Si la situación se deteriora, si hay más ataques a la integridad territorial de
Ucrania, responderemos con sanciones económicas y financieras masivas", dijo von der Leyen en un discurso transmitido durante una sesión virtual del Foro Económico Mundial.
"La Unión Europea es, de lejos, el mayor socio comercial de Rusia y, es con distancia, el mayor inversor. Y sí, esta relación comercial es importante para nosotros. Pero es mucho más importante para Rusia", añadió.
REDACCIÓN INTERNACIONAL