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Europa

Cómo se vive por dentro la nueva ola de la pandemia en España

Otro de los grandes afectados de Europa fue España. El primer positivo diagnosticado fue confirmado el 31 de enero de 2020 en la isla de La Gomera y el primer fallecimiento ocurrió el 13 de febrero en la ciudad de Valencia. 

En España el pico del nuevo coronavirus se registró en las últimas semanas de marzo. Entre el 23 y 27 de marzo el país europeo registraba más de 7.500 casos diarios. El 26 de marzo se registraron 9.159 nuevos infectados, siendo este el día con más casos reportados.

En la actualidad, España cuenta con más de 245.000 casos y más de 28.300 fallecidos. Es el sexto país con más infectados del mundo.

Otro de los grandes afectados de Europa fue España. El primer positivo diagnosticado fue confirmado el 31 de enero de 2020 en la isla de La Gomera y el primer fallecimiento ocurrió el 13 de febrero en la ciudad de Valencia. En España el pico del nuevo coronavirus se registró en las últimas semanas de marzo. Entre el 23 y 27 de marzo el país europeo registraba más de 7.500 casos diarios. El 26 de marzo se registraron 9.159 nuevos infectados, siendo este el día con más casos reportados. En la actualidad, España cuenta con más de 245.000 casos y más de 28.300 fallecidos. Es el sexto país con más infectados del mundo.

Foto:EFE

Director de neumología de hospital un madrileño explica cómo afecta la segunda oleada en el país.

El coronavirus no abandona España. Continúa, aunque ha cambiado su modo de actuar. Y mantiene a Madrid en la diana, al igual que en el primer semestre del año. Julio Ancochea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital de la Princesa, uno de los más importantes de la capital española, conoce todas las caras del virus y sobre ellas habla con EL TIEMPO.

¿Cómo se compara la situación actual con la de la primera oleada de coronavirus en Madrid?

Contrasta terriblemente con el caos que vivimos a finales de marzo y principios de abril. Aquello fue un tsunami, una pesadilla, algo que no nos cabía en la cabeza. En 72 horas hubo que habilitar camas para ventilar e intubar a los enfermos en casi todas las áreas del hospital.
Veía a mis compañeros de servicio agostados física y emocionalmente; no podían más. Madrid era la zona cero. Ahora lo es también porque cada vez hay más PCR [pruebas de diagnóstico] positivos y más infecciones, pero es diferente: va más despacito.

Aparte del agotamiento propio de la profesión, estaba el drama humano detrás de los pacientes…

Eso fue tremendo. En el Hospital de la Princesa tenemos un proyecto para recuperar los valores en una dimensión más humana, humanizada y humanista de la medicina.
La entendemos como ciencia en la vivencia también del arte, del sentimiento.
Creemos en una medicina basada en los afectos y que eso es inherente a la vocación. Conlleva generosidad, solidaridad, pensar en el paciente, en su entorno, en sus condiciones sociales.
Durante esta etapa hubo que llevar esos valores a sus últimas consecuencias. Había mucho estrés. Los pacientes estaban solos en sus habitaciones y no podían comunicarse con los suyos; estaban esperando a que llegase la enfermera para apretar un guante de plástico.
Mientras se pudo, había uno por habitación y se vivieron dramas como que llegaba la enfermera a tomar las constantes del enfermo y encontraba que había fallecido. Muchas veces no sabíamos qué hacer y teníamos que llamar al comité de ética asistencial porque solo había dos camas para ocho enfermos…
El neumólogo Julio Ancochea.

El neumólogo Julio Ancochea.

Foto:Archivo particular

¿Se enfrentaron a muchos dilemas?

Fue tremendo. Te creaba una inquietud, una desazón interior, junto con la incertidumbre. Trabajábamos empíricamente y de hecho algunos de los esquemas terapéuticos que se pusieron en marcha al principio, hoy están denostados por los hipotéticos efectos secundarios.
Todavía no había nuevos productos y luego llegaron los ensayos clínicos. Empezamos a recibir publicaciones que nos orientaban, pero era más arte que ciencia.
Había que poner mayor énfasis en los sentimientos, que todo girase en torno a la dignidad de esas personas que vivían una situación dramática.
Lo más positivo es que sacó lo mejor de los profesionales sanitarios y nos unió. Teníamos un objetivo común que era salvar vidas. Eso fue emocionante.
Regreso a clase en España

Regreso a clase en España

Foto:EFE

Usted conoce todas las caras del virus porque también se infectó, así como su esposa (enfermera) y su hijo…

Esto vino como tsunami que se lo llevó todo por delante. Los equipos de protección individual escaseaban y nosotros, por nuestra propia responsabilidad para con el enfermo, a veces no guardamos las medidas.
En nuestro servicio somos 20 neumólogos y nos infectamos 16. En mi caso, estuve de baja durante dos semanas y me volvía loco por volver a trabajar.
Tenía mala conciencia. Madrugaba y estaba en contacto permanente con los compañeros y con los familiares de pacientes. Fueron más duros para mí los 14 días que estuve en casa que la lucha durante esas semanas.

La segunda ola

¿En qué se diferencia el comportamiento del virus hoy del del primer semestre?

En general son cuadros más benignos, se producen en gente más joven y damos el alta más precozmente. Los derivamos a consultas poscovid que tenemos estructuradas.
Estamos viviendo una situación inquietante, pero no llega a aquel drama de antes. Ahora nos preocupan otras circunstancias. Por ejemplo, en España es el inicio del curso académico y no sabemos cómo va a impactar. Estamos expectantes.

¿Se sienten preparados para lo que pueda venir?

Ahora conocemos mejor la enfermedad, a pesar de que sigue siendo enigmática. Tenemos más claras las herramientas terapéuticas, los fármacos que funcionan y los que no.
Ya nos reunimos los intensivistas con los de reanimación y los neumólogos, antes de que llegue el tornado; en la otra ola lo hicimos cuando ya nos había arrasado. En nuestro servicio tenemos en marcha diversos proyectos de investigación y ensayos clínicos.
Estamos trabajando con otros grupos, con inteligencia artificial, analizando grandes series de casos, estudiando el comportamiento en pacientes con epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), con asma… a la mujer en perspectiva de género… Hemos profundizado en los fármacos biológicos… Estamos más preparados.
Dos turistas salen del tradicional mercado de la Boquería, en Barcelona, ciudad muy golpeada por el virus.

Dos turistas salen del tradicional mercado de la Boquería, en Barcelona, ciudad muy golpeada por el virus.

Foto:Efe

Son muchos avances en solo seis meses.

Sigue habiendo incógnitas difíciles de entender, pero ahora lo tenemos todo más protocolizado.
Aprendimos a tener sesiones bibliográficas a diario. Ahora ingresamos a los enfermos en Neumología y sabemos qué analítica y exámenes pedirles, los estratificamos en función de la gravedad y del tiempo desde el inicio de los síntomas, etc.
Tenemos todo estandarizado. Contamos con datos propios, series amplias, trabajamos con jóvenes ingenieros y eso nos permite crear grandes bases de datos y sacar conclusiones.

¿Qué características presentan los pacientes de esta ola?

Un estudio reciente habla de que en los ingresos actuales no llegan a la tercera parte los mayores de 60 años. Son, pues, más jóvenes. En las vacaciones la juventud ha sido menos disciplinada a la hora de adoptar las medidas preventivas. Y los mayores se cuidan más.
Por otra parte, hemos observado que el fenotipo de mujeres de origen latinoamericano —también varones, pero sobre todo mujeres— con sobrepeso puede ser propenso. Queremos hacer un estudio para analizarlo mejor porque en la ola pasada no lo vimos.
También hemos notado que pocos pacientes con epoc, que son generalmente mayores, han ingresado al hospital. Tal vez porque han sido más prudentes, pero también estamos trabajando la hipótesis de que los corticoides inhalados que usan tienen un efecto protector al ser antiinflamatorios.

¿Han profundizado sobre las diferencias entre el hombre y la mujer frente al coronavirus?

Sí, hicimos un estudio un estudio en cinco mil pacientes con PCR negativo y vimos que es diferente. Los cuadros de los varones eran más graves.
Se le empezó a dar importancia a una enzima de conversión de la angiotensina, que es más abundante en hombres.
Creemos que la mujer puede tener ciertos factores protectores, sobre todo la premenopáusica, como la protección estrogénica. Además, hemos visto que las comorbilidades son diferentes.
Por ejemplo, las cardiovasculares son mucho más frecuentes en el varón, mientras que en la mujer predominan el asma y los trastornos de la esfera psicoafectiva (la ansiedad, la depresión, etc.).
También vemos que en general son más jóvenes y con síntomas diferentes: más dolor de cabeza, más anosmia (pérdida del olfato), más ageusia (pérdida del gusto), pero menos disnea [dificultad respiratoria], fiebre más baja, etc.
Imágenes de las playas en Barcelona durante el pasado fin de semana.

Imágenes de las playas en Barcelona durante el pasado fin de semana.

Foto:AFP

¿Podría haber un latigazo repentino?

De momento tenemos una pequeña ola, la suma de rebrotes, que va creciendo semana a semana y no sé hasta dónde avanzará. La preocupación con la llegada de las bajas temperaturas es la coexistencia con el virus de la gripe y con el virus respiratorio sincitial, que produce la bronquiolitis en niños y ancianos.

Una mirada a Colombia

España va por delante que Colombia en cuanto a la evolución del coronavirus. ¿Qué puede aconsejarle?

La idea que tengo es que allí ha llegado más despacito y más tarde. Las autoridades sanitarias han sido a lo mejor más coherentes que las nuestras y han tomado medidas preventivas antes de que apareciese el caos.
Es buena señal. Ahora conocemos mejor la enfermedad, tenemos más recursos, más fármacos. La mala noticia para Colombia es que la sanidad pública no es óptima.

¿Alguna indicación respecto al desconfinamiento que se está produciendo en Colombia?

Hay que hacerlo con mucho sentido común. Se necesita liderazgo científico, transparente, multidisciplinar, despolitizado, de expertos, basado en el conocimiento científico.
Y también, unidad de las diferentes instituciones y organismos, que produzca confianza para que la población colombiana adopte en cada momento las medidas que le son transmitidas.

Hacia el futuro

¿Tiene esperanza en las vacunas más avanzadas?

Claro que sí. Me da rabia la guerra de las vacunas porque es a ver quién corre más. Se echa de menos una mayor colaboración entre los gobiernos y entre las grandes multinacionales farmacéuticas.
Hay vacunas que tienen buena pinta. Al respecto, hay optimistas y pesimistas. Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología, cree que en diciembre podremos disponer de ella, aunque piensa que el coronavirus es el Messi de los microorganismos: regatea en corto, te deja sentado mirándolo con cara de tonto y pasa por tu lado de forma espectacular…

¿Qué secuelas está dejando la pandemia en la sociedad?

En los pacientes que han padecido la infección hay secuelas pulmonares, embolias de pulmón, fibrosis pulmonar poscovid. Y, además, trastornos neuropsiquiátricos, depresión y astenia.
Hay secuelas también en la sociedad: en los familiares y amigos de las personas que ya no están aquí. Una sensación de duelo y de temor invade gran parte de la sociedad española.
Además, hay secuelas en los profesionales de la sanidad. Hay gente que no resistiría una ola como la que vivimos antes.
Pero hay que transmitir entusiasmo, esperanza… Se está investigando, cada vez sabemos más, los gobiernos están invirtiendo en investigación, los equipos se están coordinando, se están estableciendo redes internacionales de colaboración, los profesionales sanitarios han dado la cara y la van a seguir dando.
Los políticos tienen que profundizar en lo mucho que les tiene que unir y no en lo que los separa. Esto es una tarea colectiva: tenemos que ir juntos contra el virus porque este puñetero es Messi.
JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MADRID
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