Los habitantes de Roma viven este miércoles el segundo día de restricciones de movilidad que impuso el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, en todo el territorio para intentar contener el avance del coronavirus. La enfermedad deja, hasta el momento, 827 fallecidos, más 10.500 contagiados y 1.045 personas curadas, reportó EFE .
Los más de 60 millones de italianos han tenido que cambiar sus rutinas. Las salidas a las calles son estrictamente para lo necesario, las actividades educativas están suspendidas hasta el próximo 3 de abril y los eventos deportivos y las reuniones masivas han sido cancelados.
Incluso, la agencia AFP informó que autoridades ya multaron a 48 personas en Sicilia que participaban en una procesión fúnebre, incumpliendo las disposiciones impuestas por el gobierno.
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Salamah Shatnawi, de 29 años y quien vive en Roma, le contó a EL TIEMPO que completó dos días sin salir de casa. Shatnawi enseña árabe en la ‘Escuela Internacional de Roma’ (Rome International School) y ha debido impartir las clases que les dicta a niños a través de una plataforma digital que dispuso la institución.
“Crearon una red online para dictar las clases. Cada profesor toma una hora y hacen ejercicios para los niños. Intentamos que las clases sean didácticas para que olviden lo que está pasando”, comentó Shatnawi.
De hecho, cuando se digita la dirección URL del sitio web del lugar en que Shatnawi trabaja aparece un mensaje que especifica que las clases del instituto serán todas vía digital, siguiendo las directrices impuestas por el gobierno para contener la epidemia.

Este es el mensaje que aparece en la página web de 'Rome International School'. El texto insta a sus miembros a tomar las actividades remotamente.
Archivo particular
Shatnawi explicó que el idioma que enseña los niños los aprenden con mayor facilidad a través del lenguaje corporal. Las clases virtuales dificulta la enseñanza a través de una computadora, al limitar el lenguaje no verbal. Aunque son un alivio en medio del confinamiento que deben mantener, hace que sus alumnos “no aprendan tan rápidamente”.
“Es feo estar (encerrado) en casa. No solo es algo físico, también es emocional. No salir, no poder encontrarse con amigos, esas son las ideas que destruyen”, agregó Shatwani quien vive en la capital italiana desde hace 4 años.
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Otro caso es el de Elizabeth, una abogada de 54 años que vive en Roma, y quien tuvo que dejar sus labores profesionales para quedarse en casa con su hija de 18 años quien está tomando clases vía Skype. “Las calles están completamente vacías; es una situación surreal. Los bares, los restaurantes y las peluquerías, por ejemplo, están cerradas”, le describió Elizabeth a este medio.
Además, la abogada comentó que cuando sale de su hogar, las autoridades le piden que justifique por qué sale de su casa. “Ellos controlan cuando sales de casa y te piden que digas si vas para el supermercado, la farmacia o a conseguir víveres”, describió. Elizabeth y su hija tienen una mascota, y solo les permiten pasearla durante 5 minutos. “Solo podemos hacer una pequeña caminata”, contó.
“Esto es duro desde el punto psicológico porque no puedes ver a tus padres. Mi madre tiene casi 80 años y no puedo visitarla”, dijo.
El gobierno ha dicho que está trabajando para que las tiendas estén siempre abiertas al público abastecidas de productos de primera necesidad. Italia ha sido el país más afectado por la epidemia del coronavirus, luego de China.
Por otro lado, Natalia Cano, una barranquillera de 23 años, también residente en Roma y quien trabaja en el sector de bienes raíces en ese país, contó que sus días de restricción consisten en trabajar desde su casa. Sale únicamente para hacer las compras estrictamente necesarias y a estar atenta a las directivas que da el gobierno.
“La ‘Vía del Corso’ (una vía principal y concurrida) está vacía; las tiendas sin gente y las pocas personas en las calles están con tapabocas y guantes”, describió Cano. La colombiana residente en Italia también contó que en el sector que trabaja se ha sentido la diferencia de flujo de clientes. En su trabajo “están pensando en cerrar algunas sedes mientras pasa todo para no desperdiciar recursos económicos innecesariamente”, agregó.

Restaurantes, bares y principales centros turísticos han cerrado sus puertas como medida preventiva.
EFE
La agencia AFP también reportó lo que ocurrió las primeras horas en Roma. Lo describieron como un ‘silencio aterrador’ que reinaba las calles romanas en los comienzos de esta restricción de movilidad. Bares y restaurantes de las zonas turísticas y los centros de comercio estaban cerrados y las vías permanecían desiertas.
“La salsa de tomate, el atún y el papel higiénico son los productos más vendidos, además del gel desinfectante”, le comentó a la agencia AFP una persona que trabaja en un supermercado mientras ordenaba los productos en una estantería vacía.
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Ante las nuevas restricciones, los ciudadanos italianos están pendiente de las noticias y a las declaraciones que da el gobierno para organizar sus actividades laborales, educativas y las compras necesarias. “Esperamos que esto no dure más de 6 o 7 días. Pero las noticias dicen que hasta el 3 de abril y eso nos da miedo”, puntualizó Shatnawi.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
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