Hace tres años la presencia del yihadismo en España tomó forma de la manera más dramática posible: con los atentados que tuvieron lugar en Cataluña, en los que resultaron 16 ciudadanos muertos, además de ocho terroristas. Tres partícipes permanecen en prisión mientras comienza el juicio.
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Ahora, pese a que su actividad está mermada y no ha vuelto a protagonizar ataques, el radicalismo musulmán continúa en el país y, más aún, ha aprovechado el confinamiento y la pandemia para reclutar adeptos.
Se trata sobre todo de “lobos solitarios”, que pueden actuar por sí mismos. De acuerdo con los responsables de la lucha contra el yihadismo de la Guardia Civil y la Policía Nacional españolas, la posibilidad de que estén conectados a internet durante numerosas horas los ha radicalizado.
La persona “puede ser de origen árabe u occidental y, por diversos motivos, acabar convencida por la abundante propaganda que el Estado Islámico difunde en internet”, explican desde la Comisaría General de lnformación de los Mossos d´Esquadra (policía catalana).
“Les incitan a salir a la calle el día que estén dispuestos a ello y empezar a apuñalar a todo aquel que se encuentren”, señala el jefe de la Unidad de Terrorismo Internacional de la Guardia Civil.
A ello se suma la permanencia durante mucho tiempo en el domicilio, la pérdida de empleo y la desprotección que pueden sentir. En épocas de angustia la gente es más susceptible y, por tanto, fácil de convencer.
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El Estado Islámico (EI) destaca ante los actores solitarios en Europa las ventajas que ofrece la pandemia para actuar. Por una parte, hay menos multitudes, lo que da visibilidad a las fuerzas de seguridad y al personal sanitario, a quienes pone como diana. También señala otros blancos: hospitales y hoteles con gente confinada. Y llama la atención sobre la facilidad que aportan los tapabocas para ocultar la cara.
Estos “lobos solitarios” o “iluminados” no necesitan establecer un contacto con el EI. Actúan por su cuenta y les basta un arma blanca o un carro. Los últimos siete ataques que han tenido lugar en Europa en 2020 —cuatro en Reino Unidos y tres en Francia- fueron protagonizados por este tipo de personas.
¿Qué les dicen el Estado Islámico o Al Qaeda para convencerlos? Carola García-Calvo y Sergio Altuna Galán, investigadores del Real Instituto Elcano, lo resumen así: “¡Castigo de Alá!”.
Y las dos organizaciones coinciden en que es lo que Occidente recibe por su infidelidad. Al Qaeda también señala que la usura es la causa de la ira de Alá y el EI que es la venganza por los ataques que ha recibido en sus territorios.
De acuerdo con García-Calvo y Altuna, “las referencias sobre la pandemia han ido evolucionando desde que comenzase siendo descrita como ´un castigo impuesto a la nación idólatra de China por sus crímenes contra la comunidad uigur (etnia china) pasase por tratarse de ´la venganza de Alá contra Irán por su apoyo al régimen sirio` o la penitencia de Occidente por haber sentado las bases del capitalismo”.
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Eruditos yihadistas, además, aprovechan para reforzar sus argumentos. Según ellos, por ejemplo, el coronavirus, que impuso el uso de tapabocas, cierra el debate sobre si las mujeres deben cubrirse la cara. También demuestra que el ocio nocturno es pernicioso al haber obligado el cierre de bares y discotecas.
Al mismo tiempo, ambas organizaciones creen que es buen momento para aprovechar el abatimiento sicológico de la gente. Al Qaeda incluso hace un llamado a Occidente para que se convierta al Islam, dado que está comprobado que ante el coronavirus no sirven ni sus ejércitos, ni su tecnología ni las riquezas.
La Policía y la justicia han continuado sus acciones contra el terrorismo islámico, pese a que otros temas de la actualidad, como la pandemia, se imponen en el escenario público.
Por otro lado, el juicio a los tres detenidos por el atentado de agosto de 2017 en Cataluña comenzará dentro de poco, luego de que se haya dado por terminada la investigación.
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A dos de ellos se les atribuyen los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos. Al otro, el de colaboración en organización terrorista. A ninguno, sin embargo, se le juzgará por la muerte de las 16 víctimas. Todos los que participaron directamente fueron abatidos por los policías.
El yihadismo, pues, no ha desaparecido en España. Tiene facilidad para adaptar su discurso a las circunstancias que se viven en cada momento y la pandemia no es una excepción.
JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MADRID