La jornada se realizó en algunos de los 2.315 colegios previstos por el gobierno regional catalán para la votación, en lugares como Barcelona o la comarca del Ampurdán, en el norte de Cataluña, pese a los numerosos fallos informáticos que dificultaban el proceso.
En otros, las fuerzas de seguridad impedían la votación incautando urnas y papeletas, en medio de escenas caóticas.
En el polideportivo donde debía votar el presidente catalán Carles Puigdemont, en la localidad de Sant Julià de Ramis, la Guardia Civil montó un cordón para impedir el acceso a decenas de personas que los increpaban, constató la AFP.
Los agentes forzaron la puerta y se desplegaron dentro para incautar el material electoral, ante un grupo de personas que puño en alto cantaban Els Segadors, el himno catalán.
El independentista Puigdemont tuvo por ello que votar en otro centro, en el pueblo de Cornellà del Terri, a pocos kilómetros de distancia en la misma provincia de Gerona, indicó el gobierno catalán. También votó su vicepresidente, Oriol Junqueras.
En el colegio Ramón Llull, en Barcelona, los agentes de la policía forzaron primero la verja y luego la puerta de cristal del edificio, en medio de decenas de personas que se precipitaron para intentar cerrarles el paso.
Finalmente, los policías se llevaron una urna y bolsas de plástico con material electoral, mientras la gente les gritaba "¡Votaremos!" y "¡Las calles serán siempre nuestras!".
“Se han llevado las urnas por la fuerza, porque los presidentes de las mesas agarraban las urnas con las dos manos y se las arrancaban literalmente de las manos mientras nosotros seguíamos cantando Els Segadors y gritando Viva la Democracia", explicó el apoderado de este colegio, Marc Carrasco.
Pese a toda esta situación, el gobierno catalán afirmaba en un tuit que su compromiso "era y es hacer todo lo posible para que los catalanes puedan votar hoy". En total, 5,3 millones de catalanes estaban llamados a votar.
Desde cuatro horas antes del comienzo del voto, miles de ciudadanos, en Gerona, Barcelona, Lérida o Tarragona se reunieron pacíficamente ante los centros de votación, para intentar protegerlos del cierre y desalojo ordenado por una jueza.
"En Cataluña estamos en el punto que creemos que es esencial decidir si continuamos con el Estado español", decía a la AFP Pau Valls, universitario de 18 años que acampó la noche anterior ante el colegio Jaume Balmes en el centro de Barcelona.
AFP Y EFE
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