Alemania dio su mayor giro desde la caída del Muro de Berlín. Mientras casi medio millón de alemanes se manifestaban en las calles de Berlín contra el ataque ruso a Ucrania, su gobierno ponía las bases de un cambio copernicano. La Alemania tímida salida de la Guerra Fría, la que gastaba en defensa muy por debajo de su peso económico, la que tenía la mayor parte de sus cazabombarderos en tierra por falta de suministros y entrenamiento de sus pilotos, murió ayer. La misma que con los cancilleres Gerhard Schröeder y Angela Merkel intentó apaciguar a Rusia, negociar con Rusia, hacer negocios con Rusia, ya no existe. Ayer nació otra Alemania.El doble de Vladimir Putin teme por su vida por guerra en Ucrania
La primera potencia europea, después de asumir su responsabilidad económica al inicio de la pandemia, asume ahora su centralidad en el continente y su papel en la historia. Si la clase política cumple su palabra, Alemania será en pocos años la primera potencia militar europea tras las fuerzas nucleares francesas y británicas. Ese refuerzo irá a protegerse y también a ayudar a la protección, en el marco de la Otán, del flanco oriental europeo.
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El jefe de gobierno, el socialdemócrata Olaf Scholz, explicó en el Bundestag (Parlamento) que el ataque de Putin a Ucrania es “un parteaguas en la historia, nada será como antes”. Scholz dijo varias veces que se trata de “la guerra de Putin, no la guerra de los rusos”.
Seguidamente llegaron los anuncios. Scholz dijo que su país creará inmediatamente un fondo de 100.000 millones de euros (es superior al presupuesto militar ruso) a gastar en tres años, que se añadirá a los presupuestos de Defensa ordinarios. También dijo que estos aumentarán para alcanzar el 2 por ciento del PBI germano, como exige la Otán. Y que se quedará de forma permanente en ese nivel. La justificación es que, según Scholz, “la guerra de Putin provocó una falla en nuestra política exterior”.
Los discursos que siguieron al de Scholz muestran que la Alemania de ayer no será la de hoy y que las certidumbres geoestratégicas de la primera potencia europea, sus informes de política exterior, están todos caducos. Pocas horas antes de este trascendental anuncio, Scholz había anunciado que se levantaba la prohibición de exportar armas letales al anunciar el envío de miles de proyectiles antitanque y otros insumos a Ucrania.
La oposición está con Scholz. El nuevo líder de la CDU, Friedrich Merz, el hombre que sustituyó a Merkel a la cabeza de los conservadores, aseguró que apoyará al gobierno. Dijo Merz que “de forma brutal, un sistema autoritario lanzó una guerra de agresión en el corazón de Europa. La guerra de Ucrania sucede a menos de dos horas de avión de donde estamos”.
El conservador dijo también que los rezos por la paz son bonitos, pero que la moral “ella sola no será suficiente para hacer un mundo más pacífico. Las buenas palabras no han ayudado a Ucrania, tampoco aplazar su ingreso en la Otán.Merz dijo que apoya a Scholz para que Alemania “se prepare para remediar sus flaquezas, la tarea histórica de este gobierno”.
Annalena Baerbock, canciller y líder de los verdes, dijo que las puertas de Alemania están abiertas para quienes huyen de la guerra (sus ferrocarriles cargan desde ayer a refugiados en la frontera de Ucrania con Polonia y los conducen a Alemania). La ecologista, al mando de la diplomacia, dijo que “como el mundo ha cambiado, nuestra política exterior debe cambiar”.
La tercera pata del gobierno, la del liberal Christian Lindner, dijo que para Alemania es “el fin de las ilusiones sobre la Rusia de Putin. Estamos del lado de los ucranianos”. Lindner, ministro de Finanzas y hasta hace unos días el hombre que guardaba la llave de los dineros, abrió la caja: “La agresión contra Ucrania es un ataque contra todos nosotros. Vamos a aislar a Rusia. Económica, financiera y políticamente. Vamos a mantener el esfuerzo a largo plazo y estamos dispuestos a pagar el precio porque es el precio de la paz y de la libertad”.
Alemania se había caracterizado hasta ahora por una política de contención hacia Rusia, lo que le permitía un entramado de relaciones energéticas y financieras muy estrechas con Moscú, lo que a veces la hacía parecer débil o rehén de los gestos autoritarios de Putin. De ahí que uno de los anuncios de Scholz se dirigió al empeño de su gobierno por romper la dependencia energética de Rusia. En este sentido, aseguró que una política responsable y con visión de futuro es decisiva no solo para la economía y el clima, sino también para la seguridad. Para ello, además de agilizar el desarrollo de las energías renovables, será fundamental aumentar las reservas de carbón y gas –en este último caso en 2.000 millones de metros cúbicos–, dijo, al tiempo que anunció la construcción de dos terminales de gas natural licuado.
IDAFE MARTÍN PÉREZ
Para EL TIEMPO
Bruselas
La Unión Europa (UE) acordó ayer, por primer vez en su historia, organizar y financiar, con 500 millones de euros, el aprovisionamiento de armas en una guerra en un país tercero, en este caso la que libra Ucrania contra el invasor ruso. “Hemos decidido utilizar nuestras capacidades para dar armas, armas letales, asistencia letal al Ejército ucraniano, por valor de 450 millones de paquetes de apoyo, y 50 millones más para suministros no letales, como combustible y equipos de protección”, anunció el alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
“Vamos a enviar inclusive aviones de combate. No estamos hablando apenas de munición. Estamos proporcionando el armamento más importante para una guerra”, dijo el español.