La Unión Europea (UE) y Cuba firmaron este lunes un acuerdo político que busca ayudar a las compañías del bloque a posicionarse mejor para una transición a una economía más abierta y permitirle presionar por más derechos políticos en la isla.
En el mayor avance diplomático desde que la UE levantó las sanciones contra el país socialista en el 2008, el llamado acuerdo de cooperación y diálogo político constituye el primer trato entre Cuba y el bloque de 28 naciones.
Aunque modesto en alcance, el acuerdo se produce después de dos décadas de trabajo para establecer un marco de relaciones más estrechas con Cuba, y ocurre dos semanas después de la muerte del líder Fidel Castro, cuyas prácticas de detención de disidentes obstaculizaron la posibilidad de mejorar lazos.
“Estamos comenzando a escribir un nuevo capítulo juntos”, dijo la jefa de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, durante la ceremonia de firma del pacto junto con el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en Bruselas.
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Tras ofrecer sus condolencias por la muerte de Castro, Mogherini dijo que la UE se acerca a Cuba mientras el país caribeño atraviesa por un “profundo cambio”.
Funcionarios europeos dicen que el pacto ofrece a diplomáticos y funcionarios del bloque el derecho de abordar asuntos de derechos humanos directamente con Cuba y presionar moderadamente por reformas.
Mogherini dijo que el bloque también derogó una política de “posición común” en torno a Cuba que databa de 1996 y establecía condiciones de derechos humanos y democracia en la isla para avanzar en las relaciones diplomáticas.
Cuba siempre ha considerado que estas condiciones constituyen una interferencia en sus asuntos internos.
Rodríguez dijo que el acuerdo desarrollaría enlaces comerciales, culturales, financieros y científicos con la UE y añadió que es una prueba de que ambas partes “pueden lograr consensos a pesar de sus diferencias” y retornar al “respeto mutuo”. La normalización de las relaciones ha sido tortuosa en parte por la resistencia de algunos países de la UE a su propio pasado de gobiernos comunistas, mientras que el arresto de disidentes en La Habana en 2003 llevó al bloque a imponer sanciones diplomáticas, limitando los contactos. La cuestión de los derechos humanos estaba en el punto de mira, teniendo en cuenta que algunos Estados de la UE consideraban que el nivel de libertades en Cuba es insuficiente para avanzar hacia otro tipo de relación.
Según Mogherini, la UE se siente “satisfecha” con las dos rondas de diálogo celebradas sobre esa materia.
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