Quizá no haya un colombiano que haya llegado más lejos en la política local de EE. UU. que Lina Hidalgo. Graduada en Derecho de la Universidad de Stanford, esta inmigrante de 29 años es desde del 2018 la juez en jefe de Harris County, el condado más grande de Texas y el tercero más populoso del país.
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Hidalgo representa a más de cinco millones de personas dispersas en 33 ciudades (entre ellas Houston) y maneja un presupuesto anual de US $5.000 millones, que es más o menos el mismo monto que se aprobó para Bogotá en este 2020.
Hay otros, por supuesto, que sobre el papel son más vistosos, como Rubén Gallego, el único colombiano electo al Congreso de EE. UU. Pero, para ponerlo en contexto, en el distrito de Gallego, en Arizona, viven unas 770.000 personas, de las cuales 113.000 votaron por él en las elecciones pasadas. Hidalgo obtuvo casi 600.000 votos en ese mismo ciclo electoral.
La jueza se ha convertido en figura nacional por su defensa de los tapabocas para frenar la propagación de covid-19 en su condado, en abierta oposición al presidente Donald Trump y Greg Abbott, el gobernador republicano del estado de Texas. Y ya se habla de ella como una de las figuras del Partido Demócrata con más proyección. EL TIEMPO la entrevistó.
El título es un poco confuso. Mi posición no es judicial. El condado maneja un presupuesto de US$ 5.000 millones anuales para el sistema hospitalario, transporte, las cortes, control contra inundaciones, etc., y el juez es el ejecutivo del condado para manejar ese presupuesto, al igual que el manejo de emergencias, como huracanes o, en este caso, la situación del coronavirus.
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También manejamos las elecciones. Incluye la ciudad de Houston y 33 ciudades más, donde viven cinco millones de habitantes. Para comparar, es la misma cantidad de gente que vive en un estado como Colorado o Luisiana. Es un condado muy grande, muy diverso, donde viven muchos latinos.
Nací en Bogotá. Salimos del país cuando tenía cinco años. Eran épocas muy difíciles (los años 90), y mis padres, dada la violencia que había en ese momento, buscaron trabajo en otras partes, y les ofrecieron uno en Perú, luego en México, y acá llegamos cuando yo tenía 14. Eso sí, toda mi familia vive en Colombia, y hemos regresado cada uno o dos años. Pero EE. UU. es mi hogar.
Cuando llegué fue un contraste muy impactante. Ver las escuelas públicas, la que me tocó era increíble, canchas de tenis estudio para periodismo, muy buenos profesores, y desde allí comencé a pensar por qué en ciertos países pueden tener tremendos sistemas públicos de educación y en otros países no, por qué tanta corrupción en algunas áreas. Se me sembró la semilla de querer entender el Gobierno y qué lleva a gobiernos positivos y transparentes, y pues años después acá estoy.
Seems like ages ago when I had the honor of meeting VP Biden in March. Proud to be part of @TeamJoe. Tune in to the @demconvention tonight! https://t.co/WSVSbob8lS pic.twitter.com/xu0dLK3i0a
— Lina Hidalgo (@LinaHidalgoTX) August 17, 2020
Hay gente que planea esto toda la vida, pero a mí nunca se me ocurrió. Pero sí quería ayudar a que los gobiernos funcionaran mejor. Trabajé en ese tipo de proyectos en el sureste asiático, acá en Texas con ONG y equipos de abogados para tratar de empujar desde afuera.
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Después de las elecciones del 2016, cuando ganó Donald Trump, cambió mi perspectiva. Estaba haciendo mi máster y estudiando Derecho, y me dio la impresión de que todos los temas que venía trabajando, libertad de expresión, acceso a la salud, reforma del sistema judicial, iban a empeorar bajo su presidencia, y pensé: ‘Si una persona como él se puede postular y ganar, ¿por qué no yo?’.
Reconocí que el cambio que buscaba lo podía lograr de una manera más eficiente desde adentro del Gobierno. Y me postulé. Luego me di cuenta de que muchas personas como yo habían pensado lo mismo, y fue muy lindo por que salimos victoriosos.
Soy la primera mujer y la primera latina en tener esta posición. La Corte de Comisionados, que yo presido, llevaba 30 años bajo control republicano, y ahora los demócratas somos mayoría y este año y medio hemos podido cambiar muchas políticas.
El condado es muy diverso, casi el 40 por ciento somos latinos. Somos quizá el condado más diverso de todo el país. Y yo reflejo esa diversidad. Somos 50 por ciento de mujeres, pero nunca se había elegido a una mujer como juez.
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Creo que es un alivio para la comunidad tener una perspectiva diferente. Texas es muy conservador y, bajo esta presidencia, más antiinmigrante y antilatino, y ven que el condado más grande ahora está en manos de un gobierno que quiere representarnos a todos y por eso me atacan a nivel estatal y nacional. Pero la comunidad nos apoya.
No voy a negar que me atacan por ser mujer, latina y joven. Es triste que en lugar de debatir las políticas públicas y sus méritos intenten atacarme a mí. Lo veo, pero me resbala; seguimos adelante, y la comunidad está contenta con lo que venimos haciendo.

El presidente de EE. UU., Donald Trump.
Jeff Swensen /Getty Images/ AFP
Mi experiencia como inmigrante, el haber vivido en distintos países, me permite saber que no hay una sola respuesta a cada reto y que no se puede seguir haciendo lo mismo solo porque es la costumbre.
Para poner un ejemplo, cuando llegamos nos presentaron el presupuesto de US $5.000 millones para el año siguiente en una sola hoja, donde estaban los mismos proyectos del año anterior, pero con el incremento correspondiente por inflación.
No había ninguna evaluación sobre los programas ni comparaciones con otros condados o países. Lo que hemos hecho es revisar cada uno para mejorarlos, para adaptarlos a la realidad.
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Ahora somos nosotros los que recibimos delegaciones de otras partes que quieren ver cómo lo estamos haciendo. Venimos haciendo un trabajo muy importante para expandir el acceso al voto por que el estado -manejado por republicanos- hace todo por limitarlo. Y eso me enorgullece
Bueno, es fácil hacerlo porque ella también es latina, mujer y joven, y ella lidera proyectos que a mí me parecen importantes. Pero la diferencia es que ella es congresista y se dedica a diseñar leyes.
Nosotros acá tenemos una función legislativa porque decidimos la dirección de las políticas, pero también ejecutiva porque implementamos. Solo en el tema de desastres, en este año y medio nos ha tocado manejar tres incendios petroquímicos muy grandes, dos inundaciones masivas y ahora el coronavirus.
Es un trabajo muy diferente. Mis posiciones tienen que ser prácticas. Mi rol no es solo abogar por políticas, sino diseñarlas y ejecutarlas.
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La congresista Alexandria Ocasio-Cortez.
Don Emmert / AFP
Cuando a los republicanos no se les ocurre qué más decir, salen con eso. Pero no tiene mérito alguno. No solo nos dicen eso, hay ataques que son abiertamente racistas. Pero es una minoría. Lo que vale es cómo estamos gobernando. Lo hacemos de una manera transparente, creativa, invitando a la comunidad a trabajar con nosotros y ser muy responsables con los fondos del condado.
Hace poco, usted quedó en medio de una gran controversia nacional al ordenar el uso de máscaras en todo su estado cuando el mismo presidente y el gobernador del Estado empujaban en la dirección contraria y antes presionaban por la reapertura económica, cuando aún el coronavirus hacía estragos en el país.Nosotros somos los encargados de la respuesta al virus a nivel de condado. El virus entró por el estado de Washington, pero yo sabía que llegaría a Texas y comencé a hablar con mis colegas allí y en otras áreas como Nueva York para preguntarles qué les había funcionado, qué no y qué cosas habrían hecho si supieran lo que luego pasó. Basada en eso tomé las decisiones, y nos fue bien.
Cerramos bares, restaurantes y ordenamos el confinamiento muy al comienzo. Pero el gobernador republicano del estado comenzó a sentir mucha presión de la derecha y el presidente.
Ahora ya sabemos que Trump sabía lo peligroso que era el virus, pero que pese a ello presionaba a los gobernadores para que reabrieran, y el gobernador, en abril, tomó esa decisión y eliminó la autoridad que yo tenía para tomar medidas, entre ellas la del uso obligatorio de mascarillas.
Ahora ya sabemos que Trump sabía lo peligroso que era el virus, pero que pese a ello presionaba a los gobernadores para que reabrieran
Los casos comenzaron a multiplicarse con rapidez, la situación se volvió crítica, y al mes el gobernador sí quería otra vez las mascarillas. Y eso generó un debate nacional. Por más que los políticos intenten ocultar las cosas, la gente se da cuenta de lo que pasa.
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Ellos saben que estábamos tomando decisiones basados en ciencia y la experiencia de otros mientras que el gobernador actuaba basado en la política. Para mí la crisis sigue, el virus no ha desaparecido, y seguimos aprendiendo, y tenemos que trabajar con la gobernación.
Ya llevamos 200.000 muertos en el país, un número enorme; y en el condado, más de 1.500. Si acá pasara un huracán y dejara esa cifra de muertos, sería una tragedia gigantesca. Es triste que, por un tema político, no se tomaran las decisiones necesarias.
Today I visited one of our incredible new polling locations, @RiceUniversity stadium. I checked in with @harrisvotes election workers, who are managing the largest turnout in history, seamlessly. No lines! Come to this historic stadium and cast your vote in an historic election! pic.twitter.com/RUQSnBZYRR
— Lina Hidalgo (@LinaHidalgoTX) October 20, 2020
Algo tan simple como las mascarillas, que hemos visto que bajan la incidencia del virus y que la comunidad venía utilizándolas bien. Y aparece el presidente, diciendo que él no piensa usar una, y el gobernador, advirtiendo que no se pueden requerir.
Eso confundió a la población. La gente llamaba a preguntar que por qué nosotros decíamos que el virus seguía latente y muy grave, mientras que el presidente sostenía que no era peor que una gripe y que se iba a desaparecer.
Esos mensajes inconsistentes de las autoridades llevaron a la muerte innecesaria de muchas personas. Es muy triste, y no creo que eso vaya a cambiar pronto porque Trump ha dejado claro que piensa seguir insertando política a la respuesta del virus.
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Nadie tiene la respuesta, pero me parece que es probable que Biden gane. La debilidad con que Trump ha manejado la pandemia ha sido muy clara.
En cuanto a Texas, por primera vez, está realmente en juego. Lo demostramos con esta elección acá en el condado, cuando nadie creía que se podía cambiar la dinastía de los republicanos.
Eso incita a que más personas participen porque ven que el cambio es posible. Estamos muy cerca de lograrlo, y Biden podría hasta ganar acá. Pero por eso es importante garantizar que la gente pueda votar, porque están intentando limitar el voto.
Increíblemente importante. Somos casi la mayoría en el estado de Texas, pero no participamos en ese nivel. No es sino ver lo que dice Trump sobre los latinos para darse cuenta. Cuanto intenta intimidar a los latinos, a que no los cuenten en el censo, a que no puedan votar por correo. Saben que si salen los latinos a votar, va a cambiar la distribución de poder. Voten por quien voten, pero tenemos que hacernos contar y demostrar que somos parte de este país, como todos los demás. Yo soy un ejemplo de eso.

El exvicepresidente de EE. UU. y candidato a la Casa Blanca, Joe Biden.
Jim Watson. AFP
Trump ha dicho que si pierde, no reconocería los resultados y si gana, sí. Eso es una amenaza y un problema. Eso es un ataque a las instituciones democráticas. Yo lo he visto en otros países. La democracia es frágil y hay que mantener la credibilidad de las instituciones, y el voto es una muy importante.
Estos ataques minan el proceso electoral, hacen que menos gente participe, y sin que exista una razón real. Es un ataque a un pilar de la democracia. Por eso estoy trabajando acá para que no quede duda alguna sobre el resultado de las elecciones.
Es posible que nos toque esperar un poco. Depende de cuántos voten ausentes, pero no creo que sea algo de días y que vaya a impactar el resultado de las elecciones.
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Hay retos y áreas donde hay progreso. No se puede negar que la seguridad ha mejorado y eso es positivo. Pero me entristece ver que los debates que hay acá sobre violencia policial se están presentando en Colombia. Para mí, lo importante es mantener las instituciones democráticas, luchar porque el gobierno sea transparente e invitar a la participación.
Es curioso. Usted hizo su tesis de grado en Stanford sobre la intervención de la fuerza pública en la protesta popular y usó como ejemplos los casos de Tiananmen, en China, y en Egipto en 2011. En Colombia se ha presentado una polémica similar por la fuerte intervención de la policía para controlar la violencia en este tipo de protestas? ¿Ha seguido el caso?Sí, es así. En China, el ejército atacó a sus propios ciudadanos y mató a cientos, mientras que en el caso de Egipto la fuerza pública se negó a hacerlo. Lo que quería analizar era esa diferencia.
En general, todo el mundo entiende la importancia del orden público. Pero también hay límites. Acá hace poco Trump invitó a las fuerzas para que detuvieran las protestas y no hubo muertos, pero utilizaron medidas bastante extremas y eso debe ser solo un último recurso. Es importante que la policía y el ejército le responda al pueblo. No es al revés. Y pues me preocupa ver en eso en Colombia.
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Por ahora tengo bastante por hacer en el condado y tengo una iniciativa de educación temprana en la que quiero trabajar. Pienso presentarme a la reelección en el 2022 y si ganamos, estaré acá en total ocho años. Mi plan no es ser juez del condado 30 años, como solía suceder acá. Después de eso, ya veremos.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: @sergom68
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