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Elecciones Estados Unidos 2020

El Congreso, otra batalla crítica en la contienda electoral de EE. UU.

En el congreso se adelanta la discusión de un paquete de medidas económicas para hacer frente al coronavirus y evitar afectaciones mayores para el país.

En el congreso se adelanta la discusión de un paquete de medidas económicas para hacer frente al coronavirus y evitar afectaciones mayores para el país.

Foto:EFE

El martes también serán elegidas una nueva Cámara de Representantes y una parte del Senado.

Casi que igual de importantes que las elecciones presidenciales en Estados Unidos serán los comicios legislativos en el país, que se harán en simultánea y de cuyos resultados dependerá en buena parte la gobernabilidad de quien termine en la Casa Blanca.
Como sucede cada dos años, este 3 de noviembre estarán en juego las 435 curules de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 miembros que integran el Senado, y que en está ocasión equivale a 35 asientos en la Cámara Alta.
Actualmente, el Congreso se encuentra dividido. Los demócratas controlan la Cámara, mientras que los republicanos, el Senado.
Dicho en cifras, en el caso de la Cámara, los demócratas controlan 232 asientos, mientras que los republicanos tienen 197. Cinco curules están vacantes, y una la preside un libertario.
Se trata de una mayoría que viene desde las elecciones del 2018, cuando los demócratas recuperaron41 asientos y acabaron con una hegemonía republicana que llevaba seis años.
La victoria, vista como un referendo frente a los primeros dos años del presidente Donald Trump, fue la más amplia en casi 45 años.
Algunos seguidores del partido republicano se movilizan en diferentes partes del país para incentivar el apoyo al partido del presidente Donald Trump.

Algunos seguidores del partido republicano se movilizan en diferentes partes del país para incentivar el apoyo al partido del presidente Donald Trump.

Foto:Joseph Prezioso / AFP

El panorama

En esta ocasión el panorama tampoco luce favorable para el partido del elefante. Si bien la totalidad de las curules se renuevan, en realidad solo hay unas 50 carreras que son realmente competitivas.
Eso porque buena parte del país se encuentra dividido en distritos donde uno de los dos partidos es ampliamente favorito. Y para poder recuperar el control tendrían que ganar al menos dos tercios de ellas. Lo cual, de acuerdo con las encuestas, parece bien difícil.
Sobre el papel, no es imposible. En particular porque al menos 30 de las 41 carreras que perdieron en el 2018 fueron en distritos que les eran favorables.
Pero los cuatro años de Trump le han diezmado respaldo al partido en muchos, especialmente en los suburbios y con las mujeres. En el mejor escenario, los republicanos recuperarían entre cinco y diez curules. Pero no sería suficiente para alcanzar los 218 asientos que requieren para estar en la mayoría.
“El desenlace más probable es el statu quo. O los demócratas amplían su ventaja por cinco escaños o los republicanos la reducen por cinco. Lo cual de por sí es sorprendente, porque los demócratas, dado su abultado triunfo en 2018, deberían estar a la defensiva y no lo están”, sostiene Nathan González, experto en elecciones legislativas de Roll Call.
Mucho depende del resultado de las elecciones presidenciales, pues si a Trump le va bien y barre, podría arrastrar varias contiendas a nivel legislativo. Pero los sondeos no sugieren que ese será el caso.
Y, aunque cualquier cosa podría pasar, la Cámara no parece estar en juego en esta ocasión. Por eso todos los ojos están puestos en el Senado, donde la pelea está mucho más apretada.
Los republicanos cuentan con la mayoría en este momento, con 53 asientos contra 45 de los demócratas. Pero de las 35 curules que están por definirse, 23 están actualmente ocupadas por republicanos y solo 12 por demócratas.
Es decir, los republicanos tienen que defender muchas más plazas que los demócratas.
De las 35 disponibles, los demócratas son claros favoritos en diez de ellas, mientras que los republicanos tienen la ventaja en 13.
Sede del Capitolio en Washington, Estados Unidos.

Sede del Capitolio en Washington, Estados Unidos.

Foto:AFP

En otras palabras, solo hay 12 asientos que son realmente competitivos en este ciclo electoral, y están ubicados en Kansas, Alabama, Georgia (dos curules), Carolina del Sur, Arizona, Colorado, Míchigan, Maine, Montana, Iowa y Carolina del Norte
.
Entre ellos hay cuatro que se están inclinando hacia los demócratas (Arizona, Colorado, Míchigan y Maine) y cinco, hacia los republicanos (los dos de Georgia, Alabama, Carolina del Sur y Kansas).
Si eso se sostiene, los demócratas sumarían 49 curules y los republicanos, 48. Así se les dejaría el control del Congreso al resultado de las elecciones en Montana, Iowa y Carolina del Norte.
Este escenario bien podría terminar en empate (50 vs. 50) si los republicanos se llevan dos y los demócratas solo una. Esto es viable, pues Montana y Iowa tienden a ser estados más conservadores.
Aunque el control de la Cámara es muy importante, el Senado tiene una relevancia única, pues son sus comités los que confirman a los funcionarios que acompañarán al presidente: secretarios de Estado y Defensa, embajadores y otros 1.000 cargos adicionales de la burocracia presidencial.
Así mismo, es esta Cámara la que confirma los altos cargos judiciales, entre ellos los de la Corte Suprema de Justicia.
De nuevo, mucho depende del resultado de las elecciones presidenciales. Si Trump gana los comicios y los republicanos retienen el Senado, el escenario sería muy parecido al actual, donde la Cámara le hace contrapeso a su agenda, pero el Senado sigue adelante en su tarea de confirmar a jueces conservadores y bloqueando cualquier esfuerzo por amarrar al presidente.
Así se vio el año pasado, cuando la Cámara Baja aprobó un juicio de destitución contra Trump (el tercero en toda la historia), pero la Alta lo absolvió.
Este es un reflejo, además, de la polarización extrema que se vive en Estados Unidos, donde el bipartidismo parece cosa del pasado.
Pero si Joe Biden se impone y los demócratas recuperan el Senado, tendrán el control absoluto tanto de la Casa Blanca como del Congreso. Y eso les daría oxígeno y mandato para revertir muchas de las políticas que avanzaron con Trump.
La otra posibilidad es una victoria de Biden, en la que tuviera que trabajar con un Congreso dividido.
Este escenario sería explosivo, pues, como se recuerda, es el Senado el que le confirma sus secretarios y cuyo voto es necesario para avanzar sus iniciativas legislativas.
Estos posibles resultados solo confirman que, aunque el foco mediático está en conocer quién será el nuevo presidente de EE. UU., el mismo día se definirán también las condiciones en las que el mandatario gobernará hasta el 2024.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON
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