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Caras de felicidad y tristeza durante la posesión de Trump
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Miles de estadounidenses acudieron al National Mall de Washington para ver la toma de posesión del presidente Donald Trump.

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AFP - REUTERS

Caras de felicidad y tristeza durante la posesión de Trump

Seguidores y detractores del nuevo presidente de los EE. UU. asistieron a ceremonia de investidura.

Encantados unos por Donald Trump y horrorizados otros, miles de estadounidenses acudieron al National Mall de Washington para ver la toma de posesión del hombre más poderoso del mundo.

Los felices vestían ropa colorida con las consignas y el rostro del magnate republicano, que se convirtió este viernes en el 45º presidente de Estados Unidos. Los infelices llevaban pancartas y gritaron consignas contra el nuevo mandatario.

Las imágenes del gigantesco parque que remata en el Congreso mostraron una convocatoria menor a la que tuvo Barack Obama en 2009.

Steve McDonald, un vendedor de alfombras de 52 años de Pennsylvania, iba entusiasmado. Para él, Trump es el agente perfecto para lograr el cambio político y económico que cree necesita el país. "Es un momento trascendental en mi vida", dijo McDonald mientras caminaba hacia el edificio blanco en la mañana fría y lluviosa de este viernes.

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"Me parece despreciable", lanzó por su parte Ben Brun, un profesor de Nueva York mientras tocaba una cubeta azul como un tambor y llevaba una pancarta pidiendo la deportación de Trump.

Los seguidores de Trump, como McDonald, dijeron que le perdonaban, y quizás hasta olvidarían, las faltas del nuevo presidente: sus comentarios denigrantes hacia las mujeres e inmigrantes, su susceptibilidad ante los ataques de sus opositores y su tendencia a conducir la política exterior a través de Twitter.

Los detractores, como Brun, lo describieron como divisivo, falso y peor aún, como un racista, un estafador sólo interesado en el dinero que llevará al país por un camino oscuro e incierto. En lo que sí todos parecían estar de acuerdo fue en la importancia del momento.

Nadie pensó que este multimillonario sin experiencia en cargos públicos, una exestrella de la telerrealidad que fue considerado un chiste cuando lanzó su campaña llegaría al poder.

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"Es hora de de que este país sea para nosotros, el pueblo", afirmó Darla Clark, una empleada bancaria de California, que vestía un sombrero plástico de vaquero con escarcha en los colores de la bandera estadounidense: rojo, blanco y azul.

Mostraba también, con una amplia sonrisa, una pancarta en la que se leía el preámbulo de la Constitución -"Nosotros, el pueblo de Estados Unidos..."- junto al escudo nacional y un águila. "Somos nosotros los que pagamos impuestos, las cosas tienen que hacerse pensando en nosotros y creo que Trump va a lograr eso", aseguró.

"No mi primera opción"

Damaris Schuler, una historiadora de 36 años de Texas, confesó que Trump no era su primera opción para presidente, pero después cambió de parecer. Explicó que le disgustó el discurso contra las mujeres y los inmigrantes de Trump, pero lo justificó con el derecho del ahora presidente a expresarse libremente.

"Todo el mundo se expresa de formas diferentes y eso es lo maravilloso de la libertad de expresión", indicó Schuler, que llevaba a su hijo de 18 meses cargado en un portabebé. El pequeño llevaba una gorra con las barras y las estrellas de la bandera. Todos estos accesorios estaban a la venta en la calle: banderas, gorras, bufandas y hasta una vuvuzela con la cara de Trump.

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En una de las varias protestas que se celebraron en Washington, un centenar de personas fueron apartadas fuera del perímetro del Capitolio por la policía. Llevaban pancartas en las que, una vez más, lo tacharon de racista y en una se podía leer en español el tradicional grito de lucha popular "El pueblo unido jamás será vencido" en medio de las amenazas del nuevo gobierno de deportar a millones de indocumentados.

"Perdedor por tres millones", decía la pancarta de David Schein, un actor de 67 años de Vermont. Ese fue el margen en voto popular que le sacó Hillary Clinton en la elección de noviembre. Pero en Estados Unidos, el presidente se elige por colegios electorales, un sistema criticado por muchos sobre todo en este momento.

Para Schein es una hora "espantosa" en la historia del país. ¿Qué es lo que más le molesta de Trump? "Que sea un mentiroso corrupto, racista, xenófobo, un interesado únicamente en el lucro, sin moral... Podría seguir", zanjó.

AFP

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