Líderes republicanos y demócratas condenaron la toma violenta del Capitolio de EE. UU. por parte de seguidores del presidente Donald Trump.
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Al reanudar la sesión que había quedado interrumpida por el asalto y que estaba destinada a validar el resultado de las elecciones de noviembre, el vicepresidente, Mike Pence; el jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, y el líder de la minoría demócrata en la Cámara alta, Chuck Schumer, rechazaron anoche la violencia.
“A quienes desataron hoy el caos en nuestro Capitolio: ustedes no han ganado. La violencia nunca gana. La libertad siempre gana. Y esta sigue siendo la casa del pueblo”, dijo Pence, que ha gobernado durante cuatro años como “número dos” de Trump y ha sido una de sus figuras más leales. “Condenamos la violencia que tuvo lugar aquí en los términos más fuertes posibles (...)”, añadió el vicepresidente, quien presidió la sesión conjunta en el Congreso.
La mecha fue encendida por Donald Trump y sus más ardientes allegados, incluidos muchos en el Congreso, para anular los resultados de una elección que perdió
Justo después, McConnell sentenció que el Senado no se dejaría “intimidar” y que cumpliría anoche su tarea de validar el resultado de las elecciones, establecida en la Constitución del país.
“Esta insurrección fallida solo subraya lo crucial que es para nuestra república la tarea que nos reúne aquí”, afirmó. “Completaremos el proceso de la forma correcta. Seguiremos nuestros precedentes, nuestras leyes y nuestra Constitución al pie de la letra, y certificaremos al ganador de las presidenciales de 2020”, agregó McConnell.
Por su parte, Schumer describió como “terroristas domésticos” a los responsables del asalto y pidió que se les procese por sus delitos. “Este presidente merece una gran parte de la culpa. Esta turba fue en buena parte un resultado de los actos del presidente Trump”, sentenció Schumer. “Esto será una mancha en nuestro país, que no se borrará fácilmente. La última (muestra) del terrible e indeleble legado del presidente número 45 de EE. UU., sin duda el peor que hemos tenido”, añadió.
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De otro lado, el exmandatario Bill Clinton denunció los disturbios como un “asalto sin precedentes” al Congreso de EE. UU. y a la nación, y culpó al mandatario saliente de fomentar la violencia.
“Hoy enfrentamos un asalto sin precedentes a nuestro Capitolio, nuestra Constitución y nuestro país”, expresó el demócrata en un comunicado, y agregó que el ataque fue alimentado por “cuatro años de políticas envenenadas” y desinformación deliberada. “La mecha fue encendida por Donald Trump y sus más ardientes allegados, incluidos muchos en el Congreso, para anular los resultados de una elección que perdió”, subrayó.
Asimismo, el expresidente republicano George W. Bush dijo que las imágenes del asalto al Congreso en Washington son “repugnantes” y propias de “una república bananera”, a la vez que acusó a Trump, sin nombrarlo directamente, de “inflamar” con “falsedades y falsas esperanzas” a sus partidarios.
El expresidente Barack Obama también responsabilizó a Trump y los republicanos por la violencia, y denunció un “momento de gran deshonor y vergüenza” para el país.
“La historia recordará la violencia de hoy en el Capitolio, alentada por un presidente que mintió incansablemente sobre el resultado de una elección, como un momento de deshonra y vergüenza para nuestro país”, dijo el demócrata en un comunicado.
AFP Y EFE
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