Un tiroteo ocurrido poco antes de la medianoche del miércoles en un bar de Thousand Oaks (California, EE. UU.), a unos 55 kilómetros de Los Ángeles, se saldó con 12 muertos y 25 heridos, además del suicidio del atacante, identificado como Ian David Long, un exsoldado de 28 años, víctima de estrés postraumático con algunos incidentes leves con familiares y vecinos en el pasado, según información detallada por las autoridades.
El incidente comenzó cerca de las 11:30 p. m. en el Borderline Bar & Grill, donde el autor, encapuchado y vestido completamente de negro, abrió fuego en primera instancia contra el portero, entró en el local y descargó contra más empleados, antes de impactar a los cientos de jóvenes que asistían a esta reconocida fiesta estudiantil que se celebra todos los miércoles en la noche en esta zona del país.
Según testigos, se escucharon varios disparos en el interior del local, lo que provocó el pánico y que muchos de los clientes se abalanzaran a la salida, mientras otros buscaban refugio. Además, varios de los asistentes aseguraron que el agresor empleó bombas de humo en el interior. “Tiró granadas de humo por todas partes. Vi cómo apuntaba por la espalda a la chica que estaba en la caja registradora. No paraba de disparar”, dijo John Hedge, residente de Moorpark, a la cadena local ABC7.
De los 25 heridos, 23 son leves y acudieron a los hospitales por su cuenta, mientras que otras dos personas fueron transportadas en ambulancia.
Entre los fallecidos está Ron Helus –el “número dos” del sheriff del condado–, que fue alcanzado por varias balas tras acudir al lugar en respuesta a la primera llamada de emergencia. Helus llevaba 29 años trabajando en el cuerpo y planeaba jubilarse muy pronto.
Poco después, el atacante se suicidó tras ser confrontado por la policía, narró el sheriff del condado de Ventura, Geoff Dean, quien, afectado por lo ocurrido, detalló que es posible que Long sufriera de estrés postraumático y haya empleado una pistola Glock de calibre 45 en el ataque.
El arma, comprada legalmente, incluía un dispositivo que le permitió disparar más balas de lo normal. Por ahora se desconocen los motivos que llevaron a Long a actuar de esta manera, aunque el sheriff reveló que se está investigando en su casa en busca de pistas.
El policía reconoció que el agresor había tenido problemas con la ley en el pasado, pero ninguno de gravedad. En abril, la policía acudió a su vivienda para investigar un incidente y comprobó que el hombre estaba “furioso” y actuaba de forma “irracional”.
En enero de 2015, fue víctima de una agresión en otro bar de Thousand Oaks, y tres meses después fue atendido por expertos en psicología de la policía por comportarse de “manera irracional”.
Todo el mundo se tiró al suelo rápidamente. Todo el mundo quería salir lo más rápido posible.
“La madre es una mujer muy dulce, pero tenía muchos problemas con su hijo. Sé que había destrozado la casa”, apuntó Richard Berge, de 77 años, un vecino de la zona .
En Twitter, el presidente Donald Trump destacó la rapidez de reacción y la “gran valentía” mostrada por la policía al enfrentarse al autor del tiroteo. “Gran valentía mostrada por la policía.
....Great bravery shown by police. California Highway Patrol was on scene within 3 minutes, with first officer to enter shot numerous times. That Sheriff’s Sergeant died in the hospital. God bless all of the victims and families of the victims. Thank you to Law Enforcement.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 8 de noviembre de 2018
La Patrulla de Carretera de California llegó a la escena de los hechos en tres minutos, y el primer agente en entrar disparó en numerosas ocasiones. Ese ayudante del sheriff murió en el hospital. Dios bendiga a todas las víctimas y familiares de las víctimas”, dijo Trump en el mensaje, versión que pone en duda el suicidio del Long.
Este tiroteo llega dos semanas después de que 11 personas fallecieron en otro ocurrido en una sinagoga de Pittsburgh, Pensilvania.
Matt Wennerstron, un estudiante de 20 años también asiduo del lugar, dijo que el atacante “hizo tantos disparos como pudo”. “Cuando empezó a recargar, sacamos a la gente de ahí y no volteamos a mirar hacia atrás”, agregó.
“Todo el mundo se tiró al suelo rápidamente. Todo el mundo quería salir lo más rápido posible”, declaró una joven que escapó junto a una amiga por una ventana de la cocina.
Jasmin Alexander, que estaba con un grupo de 15 amigos, afirmó que era “un miércoles normal. Estábamos en el bar, divirtiéndonos, bailando. De pronto escuchamos el bang, bang de los disparos y se volvió una locura. La gente empezó a empujar. Pensamos que era una broma. Al principio, no lo tomamos en serio porque sonaba como petardos. Después, todo el mundo se tiró al piso”, concluyó.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
Comentar