¡Este es uno de los días más tristes de mi vida! expresó Rachel Glickhouse, una estadounidense de treinta años, poco antes de la medianoche del martes 8 de noviembre, cuando regresaba a casa después de salir del trabajo en un edificio de Manhattan en la ciudad de Nueva York. Ese día Donald Trump fue elegido Presidente de los EE. UU.
Esa misma noche Mamourou Koen, un vigilante afroamericano de 54 años estaba de turno en un edificio sobre la Calle 40 en Manhattan, faltaban algunas horas para conocer el resultado final de las elecciones pero dijo sentirse muy triste, no podía creer que la gente hubiera votado por Trump. “El racismo existe y se demuestra de diferentes maneras” dijo.
En el Times Square donde mucha gente se reunió para seguir los resultados electorales el ambiente estaba particularmente silencioso después de la medianoche.
La mañana del 9 de noviembre Nueva York amaneció gris y lluviosa, la gente despertó con la noticia de que lo vivido era una realidad: Trump sí era su nuevo presidente electo. ¡Hasta el día amaneció triste! dijo María Hernández una inmigrante de República Dominicana en la estación del metro 34 St - Penn Station al mediodía.
“Lloré mucho al conocer los resultados. Uno no sabe ese hombre qué puede hacer” afirmó.
Alicia de Jong Davis está en frente del Hotel New Yorker, asistió al discurso que pronunció Hillary Clinton después de su derrota en las elecciones. Ella tiene más de 50 años, es de origen latino y vive en El Paso, Texas. Fue súper delegada voluntaria de la campaña de Hillary y la ha acompañado como voluntaria desde el año 2008.
“Es muy triste todo lo que está pasando, mira cómo tengo rojos los ojos. Yo creo que esta es nuestra derrota, no la de Hillary, está es la derrota del pueblo americano, ella permanece intacta. Pero la lucha de las mujeres continúa” dice.
Nueva York avanza a su ritmo en las calles, los cafés, el metro y las tiendas, sin embargo un tema de conversación está presente en todos los lugares: el inesperado desenlace por la presidencia de los Estados Unidos. Al caminar por las calles se siente la incertidumbre y la tristeza. El 86% de los neoyorkinos votaron a favor de la candidata demócrata, Clinton.
Las horas y los ánimos se acumulan, llegada la noche varias protestas en contra del presidente electo Donald Trump empezaron a desatarse en varias ciudades del país. Ciudadanos de New York, Los Angeles, Chicago, Washington D.C., Portland y Oakland salieron a las calles para demostrar su rechazo.
En Nueva York una multitud de más de cien personas, que venían desde diferentes puntos de la ciudad y quienes fueron convocadas por redes sociales, se aglomeraron frente al Trump International Hotel y la torre Trump en la Quinta Avenida.
Estela tiene alrededor de 24 años y sostiene un cartel en frente del Hotel Trump que dice: “Yo estoy orgullosa de ser una mujer de origen latinoamericano”. “Yo soy mexicana. Mi mamá no es ciudadana pero yo sí y yo voté ayer. Vine a protestar hoy en representación de los hispanos. Trump humilla a los latinos con su muro”.
En frente del hotel la multitud emocionada grita en coro “nosotros rechazamos al presidente electo” “no es mi presidente”, “eh hey oh ho Donald Trump tiene que irse”, “Donald Trump lárgate” las mujeres gritan: “mi cuerpo, mi elección” y los hombres secundan: “su cuerpo, su elección”.
Taylor una chica que ronda los 25 años está protestando frente al Trump International Hotel, sostiene un cartel que dice “mi voz, mi elección”.
¿Es muy tarde para protestar?Ella considera que lo que pasó fue un desastre “¡es terrible!.
Yo lloré cuando supe los resultados y sentí un profundo dolor en el estómago. Pero ahora me siento mejor estando aquí y protestando con los demás. Yo sí espero que estas movilizaciones cambien las cosas. Tengo la esperanza de que Donald Trump renuncie y no llegué a la Casa Blanca, espero que no llegue a gobernar.
En esta elección incluso mi familia estaba dividida algunos votaron por Donald Trump y otros por Hillary. Por ejemplo mi mamá votó por Donald Trump y desde esta mañana nos dejamos de hablar.”
Durante la protesta uno de los huéspedes del segundo piso del Hotel Internacional Trump provocó a la muchedumbre acercándose a la ventana en bata de baño mientras tomaba una copa de champagne, incluso en un momento se bajó los pantalones y le mostró su trasero a la multitud que respondió con insultos y señas con el dedo.
Caroll es un joven estadounidense presente en la protesta “en mi opinión la persona que debió enfrentar a Donald Trump debió haber sido Bernie Sanders (senador junior de los Estados Unidos por el estado de Vermont y precandidato del Partido Demócrata).
Él es una persona pacífica, desafortunadamente Hillary no tuvo la acogida que nosotros esperábamos para reconciliar a la gente. Espero que al final de los cuatro años de Donald Trump la gente que votó por el odio se de cuenta que esa no era la respuesta.”
Alejada de la multitud, Victoria una colombiana, también con ciudadanía americana, sostiene un cartel donde se lee “¿Es muy tarde para protestar?”.
“Yo vivo en Nueva York hace 11 años, vine hoy a la protesta porque estoy en contra de la elección de algunos pocos americanos, desafortunadamente no todos salieron a votar. En realidad el voto popular no es el que representa en realidad lo que el país quiere.
Donald Trump es una persona racista, sexista, es una persona que va en contra de los inmigrantes y de los musulmanes. Es una persona que no merece tener el liderazgo de nada. Se pueda o no se pueda hacer el cambio se debe manifestar el desacuerdo no nos podemos quedar callados y simplemente dejar que las cosas pasen y darnos por vencidos.”
Victoria, quien tuvo la opción de votar el plebiscito por la paz, no lo hizo porque no podía decidirse y entonces se abstuvo para dejar que los colombianos que vivieran en Colombia decidieran su futuro. “Estaba muy indecisa, no tenía claro lo que era más apropiado para el país y no voté. Yo no vivo allá y en mis planes no está volver al país.”
A unas cuantas calles del Hotel Trump todavía se oía el coro “¿Esta es la democracia?”. Ya en el metro subterráneo la vida continuaba su curso normal
Ariana y Ariela son dos estudiantes estadounidenses de origen afroamericanas que regresan en metro a casa después de participar en las protestas.
Ariana dice que tiene miedo: “este es un gran problema, un problema real. Nosotros votamos por esto y la gente tiene que tomarlo en serio porque es grave y lo será por cuatro años. En el momento en que Trump ganó Florida supe lo que eso significaba, estoy asqueada”.
Donald Trump ganó el estado clave donde vive gran parte de la comunidad latina, con 49% de la votación. Ariela dice que asistió a la protesta para demostrar su decepción: “la persona que va a ir a la Casa Blanca es un ignorante y su ideología no corresponde a la de la sociedad americana. En el fondo yo sabía que él tenía posibilidades de ganar pero no esperaba que lo hiciera. Creo que hubo muchas mentiras en las campañas de los dos candidatos. Realmente fue muy triste que tuviéramos que escoger entre ellos dos”
La noche termina y Estados Unidos aún no sale de su asombro, algunos latinos que se hicieron ciudadanos norteamericanos aseguran que con lo sucedido en las elecciones estadounidenses se sienten en latinoamérica de nuevo.
Quinn Norton, periodista norteamericana experta en cubrimiento de protestas sociales y movimientos sociales como Occupacy y Anonymous recordó que lo más parecido a las protestas en las calles tras la victoria de Trump, ocurrió en el siglo XX, cuando los ciudadanos protestaron contra la guerra de Vietnam.
Y agregó Norton: “Estados Unidos tiene una historia profunda de protestas que se remonta al movimiento del “Tea Party”, el cual muestra la idea de resistencia pública del pueblo. Yo creo que las protestas anti-Trump van a continuar, luego se van a calmar y se van a volver a encender cercana la posesión. Lo que debemos entender de Estados Unidos es que mientras tenemos un pasado de protestas muy fuerte y hasta violento, nuestras instituciones políticas son extremadamente fuertes. Las protestas funcionan en Estados Unidos pero solamente cuando son parte de una conjunto de actividades políticas. El movimiento por los derechos civiles se acompañó de leyes y acciones judiciales para la organización sindical y la legislación para las protestas laborales de los siglos XIX y XX.
Los norteamericanos salieron a las callesEn la mañana del jueves 10 de noviembre los estadounidenses despertaron con la noticia de que miles de protestas anti-Trump ocurrieron la noche anterior en varias ciudades del país, incluso en Oakland y Portland hubo quema de vehículos y disturbios violentos. En Nueva York 65 personas fueron detenidas por mala conducta y resistencia al arresto.
Las expresiones de odio e intolerancia empezaron a circular en redes sociales. En una escuela en Royal Oak en Michigan estudiantes blancos gritaron a sus compañeritos de origen hispano, durante el almuerzo: “Construyan el muro”
En otra escuela en Pensilvania estudiantes blancos caminaron con una consigna de Trump mientras decían “Poder blanco”.
En el primer día de la “América de Trump” María Sánchez estudiante de origen hispano de la Universidad de Lindenwood en Missouri, se llevó una sorpresa al ingresar a su cuarto, una línea divisoria hecha con zapatos y ganchos de ropa separaba su cama y la de su compañera de habitación. En el medio encontró una nota que decía “María, Trump ganó. Aquí un adelanto de lo que se viene #Muro”
La periodista Quinn Norton piensa que ya no hay nada que se pueda hacer frente a la elección de Donald Trump como Presidente. Sin embargo, debido a la institucionalidad en Washington es muy probable que muchas de sus promesas de campaña no puedan realizarse, sobre todo la del muro. Bush intentó construir un muro también. Es una imposibilidad política, en parte porque requiere una tonelada de expropiación de tierras que los conservadores odian.
CLAUDIA BÁEZ
Para EL TIEMPO
NUEVA YORK
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