“Es casi seguro que la presidencia de Donald Trump, al ritmo que va, terminará en una calamidad y los republicanos lo saben”.
La frase es de John Dean, el asesor del expresidente Richard Nixon al que se le atribuye el encubrimiento del espionaje contra el partido demócrata que eventualmente le costó la presidencia. Dean estaba reaccionando así a la decisión de Trump de despedir a la fiscal general encargada, Sally Yates (algo que en su momento Nixon hizo también), y a las ya incontables polémicas que han surgido en los primeros 12 días de sus administración.
Quizá tremendistas, o algo prematuras, las palabras del asesor sí reflejan el convulsionado ambiente que se vive en Estados Unidos donde protestas, marchas, amenazas y caos parecen ser pan de cada día.
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Y este martes no fue diferente. El día arrancó con los demócratas boicoteando los votos de confirmación de tres de los secretarios (ministros) nominados por el republicano: el de Tom Price en el departamento de Salud y Steven Mnuchin en Tesoro y el de Jeff Sessions para fiscal general.
El argumento central frente a los dos primeros fue que ambos habrían mentido en sus testimonios ante el Senado y por lo tanto era necesario volverlos a interrogar. En el caso de Sessions, los demócratas cuestionaron su independencia de la administración a la luz del despido de Yates por no comulgar con sus deseos.
Orrin Hatch, presidente de la Comisión de Comercio encargado de la confirmación de Mnuchin los llamó “idiotas” por bloquear el voto y dijo que la actitud era de lo más alarmante en la historia del Congreso.
En el fondo los demócratas no tienen más opción que tratar de dilatar los nombramientos, pues los republicanos cuentan con una mayoría suficiente para confirmarlos sin necesidad de un solo voto de la oposición. Pero la actitud es reflejo de una decisión ya tomada de entorpecer, cueste lo que cuesta, la agenda del magnate
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Trump catalogó la posición demócrata de “vergüenza”. Pero para estos se trata de una pelea de vida o muerte ya que ven en Trump –por sus acciones de estas dos semanas– un peligro para la democracia. “Trump cree que es y se está comportando como un dictador. Despidiendo al que se le opone y exigiendo que le confirmen a sus nominados cuando el Senado tiene el mandato constitucional de asegurar que estos sean idóneos para los cargos nombrados”, sostuvo Debbie Wasserman, congresista de Florida y exdirectora del Comité Nacional Demócrata.
Elizabeth Warren, una de las figuras del partido, ha catalogado el momento que se vive como una “crisis constitucional”, mientras Leon Panetta, exsecretario de Defensa y de la CIA, pronóstico que EE. UU. estaba ahora más cerca de un ataque terrorista como consecuencia de las acciones de Trump.
Y esto es solo un abrebocas, pues la pelea será monumental una vez llegue el turno del nominado a la Corte Suprema de Justicia pues en este caso los republicanos sí necesitarían 60 votos (y solo tienen 53) para confirmarlo. Pero el partido ya amenazó con cambiar las reglas para que sea solo necesaria la mayoría simple.
Esto, que ya llaman la “opción nuclear”, rompería con más de 200 años de historia legislativa y con seguridad dejaría al país más fracturado que nunca.
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La trifulca no es solo en este frente. Desde el sábado se han presentado varias demandas contra la orden ejecutiva firmada por Trump en la que veta el ingreso de ciudadanos o refugiados de siete países de mayoría musulmana. En total, incluidos diversos frentes, ya son 41 demandas las que enfrenta su joven administración.
Las más serias de ellas, como la del Fiscal General del estado de Washington, alegan que la orden es inconstitucional debido a que se está discriminando contra un grupo de personas por cuenta de su religión. Y citan las múltiples veces en las que Trump, durante la campaña, prometió un veto desde esa perspectiva.
Pero la administración viene insistiendo en que no se trata de un bloqueo religioso, o contra los musulmanes, sino una acción por necesidades de seguridad nacional. Y lo más probable es que las cortes terminen dándole la razón, pues el veto no es contra todos los países de mayoría musulmana y tiene un carácter temporal (tres meses para ciudadanos de estos países y cuatro para el programa de refugiados).
Así mismo existe una ley del siglo pasado en la que se otorga al presidente el derecho de frenar el ingreso de cualquier persona, y alterar las políticas migratorias, cuando de por medio esté la seguridad del país. Dicho eso, algunas de estas peleas tomarán tiempo y solo podrán ser zanjadas por la Corte Suprema. Y de allí la importancia de su nuevo inquilino.
Por otra parte, seguía creciendo la controversia por la inclusión de Steve Bannon, asesor estratégico de Trump, en las reuniones de seguridad nacional que sostiene el presidente con sus principales funcionarios.
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No solo por lo inusual que alguien de su rango sea incluido, y con asiento, en citas donde se tratan los temas más delicados del país, sino por la influencia desmedida que estaría teniendo en Trump. Bannon, exdirector del portal Breitbar News es considerado de extrema derecha y autor de las medidas más polémicas de Trump.
Entre ellas, una que ha comenzado a circular y bajo la cual se limitaría el ingreso a EE. UU. de cualquier persona, incluidos turistas, que pudiera convertirse eventualmente en una carga para el Estado.
Igualmente se restringirían al máximo los permisos y visas laborales para así ofrecer un máximo de oportunidades a los estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciaba la noche de este martes su candidato para la Corte Suprema de Justicia, quien debe romper el empate 4-4 entre conservadores y liberales que hay en la actualidad en el máximo tribunal del país. Por supuesto, debía cumplir con características como oponerse al aborto y defender el derecho a la tenencia de armas. Los finalistas fueron Neil Gorsuch, magistrado del tribunal de Apelaciones federal de Denver (Colorado) y Thomas Hardiman, juez del tribunal de Apelaciones federal de Pittsburgh (Pensilvania).
Jefe del Consejo Europeo describe al presidente de EE. UU. como una amenazaEl jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo este martes que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se había sumado a Rusia, China y al extremismo islámico como una amenaza para Europa y les pidió a los europeos que se unan con fuerza para evitar el dominio de los otros tres poderes continentales.
En una carta a los líderes europeos, antes de la cumbre que presidirá en Malta este miércoles para preparar el futuro del bloque cuando el Reino Unido se retire, el ex primer ministro polaco también dijo que las políticas comerciales más proteccionistas de Trump ofrecían a la Unión Europea una oportunidad, trabajando en favor de crear acuerdos para el libre comercio.
“Las preocupantes declaraciones del nuevo gobierno de EE. UU., hacen nuestro futuro altamente impredecible”, señaló Tusk, en las palabras más contundentes dirigidas contra Trump desde que asumió su cargo.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
*Con información de AFP y REUTERS