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EEUU

'Trabajamos en lograr la exención de visas para turistas colombianos': Murillo

Luis Gilberto Murillo es padre de tres hijos, de 20, 28 y 30 años, que empezaron estudiando en el Chocó. Ahora, viven en el exterior.

Luis Gilberto Murillo es padre de tres hijos, de 20, 28 y 30 años, que empezaron estudiando en el Chocó. Ahora, viven en el exterior.

Foto:Claudia Rubio

Embajador en Washington habló con EL TIEMPO sobre las diferencias en temas migratorios y de drogas.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Tras varios meses en "luna de miel", esta semana aparecieron las primeras fisuras entre el nuevo gobierno del presidente Gustavo Petro y la administración del demócrata Joe Biden, en Estados Unidos.
Washington, por un lado, ventiló en público su preocupación por el programa de "gradualidad" en la erradicación de los cultivos ilícitos que planteó el presidente a finales de la semana pasada.
Paralelamente, más en privado, expresó su malestar por la decisión del gobierno de preferir a Francia para la comprar de los aviones que se requieren para modernizar a la Fuerza Aérea y catalogó de "muy difícil" el otorgamiento de un alivio temporal para migrantes colombianos indocumentados en EE. UU.
EL TIEMPO entrevistó al embajador Luis Gilberto Murillo para ahondar en este nuevo momento de las relaciones bilaterales.
Luis Gilberto Murillo, exfórmula vicepresidencial de Fajardo, ahora está con Petro.

Luis Gilberto Murillo, exfórmula vicepresidencial de Fajardo, ahora está con Petro.

Foto:EL TIEMPO

-Estados Unidos respondió esta semana, con un tono relativamente fuerte, a la propuesta de gradualidad en la erradicación de coca que planteó el presidente Gustavo Petro hace algunos días. Advirtieron, entre otras cosas, no hacer una transición inmediata a ese tipo de modelo e insistieron en que debe seguir existiendo erradicación forzosa mientras no exista un programa viable y plenamente financiado de sustitución alternativa. ¿Cómo recibieron ustedes el mensaje?
Hemos estado en un dialogó muy permanente con EE. UU. porque somos socios en la lucha contra el tráfico de estupefacientes y tenemos un compromiso frontal. En esos diálogos hemos sido muy directos con ellos. Hemos dicho que se van a hacer cambios muy profundos del lado colombiano. El ministro de Justicia logró un acuerdo muy importante con EE. UU. para implementar un método holístico que incluye no solo la erradicación de coca sino otras variables.
Lo que ellos han dicho, y no es nuevo, es que se debe tener mucha precaución en el tránsito de un modelo a otro y lo hemos tenido porque las políticas se siguen implementando. Se han erradicado más de 20 mil hectáreas en lo que llevamos de gobierno, se ha incautado una cantidad importante de drogas y se ha continuado con la extradición. En ese pronunciamiento del Departamento de Estado ellos reconocen que estamos comprometidos en la lucha pero hay que entender que estamos planteando una nueva visión que abandona el paradigma prohibicionista, que no solo lo estamos abandonando nosotros sino ellos mismos porque hay acuerdo en que la política, como se ha implementado, no ha sido eficaz.

El presidente lo que quiere es abandonar esa política cortoplacista y que el esfuerzo sea más de largo plazo y se enfoque en la gente

En ese sentido, el presidente lo que quiere es abandonar esa política cortoplacista y que el esfuerzo sea más de largo plazo y se enfoque en la gente. En eso planteamos atacar los eslabones más fuertes de la cadena y hacer énfasis en el combate al lavado de activos y las redes criminales.
Y en segundo lugar, y en término de los cultivos de coca, hay que darle oportunidades a la gente y llegar a acuerdos de erradicación con las comunidades. Y eso tiene que ser en un marco de gradualidad para que se sustituyan los ingresos en ese período de transición. Eso es lo que estamos trabajando con EE. UU., y que se establezca una nueva métrica que no se concentre solo en los cultivos ilícitos y se incluyan otras variables como conservación de recursos ambientales, seguridad rural, empleo.
La idea no es solo erradicar sino transformar territorios y creo que en eso coincidimos con el Departamento de Estado. Es un diálogo continuo pero estamos seguros que la política dará resultado.
El cultivo de uso ilícito fue localizado en 3.8 hectáreas de bosque taladas de manera indiscriminada con motosierras.

El cultivo de uso ilícito fue localizado en 3.8 hectáreas de bosque taladas de manera indiscriminada con motosierras.

Foto:Ejército

-Pero en el pronunciamiento del Departamento de Estado es evidente que hay preocupación. Les preocupa que durante ese periodo de transición del que usted habla los cultivos se disparen mientras se afianzan los alternativos, que suelen tomar mucho tiempo. ¿La propuesta es arrancar con esa gradualidad en todo el territorio o la idea es hacer programas pilotos solo en algunas zonas para ir evaluando en el camino?
Nosotros llegamos al poder con los cultivos en aumento y es claro que la política no es eficaz. Por eso planteamos este nuevo enfoque que ellos respaldan y sobre ese marco fue que llegamos a un acuerdo.
Este modelo de transición del que hablamos no sale de la nada. Hemos mirado, por ejemplo, el modelo de Tailandia donde no se concentraron simplemente en la erradicación de amapola sino en la transformación del territorio primero con cinco años de estabilización de los cultivos Es decir, que no crecieran durante ese período mientras se ofrecían oportunidades. En un lapso de 10 a 15 años, gracias a eso, se logró que la ONU finalmente decretara a este país como uno libre de drogas.
En nuestro caso, se ha planteado escoger a 4 municipios entre 10 -que concentran el 45 por ciento de los cultivos- donde se quiere asfixiar a las redes criminales pero dándole oxígeno a las comunidades. En esos 10 se va a concentrar la acción del estado, y de allí saldrán los 3 o 4 municipios para el programa de transición bajo el principio de la gradualidad. Allí se tendrán aprendizajes y se irán ajustando estrategias para luego aplicarlos en el resto del país.
-¿Y entonces qué va pasar en todos los otros municipios donde no hay un programa piloto? ¿En ellos se va seguir erradicando forzosamente?
Lo que se ha planteado es claro. Se van a hacer acuerdos con las comunidades mientras se les ofrecen servicios que el Estado llevará a los territorios. En las zonas donde existan cultivos industriales, que son el equivalente al 25 o 30 por ciento del total, se va a aplicar la erradicación forzosa. Si los acuerdos con las comunidades se incumplen, entonces allí también se aplica la erradicación forzosa.
-El departamento de Estado, en su pronunciamiento, también le recordó al país sus compromisos internacionales en materia de drogas. Algunos lo interpretaron como una amenaza de posible descertificación si llegan a concluir que el gobierno está incumpliendo con ellos. ¿Cuál fue su lectura?
A veces en Colombia se hila muy fino. Pero yo lo que escucho allí es que Colombia siempre ha cumplido con sus compromisos internacionales y yo no lo veo como una amenaza. No nos estamos apartando de ellos. Esa ha sido nuestra tradición.

Estamos planteando cambios y eso cambia nuestra política exterior y es un debate que vamos a llevar a la comunidad internacional

Lo que sí es claro es que estamos planteando cambios y eso cambia nuestra política exterior y es un debate que vamos a llevar a la comunidad internacional. Y eso traerá negociaciones diplomáticas.
Por ejemplo, se había acordado reducir los cultivos ilícitos en un 50 por ciento para el 2023 pero eso hay que replantearlo. Se puede proponer que en su lugar se reduzca un 25 por ciento y no crezcan más. O dar prioridad a las zonas que son ambientalmente estratégicas, o donde hay comunidades étnicas, o parques nacionales. De eso hay que hablar y hay que llevarlo al sistema interamericano y a la ONU.

Sobre la migración

-En otro orden de ideas, el subsecretario de Estado Brian Nichols dijo también esta semana que sería difícil de justificar un programa de alivio migratorio para los colombianos ilegales como el que usted acaba de solicitar.
Según este funcionario, es algo que se reserva para países en dificultades pero, según este, la situación de Colombia, tanto en seguridad como política, es buena. ¿Fue como un baldado de agua fría, no?
De ninguna manera. Nichols, a quien conozco desde hace muchos años y conoce muy bien a Colombia, es un gran diplomático y refleja la perspectiva del Departamento de Estado en este sentido. Sabemos que este es un asunto prioritario pero tenemos diferentes perspectivas y las estamos dialogando.
El desafío migratorio es regional y global y Colombia tiene en esto autoridad moral porque hemos acogido a cerca de 2.5 millones de venezolanos y eso tiene un costo altísimo para el país. Agradecemos las ayudas que nos han dado, pero si uno lo ve en términos comparativos, cuando se mira por ejemplo Ucrania y Siria, lo que se asigna a Colombia no pareciera tener la misma proporcionalidad.
Lo que hemos planteado es una política que responde a la defensa de nuestros intereses. Hemos plantado cuatro puntos. Hay que regularizar a los migrantes y cada país debe caminar en esa dirección, trabajar en la lucha contra las redes de tráfico de personas, hay que crear un corredor humanitario para que las personas que desean retornar lo puedan hacer de manera segura, y hacer campañas informativas y de concientización para que las personas no se arriesguen a esa travesía.
Migrantes descansan en el puente internacional de Matamoros, Tamaulipas, Mexico

Migrantes descansan en el puente internacional de Matamoros, Tamaulipas, Mexico

Foto:Verónica G. Cardenas/AFP

En todos estos frentes estamos trabajando. En el de la regularización nos hemos enfocado en tres ejes con EE. UU. Primero, agilizar la expedición de visas para turistas, donde hemos avanzado mucho pues se disminuyó el tiempo de espera de 850 días a 45 días y eso lo logramos en dos meses y le agradecemos a la embajada de EE. UU. en Bogotá.
Segundo, lograr la exención de visas para los turistas colombianos. Eso tiene unos requisitos y estamos trabajando para cumplirlos. El secretario de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas, durante su reciente visita a Colombia, manifestó su apertura para avanzar en este proceso, que es de largo plazo.

Agradecemos las ayudas que nos han dado, pero si uno lo ve en términos comparativos, lo que se asigna a Colombia no pareciera tener la misma proporcionalidad

Y lo tercero tiene que ver con lo que usted menciona del alivio migratorio para los indocumentados, que según datos podrían ser 300.000, que se pueda expedir por 18 meses para que estos colombianos preparen su regreso al país de manera digna.
Si bien Nichols dijo que era difícil, Colombia encaja perfectamente porque viene de un conflicto, porque todavía trabajamos para lograr esa paz completa y esto se puede tardar. Y ya hay precedentes. En Liberia se firmó un acuerdo de paz en el año 2003 y en el 2007 EE. UU. le otorgó a sus ciudadanos el mismo alivio que estamos pidiendo porque eran conscientes que las personas tenían que normalizar su situación en EE. UU. para luego regresar.
Pero con un componente adicional. Liberia no era un aliado especial, ni socio estratégico, ni tenía el estatus legal que tenemos por ser aliado Extra Otán de EE. UU. Por eso nos parece que la población colombiana se merece ese estatus.

Los aviones Rafale

-Esta semana, el gobierno indicó que había preseleccionado a los aviones franceses Rafale como reemplazo para los Kfir que utiliza actualmente la fuerza aérea colombiana. Eso tampoco debió caer bien entre los estadounidenses, que esperaban que el país se inclinara por los F-16 que produce Lockheed Martin.
En entrevista con este diario, el exembajador Kevin Whitaker expresó su sorpresa ante la decisión. A su juicio, ningún otro avión tiene tantas ventajas como el F-16. Por no hablar de los casi 25 años de alianza militar que ya existen entre ambos países y que EE. UU. reconoció este año al designar al país como un aliado Extra Otán. ¿Cómo explicar esa decisión?
Fue una decisión soberana. Y se aplicaron unos procesos para llegar a esa decisión. Obviamente EE. UU. tenía la expectativa de que pudiesen inclinarse por la tecnología de este país, pero fue un proceso competitivo como cualquier otro. Cuando nos han preguntado por eso les hemos dicho que se tuvieron en cuenta todas las propuestas pero se llegó a esa decisión.
Esperamos que no tenga implicaciones diplomáticas. No creemos, por que es una decisión soberana. Pero sí hay que reconocer que había mucho interés porque este proceso culminara en favor de EE. UU., como también lo esperaban Francia y Suecia. Eso es algo normal en este mercado.
-¿EE. UU. se comunicó con usted para expresar algún tipo de malestar por esta decisión?
Sí, he recibido algunos mensajes confidenciales en los que me expresaron sorpresa por la decisión. Pero les he explicado que fue una decisión soberana basada en un proceso competitivo.
-¿Usted cree que ese tono más duro de EE. UU. en el tema de drogas y su casi no al alivio migratorio sea en respuesta a la decisión de Colombia de comprarle los aviones a otro país?
Yo no creo. Son conversaciones muy distintas. Esta es una relación muy madura y sólida y cada asunto tiene su propia dinámica. Una decisión como esta no debería incidir en los acuerdos y discusiones en otros aspectos de esta relación tan estratégica.
Yo no he tenido, hasta ahora, la percepción de que esta decisión esté afectando otras áreas de la relación. La agenda es muy amplia y sigue adelante.

Sobre el gobierno Petro

-A pesar de las diferencias ideológicas, las relaciones del nuevo gobierno Petro y EE. UU. marchaban por buen camino. ¿Lo que pasó esta semana indica que se acabó esa luna de miel y estamos entrando a un período de más tensión entre ambos países?
La relación está en un buen momento. Somos una democracia sólida, con instituciones fuertes y el presidente Petro siempre ha demostrado que juega dentro de la democracia. Obviamente, a pesar que tenemos valores y objetivos comunes, en algunos frentes tenemos diferencias en estrategia y programas. Pero no estamos tratando de alinear. Y en algunos casos no estamos de acuerdo, o tenemos otra perspectiva, pero eso se entiende de lado y lado.
Es normal que se den estas discusiones dentro del marco de una relación sólida con objetivos fundamentales compartidos. Puede que se presente cierta turbulencia pero eso no afecta la seguridad del vuelo.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal EL TIEMPO
Washington
En Twitter @sergom68

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