Una fuerte polémica estalló en EE. UU. esta semana, después de la decisión de la marca deportiva Nike de usar a Colin Kaepernick, el primer jugador de la NFL en arrodillarse durante el himno nacional de EE. UU. como protesta contra el racismo, como rostro de anuncios conmemorativos de los 30 años del eslogan ‘Just Do It’ (solo hazlo).
El exjugador de la liga de fútbol americano publicó una foto en blanco y negro en Instagram y Twitter con el lema de Nike y una cita: “Cree en algo. Incluso si eso significa sacrificar todo”, una frase que hace alusión a que después de su activismo en los campos de juego no volvió a ser contratado por ninguno de los 32 equipos de la NFL.
Nike retuiteó el mensaje de Kaepernick, que por seis años fue mariscal de campo de los 49ers de San Francisco y desató un debate nacional cuando se arrodilló durante el himno nacional en la temporada 2016 de la NFL para protestar contra la injusticia racial y la brutalidad policial.
Después de su ejemplo, las protestas durante el himno nacional en los partidos se multiplicaron y provocaron la ira de algunos seguidores de la NFL y del presidente de EE. UU., Donald Trump, quienes han dicho que los jugadores le faltan al respeto a la bandera estadounidense y al Ejército.
“Al igual que la NFL, cuyas cuotas (televisivas) han bajado mucho, Nike está siendo absolutamente azotada por la indignación y los boicots”, dijo Trump en Twitter. “Me pregunto si tenían idea de que sería así. En lo que respecta a la NFL, me resulta dura de ver, y así será, ¡hasta que respeten la BANDERA”, añadió el presidente.
Creemos que Colin es uno de los atletas más inspiradores de esta generación, que ha aprovechado el poder del deporte para ayudar a que el mundo avance
Pero eso no detuvo a la marca deportiva. Al contrario, esta apoyó al jugador después de que tras el anuncio, las etiquetas #BoycotNike y #JustBurnIt comenzaron a ser tendencia en Twitter. “Creemos que Colin es uno de los atletas más inspiradores de esta generación, que ha aprovechado el poder del deporte para ayudar a que el mundo avance”, dijo Gino Fisanotti, vicepresidente de marca de Nike para América del Norte, según ESPN.
Y mientras algunos consumidores enojados llegaron a publicar fotos y videos de sí mismos quemando sus zapatillas Nike y otra indumentaria para protestar contra el uso de la imagen de Kaepernick, otros anunciaron que comprarían productos del anunciante.
Por eso, muchos se preguntaron si la acción de la marca fue una mala decisión o una estrategia exitosa. “La relación a largo plazo y un contrato que beneficie a ambas partes durante los próximos 10 años probablemente pesarán más que cualquier polémica actual”, dijo Chen Grazutis, analista de Bloomberg Intelligence.
Esta no era la primera vez que la marca terminaba en el ojo del huracán. Nike ya había mostrado estar dispuesta a meterse en las guerras culturales de EE. UU.
Pocas semanas después de la posesión de Trump el año pasado, la empresa lanzó una campana de alto perfil llamada ‘Igualdad’ con el jugador estadounidense de baloncesto LeBron James y la tenista Serena Williams.
Además, dos de los embajadores de la campaña fueron Ibtihaj Muhammad, una esgrimista musulmana estadounidense que usa un hiyab cuando compite, y el triatleta transgénero Chris Mosier. Estas imágenes llegaron en un contexto político tenso, pues desde el gobierno de Trump se había intentado sacar adelante un veto para ciudadanos de seis países de mayoría musulmana.
Además, el mandatario había anunciado que los transgénero no podrían ser parte de las Fuerzas Armadas de EE. UU., una decisión que fue echada para atrás por la Justicia.
Por eso, hay quienes creen que a la marca la campaña con Kaepernick le significará más beneficios que perjuicios, pues dos tercios de sus clientes son menores de 35 años, un grupo de gran diversidad étnica.
Además, si bien las acciones de la marca cayeron ligeramente el martes en bolsa, subieron el miércoles, y según la investigadora de comercio digital Edison Trends, cuatro días después de haber lanzado la campaña, las ventas en línea crecieron en un 27 por ciento.
REUTERS Y BLOOMBERG
Nueva York
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