El incendio forestal de California, que ya devoró una superficie equivalente a la de Chicago, es tan enorme que ahora genera su propio clima y torna más difícil la tarea de los bomberos.
(Le puede interesar: Ciberataques: aumenta la tensión en la ‘Guerra Fría del siglo XXI’)
Unos 5.400 bomberos se movilizaron en el norte de California para sofocar el incendio bautizado "Dixie Fire", que no hace más que crecer desde mediados de julio atizado por el fuerte calor, una alarmante sequía y continuos vientos.
Su magnitud es tan grande que en los últimos días ha creado unas nubes denominadas pirocumulus que provocan relámpagos y fuertes vientos que atizan el fuego.
"La jornada de mañana lunes podría ser de las más difíciles: si esas nubes son lo suficientemente altas tienen el potencial de producir relámpagos", dijo Julia Ruthford, meteoróloga que se ocupa de este incendio.
Para ayudar en las tareas de rescate llegaron socorristas de diversos lugares, entre ellos Florida. El Dixie Fire hasta ahora ha quemado principalmente áreas extremadamente aisladas, lo que explica por qué solo decenas de casas y otros edificios han sido destruidos hasta ahora.
(Lea aquí: Pegasus, la historia de espionaje digital que toca a presidentes)

Los bomberos intentan tomar el control de la escena mientras docenas de casas se queman durante en el vecindario de Indian Falls .
JOSH EDELSON / AFP
Avanzando por caminos extremadamente empinados, los bomberos a veces son apoyados por un tren, desde el cual pueden regar abundantemente áreas que de otro modo serían inaccesibles.
Pero en las actuales condiciones climáticas, "las brasas pueden volar fácilmente a más de un kilómetro del fuego", explica a la AFP Rick Carhart, portavoz de los bomberos.
Por eso, lugares que acogen a evacuados, como el pueblo de Quincy, se encuentran amenazados. "Es muy doloroso verlo avanzar sin pausa y acercarse a nuestras tierras", dice a la AFP Peggy Moak, residente de un pueblo vecino.
(En otras noticias: Estados Unidos confirma nueva donación de vacunas para Colombia)
Los incendios son habituales en California al extremo que los lugareños se preguntan qué queda por quemar. Pero debido al cambio climático, este verano es particularmente violento.
Los símbolos de la sequía que alimenta el fuego están por doquier: un campo de golf tiene su césped amarillento y navegantes surcan un lago que es apenas una sombra de lo que era.
Los incendios devoraron tres veces más vegetación este año que a esta altura de 2020, que fue el peor año en la historia de California en términos de incendios. Un investigación preliminar dijo que el gigantesco incendio se desató luego que un cable de electricidad cayó sobre un árbol.
Al menos 86 grandes incendios forestales están activos este lunes en el oeste de Estados Unidos, alimentados por las elevadas temperaturas y la extrema sequedad del terreno, lo que ha obligado a las autoridades estadounidenses a desplegar más de 22.000 bomberos en 12 estados.
El El Centro Nacional contra Incendios de Estados Unidos (NIFC por sus siglas en inglés), advirtió que los dos próximos días el oeste del país estará bajo condiciones meteorológicas de extremo calor que dificultarán las tareas de control de los incendios.
Las altas presiones que se han asentado sobre la zona de la Gran Cuenca, que cubre parte de los estados de Nevada, Utah, California, Oregón, Idaho y Wyoming, moverán masas de aire seco hacia el norte, añadió NIFC.
No se espera que las condiciones mejoren hasta el martes, cuando está previsto que la alerta de temperaturas extremas sea cancelada en Montana, Oregón e Idaho. Pero NIFC también advirtió que se esperan intensas tormentas torrenciales en el suroeste del país que podrían causar inundaciones en Arizona, la zona oeste de Nuevo México, el sur de Utah y el sur de Colorado.
AFP y EFE
Comentar