Mientras prepara su defensa desde su club privado en Florida, la tormenta del juicio político se avecina sobre Donald Trump. La acusación por “incitar a la insurrección” llegó este lunes a la Cámara Alta (Senado) estadounidense, activando así el segundo ‘impeachment’ que enfrenta Trump en su carrera política, y que tendrá lugar el 9 de febrero –una fecha pactada por republicanos y demócratas-.
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Un hecho sin precedentes, teniendo en cuenta que nunca un mandatario ha sido juzgado dos veces en Estados Unidos, y mucho menos luego de dejar el cargo.
Pero bajo un silencio solemne, y luego de caminar por los mismos pasillos que los simpatizantes ‘trumpistas’ -incitados por el expresidente- tomaron por asalto durante la irrupción al Capitolio, los nueve congresistas demócratas que fungirán como fiscales en el juicio leyeron el acta de acusación dando inicio oficial del proceso.
“Donald John Trump” incitó “a la violencia” y “puso gravemente en peligro la seguridad del país y sus instituciones”, citando principalmente sus “falsas declaraciones” sobre la victoria de Biden. Esas fueron las palabras de Jamie Raskin, el congresista demócrata quien encabezó el grupo de los nueve legisladores que designó la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, para este juicio que responsabiliza a Trump por el asalto a la sede Legislativa.
¿Qué se puede esperar de este histórico e inédito juicio en la historia política estadounidense?
Como es la primera vez en la que Estado Unidos juzga a un expresidente, aún hay un margen de interpretación en el que demócratas y republicanos se deben poner de acuerdo para establecer “las reglas de juego”. Por otro lado, su eventual condena no tendría como consecuencia su destitución. De ser aprobado el juicio, resultaría en la inhabilitación política de Trump para presentarse en las elecciones presidenciales de 2024.
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Donald John Trump incitó a la violencia y puso gravemente en peligro la seguridad del país y sus instituciones

Los nueve "fiscales" designados por la presidenta demócrata de la Cámara Baja, Nancy Pelosi.
Tasos Katopodis. Efe
“Las reglas del ‘impeachment’ son claras para un presidente en ejercicio. En este caso, hay espacio para la interpretación sobre los procedimientos para un expresidente. Por ejemplo, suele presidir las sesiones el presidente de la Corte Suprema, en este caso John Roberts, pero la ambigüedad permite que la dirija el senador Patrick Leahy, el demócrata más antiguo en el Senado. Tendrán que ponerse de acuerdo para establecer las reglas de juego de este hecho sin precedentes”, le explicó a este diario Muni Jensen, analista política y asesora de Albright Stonebridge Group.
Para que el juicio político se apruebe, dos tercios (67 votos) del Senado deben votar a favor del ‘impeachment’. ¿Cómo están repartidos los votos? Hoy el Senado cuenta con 50 legisladores demócratas y 50 republicanos. Se da por descontado que los 50 demócratas apoyarían la moción. Pero aún faltan 17 republicanos. Según el diario The New York Times, 27 republicanos han dicho abiertamente que apoyarán a Trump. Sin embargo, unos 15 no se han decidido y siete no han respondido la pregunta. El único que ha dicho que votará a favor del juicio es el republicano Mitt Romney.
“Esta iniciativa es atípica, por ser la primera vez que se lleva a cabo un juicio político a un presidente que no está en ejercicio. Hasta el momento, el único Senador que se ha pronunciado a favor del impeachent es Mitt Romney. No está claro, según avance el juicio, si se sumarán suficientes de sus colegas republicanos. Es posible que cuando se presenten las pruebas, algunos se sumen, pero en este momento es dudoso que prospere el ‘impeachment’”, agregó Jensen.
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En esa misma línea opina Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, quien no cree que se apruebe el juicio contra Trump. “Yo creo que es muy difícil. Yo no sé dónde van a sacar 17 republicanos para sumarse a los demócratas para llegar a los dos tercios. Es muy difícil. Me sorprendería mucho si llegan enjuiciarlo”, manifestó.
Las dudas de que el proceso prospere radican, principalmente, en que Trump aún tiene una base republicana que lo apoya abiertamente (de hecho, obtuvo más de 74 millones de votos en las pasadas elecciones) y no está claro cuál podría ser el impacto de una decisión de esta magnitud dentro del Partido y dentro de su electorado.
“Los Senadores tienen reelección cada seis años. Es posible que los que estén lejos de sus elecciones o se piensen retirar, puedan votar con libertad. El resto tendrá que medir el impacto del voto, el castigo de su base, y las repercusiones para la financiación de sus campañas. El partido republicano ya está fragmentado, aun antes del ‘impeachment’. En los próximos años quedará claro si se divide en dos, si se desdibuja, o si permanece, pero con un corte más de derechas”, dijo Jensen.
Esta iniciativa es atípica, por ser la primera vez que se lleva a cabo un juicio político a un presidente que no está en ejercicio

Donald Trump ya fue absuelto en su primer juicio político que tuvo lugar a principios de 2020.
AFP
Tanto para demócratas como para algunos republicanos, la destitución es vista como una posibilidad de dejar por fuera de la contienda política al expresidente, algo que podría acentuar la polarización que en los últimos años tomó fuerza en el país con las políticas que Trump promovió.
“Encuentro este juicio estúpido", señaló el senador republicano Marco Rubio el domingo en Fox. "El país ya está en llamas y es como echar gasolina a este fuego". Otros incluso esperan bloquear por completo la celebración del juicio, declarando inconstitucional juzgar a un expresidente. Pero los demócratas respondieron que "eso no tiene sentido". Esa "teoría" sería como conceder un "favor especial constitucional" a los presidentes, respondió el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
“Una de las razones por las cuales los demócratas quieren insistir en este juicio, es porque un Presidente destituido no se puede volver a presentar al cargo. Esto dejaría a Trump fuera de la contienda para siempre. La polarización y la división no van a desaparecer. El mundo entero está dividido políticamente. La pregunta grande es qué va a pasar con los ‘trumpistas’ después de Trump. Algunos de los cuales están desilusionados con él, otros lo siguen fervorosamente. El camino está abierto para un sucesor oportunista que logre capturar esa base votante enojada, armada y derrotada”, comentó Jensen.
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Y, precisamente, la otra gran pregunta es: ¿qué pasará con Trump después de este juicio?
Por ahora, lo que está claro es que el expresidente seguirá capitalizando esa base republicana y conservadora que lo apoyó durante las elecciones. De hecho, el mandatario anunció este lunes que abrirá una oficina que será responsable de sus declaraciones públicas.
Estará ubicada en Palm Beach, y según un comunicado escueto que conocieron las agencias internacionales se encargará de las comunicaciones y del “activismo” de la agenda de la administración Trump. La idea es "promover los intereses de Estados Unidos y continuar con la agenda de la Administración Trump a través de la promoción, la organización y el activismo público", menciona el comunicado.
Esto se suma a una noticia que reveló la semana pasada The Wall Street Journal, en la que se conoció que Donald Trump estaría considerando crear un nuevo partido político.
Es una idea que tal vez no tenga futuro. "Cualquier esfuerzo por iniciar un nuevo partido probablemente enfrentaría una intensa oposición por parte de los funcionarios del partido republicano, a quienes les irritaría la idea de que Trump retire el apoyo de los candidatos republicanos", escribió el medio estadounidense.
El camino está abierto para un sucesor oportunista que logre capturar esa base votante enojada, armada y derrotada

Mitt Romney, senador republicano, es uno de los que se ha manifestado abiertamente en oposición a Trump.
AFP
Por su parte, The Guardian explicó que republicanos y personas cercanas a Trump no creen que este vaya a integrar realmente un nuevo partido y que "la motivación de Trump es más una cuestión de 'desahogarse'".
Y, ¿qué pasará con los republicanos que parecen estar entre la “espada y la pared” con un Trump popular entre las bases, pero muy cuestionado en su forma de hacer política?
Shifter recuerda que el 80 por ciento de los republicanos (electorado) siguen apoyando al expresidente Trump. Asegura que esto genera un dilema para muchos republicanos.
“Están tratando de navegar y barajar esa contradicción. Si uno habla con ellos en privado todos tienen ganas de definir una línea más moderada, conservadora, y moderna. Pero la base del partido no está ahí. Entonces es bastante y difícil. Yo no creo que el partido esté dividido. Está controlado por el expresidente Trump”, explicó.
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Y agregó: “La verdad es que el partido no tiene otros liderazgos, ni líderes en el sector más moderado. Hay senadores como Mitt Romney que han asumido posiciones valientes e independientes y claras contra Trump. Pero él no representa a nadie en el Partido Republicano”.
Y en medio de esas sombras que arroja Trump sobre su partido, el otro aspecto que afecta al país es que gran parte de su electorado consideran ciertas las acusaciones de que Biden es un presidente ilegítimo, pese a que las autoridades del país han insistido hasta el cansancio que no hay prueba de ello. Para Shifter esto “complica la gobernabilidad de Biden”.
El analista opina que Biden debe centrarse a producir resultados y a controlar la pandemia para dejar a un lado los posibles efectos que pueda tener Trump, y su juicio, en el país.
“La mejor manera de bajar la polarización es producir resultados. Que el gobierno más allá de la retórica de unidad, de consolidación, de partidismo, (algo que me parece bien) no es suficiente si Biden no es exitoso en controlar la pandemia y repartir las vacunas a las poblaciones más necesitadas. Su capacidad de entregar resultado en un país que está sufriendo mucho, es su gran prueba”, puntualizó Shifter.
CARLOS J. REYES
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con agencias
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