Martes 21 de enero de 2020. Una de la tarde. Silencio en el recinto del Senado de Estados Unidos en Washington. Máximo juez, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Roberts.
Así será el inicio del juicio político o impeachment contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los cargos, detallados durante la investigación que realizó la Cámara de Representantes son abuso de poder y obstrucción del Congreso, aunque diferentes analistas han mencionado que el mandatario ha mentido en varios asuntos, aunque no tan vitales, y ha realizado actividades que en otros casos podrían ser catalogados fuera de lugar para un jefe de Estado.
Con una solemne lectura de los cargos y el juramento de los legisladores, técnicamente comenzó el jueves en el Senado de Estados Unidos el juicio político contra Trump.
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Por tercera vez en la historia estadounidense, el Senado se transformó en una sala de juicio político, dirigida por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, como marca la Constitución.
Bajo un estricto silencio, los 99 senadores estadounidenses presentes (uno estuvo ausente por una urgencia familiar) encargados de juzgar al mandatario juraron "impartir justicia de manera imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes" frente al magistrado de mayor rango en el país, quien previamente había hecho lo mismo.

Juicio político contra Donald Trump.
Bloomberg
La primera audiencia del juicio en el Senado comenzará el martes a la una de la tarde.
Además, los siete demócratas de la Cámara de Representantes designados fiscales comparecieron en el Senado para leer la acusación aprobada el 18 de diciembre en la Cámara Baja del Congreso.
Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, se desempeñará como fiscal principal del juicio.
El delito de abuso de poder está configurado cuando el mandatario retuvo ayuda militar a Ucrania, así como por prometer una reunión de la Casa Blanca al presidente de ese país a cambio de una investigación sobre un potencial rival en las elecciones presidenciales, el demócrata Joe Biden.
Una vez que se conoció este caso, Trump presuntamente obstaculizó la investigación del Congreso al prohibir a sus asesores testificar o proporcionar documentos, agregó Schiff.
Trump confió en la mayoría republicana al decir el jueves por la tarde que el juicio "debería ir muy rápido" y repitió que no había hecho "nada malo" y se presentó como una víctima de una "caza de brujas" orquestada por los demócratas, que controlan la Cámara de Representantes.
Ahora, se espera que la Cámara alta absuelva a Trump. Para condenar y destituir a un presidente se requiere el apoyo de dos tercios del Senado, algo altamente improbable en una cámara dominada por los republicanos.
En números esto significa que se necesitan 67 senadores que pidan la destitución de Trump. Los republicanos, que en su gran mayoría apoyan a Trump, son 53 senadores y los demócratas son 45, mientras que otros dos son independientes, que casi siempre se suman a los demócratas.

John Roberts, presidente de la Corte Suprema de Justicia y juez en el juicio a Donald Trump.
AFP
Pese a las pocas posibilidades de que 20 senadores republicanos voten en contra del presidente para alcanzar el número necesario para la destitución, los demócratas esperan que el juicio saque a flote nuevos elementos embarazosos para
Trump, y exigen que testifiquen cuatro asesores cercanos al presidente.
Un funcionario de la administración Trump dijo a periodistas que el gobierno espera que el juicio no dure más de dos semanas, sugiriendo que McConnell podría usar su mayoría republicana de 53-47 para no llamar a testigos y llevar rápidamente los
cargos a votación.
La senadora republicana Susan Collins señaló que "probablemente" apoyaría una moción para llamar a testigos. "Contar con información adicional sería útil", dijo.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, imploró a sus colegas republicanos que votaran por reglas justas que permitieran testigos y señaló: "Cada uno de nosotros, demócratas y republicanos, enfrentaremos la opción de comenzar este juicio en busca de la verdad o al servicio del deseo del presidente de encubrirlo".
En relación al primer artículo por el que se acusa a Trump, la Oficina de rendición de cuentas del gobierno (GAO) concluyó en un informe publicado el jueves que la Casa Blanca violó la ley federal al suspender temporalmente los fondos aprobados por el Congreso para Ucrania.

El presidente estadounidense, Donald Trump (i.), y el exvicepresidente demócrata Joe Biden.
AFP
Los demócratas publicaron documentos esta semana que muestran que el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, trabajó con el estadounidense nacido en Ucrania Lev Parnas para presionar a Kiev para investigar a Biden. También expusieron cómo ambos, junto con funcionarios ucranianos, trataron de expulsar a la embajadora estadounidense en el país, Marie Yovanovitch, finalmente despedida por Trump.
En una entrevista televisada el miércoles, Parnas le dijo a la cadena MSNBC que "el presidente Trump sabía exactamente lo que estaba pasando". "Estaba al tanto de todos mis movimientos. No haría nada sin el consentimiento de Rudy Giuliani o el presidente", afirmó.
Nadie sabe qué efecto tendrá el enjuiciamiento de Trump en las elecciones del 2020.
Pase lo que pase, sin embargo, Trump tendrá que vivir por siempre en el infame panteón donde habitan los otros dos presidentes en la historia que han corrido con su misma suerte: Bill Clinton, procesado en 1998; y Andrew Johnson, en 1868.
Para una persona como Trump, obsesionado con su imagen de triunfador, el impeachment es un golpe que no dejará de doler. Así haya sido partidista o termine ganando las elecciones de noviembre.
*Redacción Internacional
Con información de Sergio Gómez Maseri, corresponsal de EL TIEMPO en Washington y AFP
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