El director del FBI, James Comey, confirmó este domingo que su agencia está investigando si hubo “alguna coordinación” entre Rusia y la campaña de Donald Trump para influir en los comicios de noviembre, a la par que negó tener pruebas sobre las acusaciones del magnate contra el expresidente Barack Obama.
La audiencia pública se realizó en el Congreso de EE. UU. y confirmó tres aspectos fundamentales sobre el asunto. En primer lugar, que no hay pruebas sobre la presunta interceptación de Obama a las comunicaciones en la Torre Trump; segundo, que el Gobierno ruso maniobró para influir en los resultados electorales; y tercero, el Buró Federal de Investigación (FBI) desconoce, e investiga aún si el Kremlin y la campaña del magnate se coordinaron para tal efecto.
El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara baja, el republicano Devin Nunes, quiso despejar desde el principio la duda sobre las presuntas escuchas sobre el rascacielos neoyorquino del magnate, y aseguró en su intervención de apertura que “no hubo ninguna interceptación a la Torre Trump”. Así lo corroboró más tarde Comey, quien, interrogado por los congresistas, afirmó “no tener información que apoye los tuits” con los que el actual mandatario acusó a su predecesor.
Donald Trump lanzó su acusación contra Obama el pasado 4 de marzo a través de su cuenta de Twitter y todavía no ha presentado ninguna prueba para sostenerla.
Por su parte, el director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Michael Rogers, también negó cualquier participación de la inteligencia británica en dichas escuchas, como sugirió la semana pasada el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
En cuanto a los ataques rusos sobre el proceso electoral estadounidense, tanto Nunes como el demócrata de más alto rango del Comité, Adam Schiff, reiteraron que de facto el Kremlin maniobró para influir en las elecciones, aunque de momento no existen pruebas claras de que lo hicieran de manera coordinada con el equipo de Trump.
Comey afirmó ante los congresistas que su agencia está indagando sobre la naturaleza de los vínculos entre el equipo de Trump y el Gobierno ruso, y si hubo “alguna coordinación” entre los esfuerzos del Kremlin y la campaña del presidente.
El director del FBI agregó, además, que la investigación también examinará si se cometió algún tipo de crimen, en relación con las filtraciones de los correos del Comité Nacional Demócrata (DNC) y el jefe de campaña de la entonces candidata presidencial del partido, Hillary Clinton, John Podesta.
Aunque dada la delicadeza de la investigación y el hecho de que aún esté en curso, Comey no pudo responder a muchas de las preguntas de los congresistas por cuestiones de seguridad, también advirtió que la filtración de ciertos documentos pueden llevar incluso a una pena de 10 años de prisión.
Tras la esperada audiencia, Spicer insistió en su rueda de prensa diaria en la falta de pruebas que confirmen un complot entre los rusos y el equipo de Trump, y aseguró que después de escuchar a Comey y Rogers “nada ha cambiado”.
De hecho, pese a que en la audiencia se reiterara en varias ocasiones la ausencia de pruebas que demuestren las acusaciones de Trump sobre Obama, el portavoz insistió en que el Presidente no se retractará de sus afirmaciones y tampoco ofrecerá disculpas.
Un grupo de 24 senadores demócratas presentó este lunes un proyecto de ley para suspender la orden ejecutiva del presidente de EE. UU., Donald Trump, que aboga por la construcción de un muro con México para taponar la inmigración ilegal.
La propuesta fue impulsada por el senador por Delaware, Tom Carper, con el apoyo de otros 23 senadores, todos demócratas, a excepción del senador Bernie Sanders. El proyecto de ley pide rescindir el decreto presidencial del 25 de enero y que se suavicen los requisitos para deportar a los indocumentados.
EFE
Washington