“Lo vemos como un acto de provocación hacia Estados Unidos y sus aliados”, dijo Tillerson en una entrevista con ‘Fox News Sunday’. “Continuaremos con nuestra campaña de presión pacífica, como lo he descrito, trabajando con aliados, trabajando con China también, para ver si podemos llevar al régimen de Pionyang a la mesa de negociaciones”, declaró.
Las declaraciones de Tillerson se hicieron luego de que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, pidiera el sábado paciencia para tratar con Corea del Norte y dijera que las políticas relacionadas con Pionyang “no surgen con rapidez, por lo que deben ser preparadas con una perspectiva a largo plazo”, según recogió la agencia local Yonhap.
Por su parte, el Gobierno español condenó por medio de un comunicado el lanzamiento de los misiles y advirtió que España “tomará medidas para enfrentar” de forma “eficaz”, junto con sus países socios, el “continuo e inaceptable desafío a la seguridad de todos”.
Los lanzamientos del sábado coincidieron con la celebración de las maniobras conjuntas Ulchi Freedom Guardian que Washington y Seúl están desarrollando en territorio surcoreano desde el lunes, y que Pionyang ve como un simulacro de invasión de su país.
Los lanzamientos se produjeron casi un mes después de que el régimen norcoreano probase en un inusual ensayo nocturno, el 28 de julio, su segundo misil balístico intercontinental (ICBM).
Este ensayo siguió a la primera prueba exitosa de un ICBM el pasado 4 de julio por parte de Pionyang, y valió al hermético país asiático un paquete de nuevas sanciones de la Organización para las Naciones Unidas (ONU) que podrían reducir hasta en 1.000 millones de dólares (840 millones de euros) al año los ingresos que el país asiático obtiene con sus exportaciones.
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