SUM: Dictan arresto domiciliario a Paul Manafort, exjefe de la campaña presidencial acusado de 'conspiración contra EE. UU.’.
“NO (hubo) CONSPIRACIÓN”. Así, con letras mayúsculas, respondió el lunes el presidente Donald Trump a las acusaciones formales que elevó el fiscal especial Robert Mueller contra tres personas en el marco de las investigaciones que adelanta sobre el rol de Rusia en la campaña electoral del 2016 y la posible coordinación entre el Kremlin y su cruzada para enlodar a Hillary Clinton.
Los cargos más serios (12 en total) recayeron sobre Paul Manafort, exjefe de la campaña de Trump a la presidencia, y Rick Gates, el número dos de la campaña durante los meses que Manafort estuvo a cargo, y en su mayoría están relacionados con su trabajo como asesor del entonces presidente ucraniano Vicktor Yanukovych.
Se los acusa, entre otros delitos, de “conspiración contra EE. UU.”, lavado de dinero y falso testimonio.
Sin embargo, Manafort y su socio Gates se declararon inocentes ante un tribunal de Washington y fueron puestos bajo arresto domiciliario tras el pago de sendas fianzas.
Por su parte, Trump resaltó que los crímenes se habrían cometido antes de trabajar para la campaña y nada tienen que ver con la supuesta trama rusa. Además, guardó silencio a la hora de comentar sobre el caso de George Papadopoulos, uno de los asesores en política exterior del presidente durante la campaña.
Según dijo el lunes Mueller, Papadopoulos se declaró culpable hace un mes por mentirle al FBI sobre sus esfuerzos por concretar citas entre personas de la campaña con funcionarios rusos. En su entrevista con investigadores en enero de este año, el asesor trató de minimizar sus contactos, que catalogó como de muy bajo nivel, cuando en realidad estaba convencido de que eran personas cercanas a Putin que lo ayudarían a concretar una reunión entre el ruso y el entonces candidato republicano.
Si bien la Casa Blanca alega que Papadopoulos era un asesor externo y de bajo rango, se ve desde adentro como un tema que complica a Trump por tres razones: la primera tiene que ver con el mensaje de Muller acerca de que la investigación continúa y está avanzando por la senda de su mandato original, que es determinar si hubo o no concierto para delinquir entre la campaña y el gobierno de Rusia.
Lo segundo es que la declaración de culpabilidad de Papadopoulos implica que está colaborando con las autoridades y podría aportar información para elevar cargos contra otros.
Y por último, y el que es el punto más delicado, apunta a que se vendrían cargos contra personas del círculo íntimo del mandatario estadounidense, entre los que se encuentran Michale Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Trump; Jeff Sessions, actual fiscal general, y su yerno, Jared Kushner.
Trump tampoco ha sido absuelto por Mueller, quien investiga si el presidente obstruyó la justicia cuando despidió al director del FBI que investigaba la trama rusa.
“Mueller no habría contratado a 17 investigadores adicionales si creyera que este caso solo se refiere a crímenes que se cometieron por fuera de la campaña. Con lo de Manafort se toparon en el proceso, pero no hay duda de que hay algo más de fondo”, sostiene Jeffrey Jacobovitz, experto en temas políticos.
Como en el caso de Richard Nixon y Watergate, más que el concierto para delinquir como tal (espionaje al partido demócrata), fueron los esfuerzos de este presidente republicano para ocultarlo. Con Trump, eso es lo que está por verse.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
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