Como se esperaba, el presidente Donald Trump usó buena parte de su Discurso sobre el Estado de la Unión, anoche, para insistir en la necesidad reforzar la frontera con México y construir un muro entre ambos países.
El presidente describió la situación como una “crisis nacional de seguridad” y le pidió al Congreso aprobar los fondos que necesita para cumplir con este objetivo.
“Esto es una amenaza contra la seguridad del país y estamos obligados a crear un sistema que proteja a nuestros cuidadnos. Les pido defender la frontera sur”, dijo Trump volviendo a insistir en que de Centroamérica y México avanzan caravanas de personas que pretenden ingresar ilegalmente a EE. UU.
Según Trump, su deseo es que llegué un número récord de inmigrantes al país pero de manera legal.
En su discurso el presidente también hizo una referencia a Venezuela al indicar que respaldaba “la noble búsqueda de libertad del pueblo” en este país. “Reconocimos al presidente legítimo de Venezuela Juan Guaidó y condenamos la brutalidad del régimen de Maduro que con sus políticas socialistas convirtieron al país más próspero de Suramérica en un estado fallido”, dijo.
Refiriéndose a Venezuela, advirtió que “por eso EE. UU. jamás será socialista”. “Nacemos libres y permaneceremos siendo libres”, aseguró.
Trump enmarcó el comienzo de su discurso con un tono bastante conciliador, haciendo énfasis en la necesidad de trabajar de manera bipartidista y dijo que no deberían darse “investigaciones partidarias ridículas”, en relación a su posible responsabilidad en la trama rusa sobre la participación de ese país en la elección presidencial de 2016.
“La victoria es ganar para el país, no para un partido. El pueblo lo que quiere es que trabajemos juntos”, dijo el presidente.
Sin embargo, con el paso de los minutos, volvió a temas polémicos como el migratorio
Hizo énfasis, eso si, en el buen momento por el que atraviesa la economía estadounidense, atribuyéndose la creación de más de tres millones y medio de empleos y la tasa de desempleo más baja en 50 años.
El presidente defendió de paso su decisión de acabar con la participación de EE. UU. en Siria, y probablemente Afganistán, al indicar que las grandes naciones “no pelean guerras interminables”.
Y anunció, a su vez, que se reunirá el próximo 27 y 28 de febrero en Vietnam con el líder norcoreano Kim Jong-un para una segunda cumbre que busca la desnuclearización del régimen comunista.
Como en anteriores ocasiones, los invitados especiales fueron usados para enviar mensajes políticos. Marco Rubio, el senador republicano de la Florida, que está metido de lleno en la embestida de EE. UU. contra el régimen de Nicolás Maduro, invitó a Carlos Vecchio, embajador ante la Casa Blanca del gobierno encargado de Juan Guaidó en Venezuela.
La representante a la Cámara Alexandria Ocasio-Cortez llevó a Ana María Archila, una colombiana que lucha por los derechos de mujeres abusadas sexualmente y que se volvió famosa por increpar a un senador republicano durante las audiencias de confirmación del juez de la Corte Suprema, Brett Kavanaugh.
Y Bonnie Watson, también representante a la Cámara, se apareció con Victorina Morales, una ilegal de Guatemala que trabajaba en un club de Golf de Trump en Nueva Jersey y que ahora esta a ad portas de ser deportada tras revelar su historia al diario 'The New York Times'.
En su discurso el presidente también pidió al Congreso que apruebe cuanto antes el nuevo acuerdo comercial que se firmó con México y Canadá y defendió la guerra arancelaria que ha cazado con China como única alternativa para poner fin a décadas de abusos de Pekín.
El discurso de Trump estaba previsto para la semana pasada pero fue cancelado de manera abrupta por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 6 de febrero de 2019
La legisladora, que es la que manda en esta sesión conjunta del Congreso, alegó entonces que no existía el personal suficiente para llevarlo a cabo debido al cierre del gobierno federal ordenado por el mandatario a finales del año pasado y que terminó siendo el más largo en toda la historia del país (33 días).
Trump exigía la aprobación de 5.700 millones de dólares para construir un muro en la frontera con México. Pero la Cámara de Representantes, ahora controlada por los demócratas, se negó a autorizar los fondos.
Si bien el presidente terminó cediendo y levantó el cierre hace 10 días, lo hizo solo por tres semanas mientras ambos partidos negociaban algún tipo de acuerdo. Ese plazo expira el viernes de la semana entrante.
Aunque el presidente viene amenazando con cerrar el gobierno nuevamente, lo más probable es que no lo haga y opte por declarar una “emergencia nacional” que le permitiría destinar fondos asignados al Pentágono y redirigirlos para construir el muro.
Una estrategia que probablemente será demandada ante las cortes pues para los demócratas la situación fronteriza no reúne los requisitos para catalogarse como una emergencia.
Esto es una amenaza contra la seguridad del país y estamos obligados a crear un sistema que proteja a nuestros cuidadnos. Les pido defender la frontera sur.
Los demócratas respondieron al discurso del presidente con uno propio, cuya versión en español le correspondió al Fiscal General de California, Xavier Becerra.
“La idea de declarar un estado de emergencia en la frontera cuando uno no existe, para justificar robar fondos que le pertenecen a los desamparados de los incendios, inundaciones, huracanes y sequías, para pagar por el muro no solo es inmoral, es ilegal”, dijo Becerra tras sindicar que llevarán la propuesta de Trump a los tribunales en el momento en que sea presentada.
Sergio Gómez Maseri
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
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