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EEUU

Trump abre la puerta a las deportaciones masivas de indocumentados

El Gobierno de Trump anunció este martes las medidas.

El Gobierno de Trump anunció este martes las medidas.

Foto:Saul Loeb / AFP

El presidente de EE. UU. dio instrucciones para expulsar a aquellos con récord criminal.

Andrés Montenegro
La administración del presidente de EE. UU., Donald Trump, puso este martes ‘dientes’ a una serie de órdenes ejecutivas que se firmaron hace tres semanas y con las que ha prometido combatir la inmigración ilegal y deportar a los millones de indocumentados que viven en EE. UU.
Las nuevas instrucciones están contenidas en memos y documentos dados a conocer por el Departamento de Seguridad Interna, en los que se les explica a los funcionarios federales y otros oficiales de inmigración cómo deben aplicar las órdenes del presidente.
Aunque no se trata de nuevas leyes como tal (pues eso solo lo puede hacer el Congreso), las normas que busca imponer Trump sí representan un cambio mayúsculo en EE. UU. frente a la inmigración ilegal.
La más radical de todas es la que instruye a los funcionarios para expulsar del país a toda persona que posea un récord criminal, incluida la presencia en la nación sin un documento que se lo permita.
Bajo la administración de Barack Obama, el énfasis había sido la deportación de personas condenadas por graves crímenes, pero sin incluir a los sindicados de ofensas menores, como la violación de leyes de tránsito o estar en el país con una visa vencida.
Así mismo, serían deportados los responsables de fraude (por ejemplo, portar un documento falso) y los que hayan abusado de programas que otorgan beneficios públicos, como la atención médica.
Las instrucciones de Trump prevén a su vez la expansión de las “expulsiones expeditas”. Hasta ahora, este tipo de deportaciones –de inmediato y sin ser procesadas por corte alguna– solo se aplicaban a las personas capturadas cerca de la frontera (máximo 160 kilómetros) y que llevaran menos de 14 días en el país.
En los memos, por ahora, no hay nada que indique un riesgo para los 'dreamers', personas que llegaron como ilegales al país siendo muy jóvenes y a los que se les dio un permiso transitorio que impide su deportación.
Con las nuevas reglas de Trump, las personas tendrán que demostrar que llevan más de 2 años en el país e incluye a todo el territorio nacional. Si lo logran demostrar, su caso pasaría a un juez de inmigración.
Otro de los cambios anunciados el martes plantea el fin de la política de 'catch and release' (capturar y dejar libre), bajo la cual se permitía a los indocumentados entrar al país mientras avanzaba su caso ante las cortes judiciales.
En otras palabras, los ilegales permanecerían bajo arresto hasta que un juez tome la decisión de deportarlos o permitir su ingreso.
Otra de las medidas plantea de entrada una seria disputa con México. En el pasado, personas capturadas en la frontera con este país, pero de distinta nacionalidad eran eventualmente repatriadas a sus naciones de origen.
En las nuevas medidas, la administración alega que sería legal –según leyes de EE. UU.– devolver a México cualquier persona que haya cruzado la frontera, sin importar su origen. Dado que es poco probable que México acepte, se ve venir una nueva crisis diplomática.
Una de las razones por las que anteriores presidentes han optado por hacer énfasis solo en personas que hayan cometido serias ofensas o en la política de 'catch and release' es el presupuesto.
Dados el tamaño de la frontera con México y los más de 11 millones de indocumentados que ya existen, ha resultado imposible –y poco práctico– aplicar al pie de la letra las normas migratorias con los recursos disponibles para ese efecto.
Aunque suene extraño, la razón por la cual los mismos agentes federales o jueces dejan libres a indocumentados capturados es que no tienen cárceles o centros de detención para retenerlos de manera transitoria. En este caso, el presidente Trump necesita que el Congreso le apruebe fondos no solo para implementar sus medidas, sino para construir el muro.
Aun así, en los memos dados a conocer se da la orden para que comience el proceso de contratación de unos 15.000 nuevos agentes fronterizos y funcionarios que reforzarían el pie de fuerza de las autoridades migratorias.
También se pide al Departamento de Seguridad Interna que inicie el trabajo de cara a la construcción de nuevos centros de detención en la frontera.
Trump, a su vez, quiere revivir un programa que desapareció durante la administración Obama y el cual busca formar alianzas con policías locales y alguaciles a los que se les daría poder de agentes fronterizos, y así elevar el tamaño de la fuerza sin aumentar el gasto federal.
Los memos de Trump no cayeron bien entre los sectores que defienden los derechos de los inmigrantes.
“Lo que esto es, en esencia, es una guía para la deportación masiva de 11 millones de personas. Es cumplir con los deseos de los nacionalistas blancos y antiinmigrantes”, dice Lynn Tramonte, del Fondo Americano para la Educación.
En últimas, las autoridades tendrán la potestad de deportar o impedir el ingreso de cualquier persona que consideren una amenaza para la seguridad ciudadana. Por ahora, comunidades de hispanos ya han reportado que las deportaciones masivas ya comenzaron.

Condena al antisemitismo

AFP. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refirió ayer por primera vez al antisemitismo desde que asumió su cargo y calificó de “horribles y dolorosas” las crecientes amenazas contra la comunidad judía en el país. La declaración la hizo durante una visita al Museo Nacional Afroamericano, que, señaló, hace recordar por qué hay que luchar contra el odio y la intolerancia.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
Andrés Montenegro
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