Luego de que el exalguacil Joe Arpaio, condenado por su insistencia en cazar a inmigrantes indocumentados en Arizona (principalmente de origen latino), fuera indultado este viernes por el presidente estadounidense, Donald Trump, los movimientos en contra de la polémica decisión del mandatario no se han hecho esperar, incluso desde el Partido Republicano.
Trump “tiene la autoridad para dar este perdón, pero al hacerlo en este momento socava sus declaraciones sobre el respeto de las leyes, dado que el señor Arpaio no mostró remordimiento por sus acciones”, dijo el senador republicano por Arizona John McCain en un comunicado.
Otro senador de Arizona, el republicano Jeff Flake, escribió en Twitter: “En relación con el perdón a Arpaio, habría preferido que el Presidente hubiera respetado el proceso judicial y dejado que siguiera su curso”.
Mientras tanto, Joaquín Castro, congresista demócrata, afirmó que “Joe Arpaio es un racista que persiguió durante años a la comunidad hispana. Tendría que haber cumplido su pena”.
Toda su vida se ha comportado como si estuviera por encima de la ley
De igual forma opinó el representante demócrata Raúl Grijalva, para quien el exsheriff “no merece el perdón. Toda su vida se ha comportado como si estuviera por encima de la ley. Ahora Trump le demuestra que tenía razón”.
La poderosa organización de defensa de los derechos humanos Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés) también manifestó su descontento y estimó que el “Presidente eligió la ilegalidad en lugar de la ley, la división en lugar de la unidad y el dolor en lugar de la recuperación”.
Sumado a esto, UnidosUS, el mayor ente a favor de los derechos de los hispanos en el país, tildó el indulto de “obsceno”. “El sheriff Arpaio fue el instigador de un comportamiento racista y permitió la política de acoso y abuso con base en el color de la piel en el condado de Maricopa”, señaló su presidenta, Janet Murguia.
Arpaio aplicó durante casi un cuarto de siglo un mantenimiento del orden implacable en el condado de Maricopa. Fue elegido alguacil por primera vez en 1992 y reelegido sistemáticamente cada cuatro años, hasta que perdió en los comicios de 2016. Trump siempre lo consideró “un gran patriota estadounidense”.
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