Pánico. Así describe Gustavo Torres, de la ONG CASA, la sensación que viven cientos de miles de indocumentados e inmigrantes, entre ellos colombianos, con el inicio del gobierno de Donald Trump.
“Nos estamos preparando para lo peor”, sostiene Torres tras advertir que el magnate podría ordenar a partir del lunes deportaciones masivas y redadas para capturar a ilegales.
Pese a ello, su organización trabaja con otras en campañas educativas que buscan informar a los hispanos sobre sus derechos si llegan a verse afectados por las políticas de la nueva administración. Según él, en este trabajo están siendo asistidos por muchos países de la región, que facilitan sus consulados y hasta abogados para ayudar.
Colombia, según Torres, es de los pocos que no está haciendo mayor cosa en estos esfuerzos de asesoría. (Lea también: Trump inicia su agenda presidencial con homenaje a los excombatientes)
¿Cuál es el ambiente que se vive en la comunidad?
Hemos tenido cerca de 100 reuniones con la comunidad, en Pennsylvania, Virginia y Washington para escuchar a la gente, y están aterrorizados, asustados. Pero al mismo tiempo no se han paralizado y eso es importante. El sábado tuvimos nuestra primera acción a nivel nacional en 64 ciudades desde Nueva Yorka hasta Chicago y se llenaron todos los sitios en las iglesias con las que hemos hecho alianza y con la comunidad afroamericana. Hay que marchar, hay que mandar el mensaje de que acá nos vamos a quedar.
¿Qué creen que puede pasar desde el lunes?
No sabemos con exactitud qué piensa hacer Trump. Es un presidente que al parecer se mueve a donde el viento lo lleve. En toda la campaña su mensaje fue de odio, racismo, sexismo, antiinmigrante. Sin embargo, ha enviado algunos mensajes que sugieren que podría ayudar a terminar de legalizar a los ‘soñadores’ (personas que llegaron ilegalmente al país siendo muy jóvenes) que son unos 750.000, y eso sería extraordinario.
Sin embargo, lo que sentimos es que hablan más los hechos que las palabras. Ha nominado a personas que son lo más antiinmigrante que existe en todo el país para posiciones bien claves. Como, por ejemplo, el senador Jeff Sessions para Fiscal General. Desde el Congreso lleva 25 años apoyando todas las leyes y proyectos que son antiinmigrante y oponiéndose a todas las que son a favor. Es factible que se vuelvan a presentar redadas en sitios de trabajo, escuelas, iglesias y donde nuestra gente se concentra.
En concreto, ¿qué acciones podría adoptar Trump sin contar con el aval del Congreso, que puede tardarse más tiempo?
El presidente de EE. UU. tiene muchísimo poder. Lo primero que puede hacer, y que ha dicho, es parar las órdenes ejecutivas de Obama. Entre ellas el DACA. Eso implica que las personas que hoy tienen permisos de trabajo, esos 750.000 ‘soñadores’, se quedan sin nada. Puede ordenar deportación masiva y puede multiplicar el presupuesto para el departamento de inmigración. Puede cambiar los memos que Obama diseñó en los que se hacía énfasis en deportar a las personas con récord criminal y no a los demás. Trump se rodeó de los ideólogos de las políticas antiinmigrantes. Por eso nos estamos preparando para lo peor. (Además: La diplomacia de Trump: Entre eslóganes y propuestas)
¿Cómo se preparan?
Estamos en una campaña educativa y de prevención: conozcan sus derechos y defiéndanlos. Independientemente de su estatus migratorio, la gente tiene derechos en este país. A un abogado, a no decir de qué país viene, a no decir si quiera su nombre. Estamos haciendo talleres en Casa y en las iglesias. Hemos creado comités de defensa de nuestra comunidad. Miembros han decidido organizarse y los estamos capacitando para que ellos eduquen a su gente. Somos parte de la red nacional de organizaciones proinmigrante y tenemos una campaña en unos 32 estados.
¿Qué están haciendo los países para ayudar a sus ciudadanos en EE. UU.?
Algunos, mucho. México ha mostrado gran liderazgo. Ha puesto a nuestra disposición todos sus consulados con abogados para atender las preguntas de la gente. Bolivia está haciendo lo mismo. Los centroamericanos, pese a ser pequeños, están en lo mismo.
¿Y Colombia?
Desafortunadamente, no. Queremos hacer un llamado al presidente Santos y al Congreso para que se pronuncien. Los colombianos en EE. UU. hacen una contribución económica de miles de millones de dólares anuales a nuestra patria. No se trata de romper relaciones con esta nueva administración, pero sí tienen que poder decir que respaldan al millón de colombianos que viven en este país.
¿Y por qué cree que no lo están haciendo?
Quizá sea por no enemistarse con la nueva administración. Solo veo los hechos y estos demuestran que no se han pronunciado como deberían.
Algunos de los temas calientes de la agenda1. ‘Obamacare’
La posible revocación de Trump de la reforma sanitaria conocida como ‘Obamacare’, prioridad de Barack Obama desde que llegó a la Casa Blanca, supondría que unos 20 millones de ciudadanos se quedarían sin cobertura médica, además de un caos total en el mercado de seguros de salud. Analistas creen que eliminar este programa sin tener un reemplazo inmediato se convertiría en el primer gran error de Trump, pero este ha insistido que esa transición será en “breve” sin ofrecer detalles específicos. Aún así, el nominado para dirigir la Sanidad de EE. UU., Tom Price, abogó por crear un sistema con “acceso” a la salud, pero evitó garantizar “cobertura para todos”. (También: Las inesperadas decisiones de las dos últimas semanas de Obama)
2. Simpatía con Rusia
En la relación con Rusia ha pasado de todo, contando el espaldarazo que le dio el presidente Vladimir Putin a su elección tras el tsunami generado luego de que el magnate reconoció que ese país sí filtró al Partido Demócrata en pleno proceso electoral. A diferencia de Obama, Trump se ha mostrado muy cercano a Putin, hasta llegar a halagarlo en varias ocasiones. Como muestra de esa simpatía, Trump ya anunció que levantaría las sanciones a Rusia a cambio de una reducción en armas nucleares. Su nominado a Secretario de Estado, Rex Tillerson, ha asegurado que no es admirador de Putin, a pesar de su historial de transacciones con ese país como CEO de ExxonMobil.
3. Cambio climático
Durante su audiencia de aprobación ante el Congreso, Rex Tillerson, como encargado de la diplomacia, logró apagar un poco la hoguera que Trump encendió cuando se mostró apático a un tema tan sensible como lo es el cambio climático. Tillerson, pese a sus lazos con ExxonMobil, se distanció de la idea de salir del Acuerdo de París (COP21), hecha por Trump, al asegurar que “el riesgo sí existe y las consecuencias podrían ser muy serias como para no tomar medidas”. En un entrevista con ‘The New York Times’, el magnate aceptó finalmente que “el hombre sí ha tenido responsabilidad en el calentamiento global”.
4. Inmigración y ‘dreamers’
Durante la campaña, Trump dijo que deportaría a inmigrantes que hayan tenido o tengan condenas criminales. Expertos advierten que pensar que dicho proceso no está en marcha es una falacia, pues la administración Obama ya hizo de la deportación de criminales una de sus prioridades. Para su primer día de mandato, Trump también prometió introducir la legislación necesaria para financiar la construcción de “un gran muro” en la frontera con México. Otra opción que se plantea es deshacer un programa aprobado por Obama en 2012, DACA, que permitía que unos 700.000 inmigrantes irregulares que llegaron de niños a Estados Unidos pudieran vivir y trabajar sin el temor a ser deportados.
5. Deshielo con Cuba
Desde su campaña, Donald Trump amenazó con poner fin al acercamiento con la isla si el Gobierno de Raúl Castro no está dispuesto a sellar “un acuerdo mejor”. Desde el gobierno actual han reconocido que cuando Trump asuma el poder “podrá ejercer la autoridad ejecutiva de la Presidencia”, pero aseguran que hay “motivos convincentes para seguir normalizando las relaciones”. A días de entregar el cargo, Obama levantó la política de “pies secos, pies mojados”, con lo que concluye 22 documentos firmados en 18 meses. El embargo comercial, una de las mayores exigencias de Castro, solo podrá ser levantado por el Congreso, controlado por los republicanos.
6. TLC y pelea con China
Desafiando la tradición de apoyo al libre comercio de su propio partido, Trump dijo que en su primer día en el Despacho Oval anunciará la renegociación de dos importantes pactos comerciales: el Acuerdo Transpacífico, TPP (entre 12 países y que aún no entró en vigor), y el Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio (Nafta), con México y Canadá. Aseguró, además, que pediría que se etiquete a China como “manipulador de divisas”,
una medida que según expertos generaría represalias de la segunda economía mundial, quien ya está molesta por la llamada telefónica entre el magnate y la presidenta de Taiwán, lo que supuso el primer contacto de alto nivel entre la ‘isla rebelde’ y EE. UU. en 40 años.
7. Israel y Palestina
Puede que Trump sea un hombre clave para el conflicto entre palestinos e israelíes, pero está por ver si tratará de solucionarlo acercando a las partes o si, por el contrario, lo complicará con controvertidas decisiones. El sector más nacionalista de Israel se frota las manos con su posesión porque la ven como una luz verde tras las agrias disputas con Obama. La derecha israelí cree que con Trump será mucho más sencillo construir en territorios palestinos ocupados y hasta lograr uno de los grandes sueños: trasladar la embajada de EE. UU. a Jerusalén –como ya lo anuncio en campaña–, lo que lo podría convertir en el primer país en hacerlo desde el 2006 y provocar un caos en la región.
8. Irán y lo nuclear
Desde que se firmó en el 2015, el acuerdo nuclear con Irán ya tenía enemigos en el Congreso de EE. UU. y en Israel. Pero ahora, con Donald Trump a la cabeza, se amplían las posibilidades de que este lo viole o trate de renegociarlo –como ha advertido en varias oportunidades– sin dar detalles de cómo lo hará.
Su nominado para el Departamento de Defensa, el general retirado James Mattis, mostró durante la audiencia de confirmación su apoyo a Trump. Por su parte, el presidente iraní, Hasan Rohaní, afirmó que “una renegociación del acuerdo está fuera de cuestión” y que “no se puede revertir” un pacto cuya firma llevó años de negociación: “artículo por artículo y palabra por palabra”.
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