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EEUU

Rencilla familiar, posible causa del tiroteo en Texas

En la noche del domingo y el lunes en el día se celebraron homenajes en honor a las víctimas del ataque.

En la noche del domingo y el lunes en el día se celebraron homenajes en honor a las víctimas del ataque.

Foto:Mark Ralston / AFP

La suegra del autor del ataque frecuentaba la iglesia donde ocurrió la masacre, pero ese día no fue.

Juan Carlos Rojas
Mientras se intensifican los llamados a aumentar el control de armas en Estados Unidos, como ya es costumbre luego de ocurridos este tipo de hechos, el presidente Donald Trump calificó este lunes el tiroteo de Texas de “espantoso” y “un acto de maldad”, pero volvió a descartar que el acceso a las armas sea el causante de estas tragedias que en las últimas cinco semanas ya han dejado cerca de 90 muertos.
“Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas”, declaró el mandatario desde Tokio (Japón), donde se encuentra de gira.
Minutos más tarde, las autoridades descartaron que la matanza perpetrada por Devin Kelley, un exmilitar de 26 años, y que dejó 26 muertos en una iglesia baptista de Sutherland Springs (Texas, EE. UU.), se debiera a motivos raciales, religiosos o terroristas y atribuyeron la acción del tirador a asuntos netamente personales. 
“No contemplamos que la acción de este domingo se deba a motivos raciales o religiosos; sí podemos decirles que había una serie de problemas domésticos en su familia”, afirmó el portavoz del departamento de Seguridad Pública del estado, Freeman Martin, durante una rueda de prensa.
Martin confirmó que la suegra de Kelley era feligresa de la Primera Iglesia Baptista, congregación contra la que el sospechoso habría proferido una serie de amenazas. Precisamente, la suegra frecuentaba la iglesia donde ocurrió la masacre, aunque ella no estuvo presente ese domingo.
Una de las críticas más fuertes por este ataque, surgió este lunes cuando se conoció que la fuerza aérea estadounidense no había informado al FBI de la condena por violencia conyugal de Kelley, lo que podría haberle impedido adquirir armas y matar a 26 personas. “Las informaciones preliminares muestran que el delito de violencia doméstica de Kelley no fue inscripto en el registro del Centro Nacional de Información Criminal (NCIC)”, indicó Ann Stefanek, una portavoz de la fuerza aérea estadounidense. Stefanek precisó que se inició una investigación para comprobar si otras condenas pudieron eludir el sistema de inscripción en el registro de criminales.
Las autoridades también confirmaron que de la veintena de heridos, al menos la mitad siguen en estado muy crítico. Los otros diez o se encuentran estables o ya han recibido el alta médico.
Respecto a las víctimas mortales, explicó Martin, una falleció en el hospital, dos fuera de la iglesia y 23 dentro del templo, donde se encontraban celebrando la misa del domingo. Más de una decena de niños y una mujer embarazada forman parte de la lista de 26 víctimas. Una de estas era Annabelle Pomeroy, de 14 años e hija del pastor de la congregación, Frank Pomeroy, quien el día del ataque no pudo atender el servicio por encontrarse de viaje junto con su mujer, en el estado de Oklahoma.
Las autoridades también revelaron que el tirador, quien se presentó en la iglesia vestido de negro de pies a cabeza y con un chaleco antibalas, fue descrito como un joven blanco que aparentemente se suicidó cuando huía en su camioneta y mientras era perseguido por dos ciudadanos: Stephen Willeford y Johnnie Langendorff.
Willeford, al ver que el atacante escapaba, tomó su propio fusil y abrió fuego.
Langendorff, que pasaba por el lugar y presenció el intercambio de disparos, vio huir a Kelley en su camioneta y comenzó a perseguirlo. Cuando Kelley perdió el control de su vehículo, “Willeford salió de mi carro y le apuntó con el fusil, diciéndole que saliera. Él no hizo ningún movimiento”, agregó.
Minutos después, la Policía encontró a Kelley muerto en su vehículo. A pesar de que en primera instancia las autoridades dudaron de si el asesino se suicidó o murió a causa de los disparos de Willeford, la autopsia reveló este lunes que el tiro que él mismo se propinó en la cabeza fue mortal.
Igual que sucedió en la habitación del hotel del atacante de Las Vegas, hace un mes, la policía encontró múltiples armas en la camioneta de este exmilitar. “Tenemos varias escenas de crimen. Tenemos la iglesia, afuera de la iglesia. Tenemos el lugar donde fue localizado el vehículo del sospechoso”, dijo Martin.
“La tragedia se profundiza por el hecho de haber ocurrido en una iglesia, un lugar de adoración, donde estas personas fueron baleadas”, dijo el gobernador de Texas, Greg Abbott, quien además advirtió que la cantidad de fallecidos podría aumentar por el grave estado de los heridos.

Atacante: ateo, asocial y violento

Descrito por quienes lo conocieron como un hombre inquietante con una vida personal y profesional frustrada, el exmilitar Devin Kelley, autor del peor tiroteo ocurrido en Texas, fue dado de baja de la Fuerza Aérea estadounidense por violencia conyugal.
Algunas fotografías de su rostro –tez clara, sin sonreír, con o sin barba, cabello corto– aparecieron ayer en la prensa local. Residía en New Braunfels, una ciudad ubicada a unos 50 kilómetros de donde perpetró el tiroteo, supuestamente, motivado por problemas familiares.
Kelley era de esas personas que exponían abiertamente su frustración en las redes sociales. Sus diatribas en Facebook iban dirigidas contra la religión, la iglesia y los creyentes. Muchos de sus antiguos compañeros de clase relataron que tomaron distancia de este ateo militante, de comportamiento hostil y frecuentes ataques de violencia.
La carrera militar de Kelley fue breve, sin logros, y marcada por un fin abrupto. Fue reclutado en 2010 para trabajar como especialista en logística en una base de la fuerza aérea en Nuevo México. Dos años más tarde fue juzgado por una corte marcial por violencia contra su esposa y un hijo de ambos. Ella pidió el divorcio ese mismo año.
Por las agresiones, fue condenado a un año de detención. También fue degradado y sacado de las filas de la Fuerza Aérea estadounidense. En 2014 intentó sin éxito obtener una apelación para revisar su condena. Posteriormente se mudó a Colorado, donde su expediente incluye acusaciones de malos tratos contra animales.
INTERNACIONAL*
Con información de AFP - EFE y Reuters
Juan Carlos Rojas
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