El ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Adel al Yubeir, reiteró este viernes en Washington que el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, no está implicado en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y aseguró que insinuar lo contrario sería cruzar una “línea roja”, al tiempo que Donald Trump ignoró castigar a los responsables.
En declaraciones a la prensa, recogidas por medios locales, Al Yubeir insistió en que la tortura y asesinato del crítico del trono saudí Jamal Khashoggi fue fruto de una operación “no autorizada” y reafirmó que “no se dio ninguna orden” para acabar con la vida del periodista el pasado 2 de octubre en la sede del consulado saudí de Estambul.
Al Yubeir rechazó comentar un artículo del jueves pasado de The New York Times, en el que se afirma que Bin Salmán amenazó con matar a Khashoggi, y consideró que hacer tales insinuaciones sobre el príncipe heredero sería “cruzar una línea roja”.
'The New York Times' sostiene que Bin Salmán dijo en una conversación que mantuvo en 2017 que usaría “una bala” contra Khashoggi si este no volvía al reino y dejaba de criticarlos.
El diario neoyorquino, que cita a exfuncionarios estadounidenses y funcionarios extranjeros conocedores de los informes de inteligencia, asegura que agencias de espionaje estadounidense interceptaron diálogos del príncipe heredero.
La información de 'The New York Times' se publicó horas después de que la relatora de la ONU sobre la tortura, Agnes Callamard, dijo en Ginebra que Khashoggi, columnista de 'The Washington Post', fue víctima de “un asesinato brutal y premeditado” que fue “planeado y perpetrado por funcionarios de Arabia Saudí”.
Al Yubeir se encuentra en Washington porque esta semana participó en una cumbre de la coalición liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) y el pasado jueves se reunió con el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo.
En su encuentro, Pompeo y Al Yubeir destacaron la importancia de continuar con la investigación sobre el asesinato del periodista saudí de manera “creíble y transparente”.
Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pareció este viernes ignorar el llamado del Congreso a pronunciarse sobre el papel del príncipe heredero en dicho asesinato, en momentos en que la presión internacional aumenta sobre el reino, pero también sobre Washington.
Teóricamente, Trump tenía plazo hasta este viernes para apuntar y castigar a los responsables del cruel asesinato. Esta fecha límite fue impuesta por los senadores demócratas y republicanos, quienes activaron el 10 de octubre una ley que otorga 120 días al mandatario estadounidense para que tome una decisión.
Sin embargo, la administración republicana no tiene intención de acatarla, teniendo en cuenta que ha hecho todo lo posible para preservar una alianza que se considera esencial –principalmente en compra de armas y acuerdos petroleros–, aunque se haya empañado la imagen de los líderes saudíes.
EFE