Por razones políticas y de gobernabilidad, el presidente Joe Biden había evitado hasta ahora -en gran medida- los ataques contra su antecesor, el expresidente Donald Trump.
Pero este jueves, en el primer aniversario de la violenta toma del Capitolio del pasado 6 de enero de 2021, el líder demócrata no ahorró palabras para cuestionar a quien considera el responsable directo de una de la peor crisis en la historia estadounidense.
(Lea aquí: Biden atribuirá a Trump la responsabilidad por el asalto al Capitolio)
Happening Now: President Biden delivers remarks to mark one year since the January 6th deadly assault on the Capitol. https://t.co/bWNiMaYSyp
— The White House (@WhiteHouse) January 6, 2022
En un discurso pronunciado desde los mismos corredores del Congreso que fueron avasallados por una turba de sus simpatizantes, Biden dijo que Trump y sus aliados estaban empeñados en destruir la democracia y acabar con la legitimidad del proceso electoral.
“Por primera vez en nuestra historia un presidente no solo perdió la elección, sino que intentó impedir la transferencia pacífica del poder mientras una turba se tomaba el Congreso. Tras haberlos ahuchado, se sentó a ver el sitio del Capitolio desde la Oficina Oval y no hizo nada durante horas pese a que había vidas en riesgo y la Policía era asaltada”, afirmó el mandatario.
Biden también acusó a Trump de querer reescribir la historia creando una red de mentiras que ha sido replicada por medios de comunicación afines y políticos que han puesto sus intereses personales por encima del país.
Por primera vez en nuestra historia un presidente no solo perdió la elección, sino que intentó impedir la transferencia pacífica del poder
“Lo hizo”, -dijo Biden- “por qué no puede aceptar que perdió…Tenemos que decidir qué país queremos ser. ¿Uno que acepta la violencia política como norma? ¿Nos vamos a convertir en un país que permite que funcionarios electorales partidistas anulen la voluntad legal expresada por el pueblo? Vamos a ser un país que se rige no por la luz de la verdad sino por la oscuridad de la mentira. No podemos ser ese país y no podemos permitir que esto vuelva a suceder”.
(También: Asalto al Capitolio: un año de la peor crisis democrática estadounidense)

Partidarios del expresidente de los Estados Unidos Trump fuera de las Cámaras del Senado después de violar la seguridad del Capitolio en Washington, D. C. (Estados Unidos), el 6 de enero de 2021.
EFE / EPA / JIM LO SCALZO
El presidente fue aún más allá al indicar que Trump y los republicanos han puesto un “cuchillo en el cuello de la democracia” que utilizarán si no se les detiene cuanto antes. En ese contexto aprovechó para pedir al Senado que apruebe un proyecto de ley que busca proteger el derecho al voto en EE. UU que hasta el momento ha sido bloqueado por la oposición.
Chuck Shummer, el líder de los demócratas en la Cámara Alta, advirtió esta semana que modificará las leyes del Senado en 10 días si el proyecto sigue en el limbo de aquí a este 17 de enero.
El pasado 3 de noviembre, Biden ganó las elecciones sumando 306 votos ante el Colegio Electoral frente a los 232 de Trump, a quien además superó por 8 millones de sufragios a nivel nacional. El expresidente exigió recuentos en cuatro estados y todos, aún los que eran presididos por autoridades republicanas, confirmaron el resultado favorable para Biden.
Así mismo, elevó más de 50 demandas por fraude ante Cortes del país, incluida la Corte Suprema de Justicia, que fueron desechadas por falta de méritos. Muchas de ellas frente a jueces que él mismo nombró. La Fiscalía General, encabezada por uno de sus más fieles seguidores, también descartó la existencia de un fraude en los comicios.
Pese a ello, el presidente continuó denunciando el supuesto fraude y exigiendo que el Congreso no ratificara su triunfo. Fracasado todos los esfuerzos, pidió a seguidores que viajarán a Washington para impedir la ceremonia de certificación, que a esas alturas ya era una formalidad.
(Le puede interesar: La investigación del asalto al Capitolio de EE. UU. sigue creciendo)

Los manifestantes pro-Trump ocupan los terrenos del frente oeste del Capitolio de los EE. UU., incluido el escenario inaugural y los miradores, en Washington, D. C., el 6 de enero de 2021
EFE / EPA / MICHAEL REYNOLDS ATTEN
En el asalto al Capitolio murieron 5 personas y más de 700 han sido procesadas por su participación en los eventos de ese día. Tanto la Cámara como el Senado, abrieron investigaciones para esclarecer los sucesos y determinar responsabilidades.
En el caso de la Cámara Alta, la Comisión Judicial, presentó un reporte el mes pasado en el que concluyeron que Trump intentó al menos en 9 ocasiones “torcer el brazo” de las autoridades judiciales para que declararan un fraude y así poder “suspender” la certificación de Biden o declarar un estado de excepción.
(Además: Trump cancela rueda de prensa del aniversario sobre el asalto al Capitolio)

El 6 de enero de 2021, partidarios del entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump protestan frente al Capitolio de los Estados Unidos, en Washington, D. C.
ALEX EDELMAN / AFP
La Cámara Baja aún continúa su pesquisa y se espera un informe final antes del verano. Sin embargo, se han venido filtrando aparte de la investigación que deja muy mal parado al expresidente.
Aún así, los republicanos han potado por darle la espalda a la situación. En primer lugar, salvo por dos de sus miembros, negándose a integrar la Comisión creada por la Cámara y antes obstruyendo el proceso.
En segundo, pese a no existir prueba alguna de que se cometió fraude, aprobando leyes en los estados donde son mayoría donde se restringe el derecho al voto o se dificulta el acceso de las minorías.
De hecho, este jueves no participaron en los eventos organizados para conmemorar el 6 de enero y mantuvieron silencio frente al aniversario. Trump tenía previsto realizar una rueda de prensa en la que planeaba insistir sobre el supuesto fraude, pero la canceló a última hora pues sus aliados lo convencieron de que sería contraproducente.
Y pocos creen que la actitud cambiará en el corto o mediano plazo.
“La base del partido, que sigue siendo leal a Trump, lleva un año alimentada por noticias falsas sobre irregularidades en las elecciones. Esa rabia se ha traducido en motivación para participar en elecciones. Y ningún político quiere atravesarse en esa dinámica. Antes, han terminado respaldándola pues la ven como un camino para ganar en las elecciones de noviembre de este año”, dice Sam Adler, analista político que lleva años estudiando el movimiento conservador en el país.
De acuerdo con Adler, el 6 de enero, irónicamente, está causando todo lo contrario de lo que se esperaba. “En lugar de moderación, el partido republicano se ha vuelto más radical. Al punto de justificar lo sucedido y creer que cierto tipo de acciones, así sean inconstitucionales o antidemocráticas, son necesarias para ‘salvar’ el país. De alguna manera, lo que vimos puede ser solo un preámbulo del futuro”, afirma el experto.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON
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