La biblioteca pública de Binhai, en la ciudad de Tianjin, es considerada desde ya como una maravilla de la arquitectura. El problema es que las estanterías blancas que se elevan en espiral acogen menos libros que obras realizadas con una técnica que engaña a la vista, conocida como trampantojo.

Placas de aluminio impresas hacen las veces de libros en las baldas superiores.

Algunos medios de comunicación la describieron como "la mejor del mundo" o como "el sueño de cualquier enamorado de los libros".

En un fin de semana, 15.000 personas en promedio visitan esta construcción de seis plantas, situada a 120 km al sudeste de Pekín.

Concebido por el gabinete holandés MVRDV, el edificio contiene un inmenso auditorio esférico que, visto del exterior, recuerda el iris del ojo.

La biblioteca cuenta con 200.000 libros y espera alcanzar una colección de 1,2 millones de ejemplares.

En el proyecto original, las estanterías más altas debían ser accesibles desde las salas situadas detrás de ellas, explica MVRDV a la AFP. Pero un apretado calendario de obras les obligó a desechar la idea. La decisión se tomó "a nivel local y en contra de la voluntad de MVRDV", afirma la portavoz del gabinete, Zhou Shuting.

Según Liu Xiufeng, director adjunto de la biblioteca, en los planos refrendados por las autoridades el atrio estaba concebido como un lugar por el que circular, sentarse, leer o conversar... pero no para almacenar libros.

Las escaleras blancas talladas de forma irregular también suponen un problema, sobre todo para los aficionados a los selfis que no apartan la vista del teléfono. "Muchos se han caído", expresan los vigilantes.

En la biblioteca, aumentar el número de afiliaciones podría resultar difícil en un país donde muchas personas leen novelas por teléfono, tableta o libro electrónico. "El edificio es como un recién nacido que nos han confiado. Ahora nosotros tenemos que conferirle un alma", afirma Liu.