El océano Antártico albergará la mayor reserva marina del mundo, con un área de 1,55 millones de kilómetros cuadrados, ubicada en el mar de Ross, ecosistema marino en el que habitan un tercio de los pingüinos Adelaida del planeta, un cuarto de la población de los pingüinos emperador, además de petreles antárticos, focas Wedell, merluzas negras y una especie única de orca, entre otras especies.
La decisión histórica fue adoptada por la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, siglas en inglés), conformada por 24 países y la Unión Europea (UE), durante su reunión anual celebrada entre el 17 y el 28 de octubre en la ciudad australiana de Hobart (sureste).
“La CCAMLR ha hecho historia al declarar la mayor área marina más protegida (del mundo) en el mar de Ross, para proteger a pingüinos, focas, ballenas e innumerables criaturas”, dijo Andrea Kavannagh, directora de la ONG The Pew Charitable Trusts, en un comunicado de la Alianza del Océano Antártico (Asoc, por sus siglas en inglés).
La iniciativa, que abarca una superficie equivalente a Francia, España y Alemania juntas, fue impulsada por los gobiernos estadounidense y neozelandés.
Según la medida que entrará en vigor el año que viene, en más del 70 por ciento del área marina protegida en el mar de Ross estará prohibida toda clase de actividad pesquera, mientras que en el resto se permitirá la captura de investigación de merluza negra y crustáceos krill.
La pesca de investigación se hará bajo “determinados controles”, declaró el argentino Rodolfo Werner, consultor de la Asoc, al señalar que hubo una concesión a China, interesada en la pesca de krill para fines de investigación. En su momento, el gobierno chino se opuso a la creación de la reserva, aunque luego cambió de posición, y Rusia fue el último país en dar su respaldo a la medida, que requería el apoyo de todos los miembros de la CCAMLR.
Uno de los puntos polémicos de esta decisión fue que la declaración del área marina de protección no es a perpetuidad, sino por los próximos 35 años, lo que preocupa a ecologistas como el Fondo Mundial para la Naturaleza.
Werner explicó que lo ideal era que no expirara, pero se buscó un punto medio en las negociaciones, en las cuales se llegó a proponer una vigencia de 50 años, mientras que Japón esperaba una duración de dos décadas. “Se negoció entre lo posible y lo ideal”, recalcó Werner, al explicar que cuando expire el plazo, los países decidirán si extienden la vigencia de la protección del mar de Ross.
En la reunión en Hobart también hubo dos solicitudes que no prosperaron para crear una reserva en la Antártida oriental, por parte de la UE y Australia, y en el mar de Wedell, presentada por Alemania.
Werner confió en que estas dos propuestas se aprueben cuando la CCAMLR vuelva a reunirse el año entrante, cuando también está previsto que Argentina y Chile soliciten la protección de una o varias áreas en la península Antártica.
“En el mejor de los casos, las tres propuestas serán discutidas y aprobadas (en la próxima reunión)”, insistió el consultor. Además de la creación de la gran reserva en el mar de Ross, el organismo internacional aprobó que de forma escalonada y en los próximos cuatro años, los barcos que pescan krill en aguas antárticas tengan observadores a bordo.
La CCALMR también acordó desarrollar un plan de trabajo para hacer frente al cambio climático, un paso considerado insuficiente por los ecologistas.
“El cambio climático tiene un profundo impacto en la Antártica porque pone en un creciente riesgo a sus hábitats y biodiversidad mediante la pérdida de hielo, el calentamiento de los mares y la acidificación”, según Chris Johnson, experto del WWF y miembro de la Asoc.
Además de los países citados, la CCAMLR está integrada por Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, Islas Cook, Finlandia, Francia, Grecia, India, Italia, Japón, Corea del Sur, isla Mauricio, Namibia, Holanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Perú, Polonia, Sudáfrica, España, Suecia, Ucrania, Reino Unido, Uruguay y Vanuatu.
EFE
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