"Lávense bien las manos, usen máscara". Las calles de China amanecieron este martes rodeadas de mensajes y eslóganes que hacen parte de una gran campaña del gobierno, que intenta movilizar a un país aterrorizado por el coronavirus, que ya deja 1.1016 muertos en ese país y más de 42.000 afectados en todo el mundo.
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La iniciativa se dio ante el regreso de los ciudadanos a sus trabajos después de las vacaciones del año nuevo lunar y tras las cientos de críticas por la lenta reacción del gobierno ante la epidemia, que no se hicieron esperar con la muerte del médico que habría advertido sobre el impacto del virus en el país asiático y que fue ignorado y acusado de causar el caos.
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El presidente chino, Xi Jinping, durante su visita al al Hospital Ditan, en Pekín, este lunes.
Xinhua
Desde hace más de dos semanas, el gigantesco país de 1.400 millones de habitantes se encuentra paralizado con la aparición de un virus que ya infectó a más de 42.000 personas.
Y aunque la cifra de contagiados solo equivale al 0,0026 por ciento de su población, el brote, que surgió en diciembre, tiene confinados y aterrorizados a todos los ciudadanos chinos, que no salen de sus casas desde finales de enero.
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Zhao Yiling, una ama de casa de 57 años, aseguró estar aterrorizada, pero mencionó que sigue todas las instrucciones del comité de su barrio, que se volvió una especie de patrulla de salud, y del Partido Comunista Chino. "El comité dijo que hay que ser paciente y no salir, por eso no salgo, obedezco", explicó la mujer.
Las entradas de las residencias están adornadas con grandes banderolas con mensajes de letras blancas y fondo rojo para luchar contra la epidemia. "Detectar, alertar, aislar y tratar lo antes posible", dice una de las tantas pancartas.
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En la radio y la televisión, se repiten los mismos mensajes: "No salgan, no abran las ventana, lávense bien las manos, usen máscara", repiten los medios oficiales, que declararon una "guerra popular" contra la epidemia. "Alcemos la bandera de Partido frente a la epidemia", reza otro eslógan en Zhejiang, una provincia del este del país muy afectada por el virus.
Ningún medio y ninguna ciudad se escapa de esta campaña. Pero en Hubei, los mensajes no son solo de prevención, sino que son amenazantes contra los posibles contagiados. "Los que no declaran su fiebre son enemigos", dice una pancarta en un distrito de Hubei.
En este mismo distrito, puesto en cuarentena, otro mensaje busca infundir miedo: "Visitarse es matarse unos a otros. Reunirse es correr hacia el suicidio".
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Mientras el gobierno llena con su campaña los medios locales, los habitantes de Hubei sienten cada vez más miedo y se han convertido en sospechosos.
Zhao explica que en su barrio en Pekín detectaron un carro con matrícula de Hubei. "Todo el mundo está buscando al propietario", dijo. "Hay pánico, ni nos atrevemos a salir a comer".
Muchos no quieren tomar riesgos, sobre todo las personas mayores, más vulnerables en caso de infección. Las calles y parques donde se reúnen para hablar, bailar y hacer gimnasia o jugar a cartas están ahora vacíos.
En una gran residencia del noroeste de Pekín, la señora Zhu, de 84 años, se negó a que le traigan comida a su casa y pidió que se la dejen en la puerta. "No podemos visitar a los vecinos", dijo esta exresponsable del partido, que asegura tener provisiones suficientes. "Podemos aguantar un mes", dijo.

Las calles y autopistas de Wuhan, donde se originó el coronavirus, permanecen casi desiertas desde finales de enero.
AFP
Los dirigente chinos "se sienten un poco culpables de haber reaccionado tan lentamente al principio y ahora reaccionan exageradamente", apuntó el sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la universidad bautista de Hong Kong.
Según él, la "gran campaña de movilización" en curso quiere demostrar que "el presidente Xi Jinping y el Partido están movilizados" para que la gente aplique las normas de prudencia y para "controlar la información".
A pesar de la psicosis, algunos se resisten a cumplir las normas. "El comité del barrio vino a decirme que tenía que cerrar pero me negué", dijo un hombre que lleva junto a su mujer un restaurante en Pekín, el último abierto en su calle, y que no quiso dar su nombre por miedo a represalias. "Prestamos atención con la cocina, todo es muy limpio. Cerrar no cambaría nada", afirmó sin llevar máscara, en su restaurante vacío.

Las barreras improvisadas para controlar el flujo de personas a la entrada de un vecindario en Hangzhou, China.
Bloomberg
Mientras China intenta retornar a la normalidad en medio del caos, el mundo sigue buscando soluciones para la epidemia que ya causó la muerte de más de 1.000 personas.
Alrededor de 300 expertos de todo el mundo en virología, epidemiología y otras ramas científicas iniciaron este martes en la sede de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra una reunión de dos días para estudiar vías de investigación del coronavirus de Wuhan y posibles tratamientos y vacunas.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMsS, Sylvie Briand, Directora de Preparación para Riesgos Infecciosos Globales y Michael Ryan, Director del programa de emergencias sanitarias.
EFE
La reunión, a puerta cerrada y en la que algunos expertos (entre ellos muchos médicos chinos) participan a distancia mediante teleconferencia, busca avanzar en el conocimiento del origen de la nueva enfermedad, sus vías de transmisión, su gravedad y las medidas que deben tomarse contra ella, informó la OMS.
El nuevo virus "es una amenaza muy grave para el mundo" y "un test de solidaridad política, para comprobar si el planeta puede unirse contra un enemigo común que no respeta fronteras o ideologías", aseguró el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en el discurso inaugural del foro.
AFP y Efe