El Parlamento de Zimbabue se reunió el martes para entablar un proceso de destitución contra el presidente Robert Mugabe, que se niega a renunciar tras 37 años en el poder, pese a la presión del ejército, su propio partido y la calle.
En una nueva prueba de su aislamiento, la mayoría de los miembros del gobierno boicotearon el consejo de ministros convocado el martes por la mañana por el mandatario, según el diario estatal 'The Herald'.
Casi una semana después de la intervención de las Fuerzas Armadas provocada por su expulsión, el exvicepresidente Emmerson Mnangagwa salió de su silencio para exigir la dimisión del jefe de Estado, que dirige el país con mano de hierro desde su independencia en 1980. "Invito al presidente Mugabe a tener en cuenta los llamados lanzados por el pueblo para su dimisión de forma que el país pueda avanzar", afirmó en un comunicado Mnangagwa, conocido como el "cocodrilo" y favorito para encabezar la transición política.
Mnangagwa, de 75 años, fue destituido el 6 de noviembre, por instigación de la primera dama, Grace Mugabe, con la que competía para suceder al presidente, de 93 años.
La expulsión de este fiel del régimen, héroe de la lucha de la "liberación" de
Zimbabue, provocó la intervención de las Fuerzas Armadas, que controlan el país desde el 15 de noviembre. Desde el inicio de la crisis, las voces se multiplican para exigir la salida del decano de los jefes de Estado activos en el mundo: el ejército, la calle y su propio partido, el Zanu-PF.
El martes al mediodía, por iniciativa del Zanu-PF, el Parlamento inició la sesión dedicada a examinar la demanda de destitución de Mugabe. "Esta moción no tiene precedentes en la historia de Zimbabue", destacó el presidente de la Asamblea Nacional, Jacob Mudenda, ante los miembros de las dos cámaras del Parlamento. Fuera del recinto, se concentraron centenares de personas que gritaban "Mugabe tiene que irse". El Zanu-PF quiere obtener así, por la vía legal, lo que ni los manifestantes ni el ejército han conseguido hasta ahora.
En su resolución, el Zanu-PF acusa al presidente de "haber autorizado a su esposa a usurpar sus poderes" y de "no tener ya capacidad física para asegurar su papel", precisó un diputado, Paul Mangwana.
Según el artículo 97 de la Constitución, la Asamblea Nacional y el Senado pueden iniciar un procedimiento de revocación del presidente con una votación por mayoría simple. En ese caso se forma una comisión para redactar la resolución de destitución, que debe ser aprobada con una mayoría de dos tercios. "Demasiado es de demasiado. Mugabe tiene que irse", declaró uno de sus miembros del partido, Pesai Munanzvi. "Queremos sacarnos de encima a este animal", insistió otro, Vongai Mupereri.
Reunida de urgencia, la dirección de Zanu-PF despojó a Mugabe de su mandato de presidente de la formación y le dio un ultimátum hasta el lunes al mediodía para dejar la presidencia del país, antes de lanzar el proceso de destitución. Pero el presidente hizo oídos sordos a todos estos llamados e incluso afirmó el domingo por la noche, en un discurso televisado, que presidiría el congreso del partido en diciembre.

El presidente Mugabe (cen., corbata azul) y el jefe del Ejército, Constantine Chiwenga (der.), junto a mediadores de Suráfrica.
AFP
Los veteranos de la guerra de la independencia, uno de los pilares del régimen, hicieron de nuevo el martes un llamado al mandatario para que "se despierte" y dimita. "Si no se va, pediremos al pueblo zimbabuense que salga para mostrarle el camino de salida", declaró su influyente jefe, Chris Mutsvangwa.
El sábado pasado, decenas de miles de personas salieron a la calle en Harare y en la segunda ciudad del país, Bulawayo (suroeste), al grito de "Bye bye Robert" o "Adiós abuelo". El pueblo "ha demostrado claramente sin violencia su insaciable apetito" de cambio, estimó el martes Emmerson Mnangagwa.
En su texto, el exvicepresidente, en el extranjero desde su destitución, confirmó que estaba en contacto con el nonagenario mandatario. "Puedo confirmar que el presidente (...) me invitó a volver al país para discutir sobre los acontecimientos políticos en curso en la nación. Le respondí que no volvería mientras no esté satisfecho con las condiciones de mi propia seguridad", explicó.
El jefe del Estado Mayor del ejército, el general Constantino Chiwenga, consideró que estas discusiones entre los dos hombres eran "alentadoras". Por otra parte, los presidentes sudafricano Jacob Zuma y angoleño Joao Lourenço viajarán el miércoles a Harare para intentar encontrar una solución a esta crisis sin precedentes.
AFP