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Lo que les faltaba: el petróleo a 68 dólares

Al ser la principal fuente de ingresos del país, la caída del petróleo compromete ganancias.

El cálculo de los analistas y economistas es simple y trágico. Por cada dólar que cae el precio del petróleo a Venezuela dejan de ingresar 700 millones de dólares en ganancias, por lo que la matemática no deja dudas: si en enero el petróleo se encontraba a 96,14 dólares el barril y hoy alrededor de 68 dólares, el país ha dejado de percibir unos 19.600 millones de dólares, equivalente a sus actuales reservas internacionales. Solo en los últimos dos meses el precio de la cesta cayó casi 20 dólares.
Al ser la principal fuente de ingresos del país el gobierno de Nicolás Maduro inició una ofensiva diplomática para rescatar el precio. “Venezuela plantea que el precio justo debe ser de 100 dólares por barril tal como lo planteamos en el año 2008”, dijo hace pocos días el canciller –y expresidente de Petróleos de Venezuela– Rafael Ramírez. Para ello, Caracas le propuso hace semanas a Irán, Rusia y Qatar la misma estrategia de entonces, recortar la producción para presionar el aumento. Ni con ellos ni con Arabia Saudí o México logró alguna decisión concreta.
Su última esperanza –también fallida– fue en la reunión de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a pesar de que el presidente Maduro ha dicho que el país podría mantenerse a buen ritmo incluso con un precio de 40 dólares.
Pero además de los embates del mercado internacional y a pesar del hermetismo con el que PDVSA maneja sus estadísticas, durante las últimas semanas los principales sindicatos de la industria han reportado que las principales refinerías del país –Amuay y Cardón– trabajan a un 50, máximo 70 por ciento de su capacidad debido a fallas eléctricas y otros accidentes que han comprometido el destilado, procesamiento del crudo y la propia fabricación de gasolina.
Sobre ese escenario se instaló como nueva práctica la compra de crudos livianos a Argelia y próximamente a Rusia.
El gobierno asegura que se trata de un petróleo más ligero para diluir los crudos extrapesados de la Faja del Orinoco –que discretamente comenzaron a comercializarse en el mercado internacional–, pero los expertos petroleros recuerdan que hasta hace muy poco de las propias refinerías venezolanas salían los crudos livianos y diluyentes que podrían hacer esa tarea.
“No es cierto que antes importáramos petróleo para aligerar el nuestro, eso es primera vez que pasa y la razón es el deterioro de nuestro aparato refinador”, aseguró a EL TIEMPO el experto en energía de la Universidad de Georgetown, Ramón Espinasa.
Entre los paliativos para cerrar el déficit por ingreso petrolero para el año 2015 se prevé tomar finalmente la decisión del gobierno venezolano de aumentar el precio de la gasolina, la más barata del mundo y que cuesta al fisco venezolano un subsidio de más de 10.000 millones de dólares.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas
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