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El 'plan B' del Partido Republicano será ¿todos contra Donald Trump?

Aunque el magnate es favorito, el partido del elefante no se convence de que sea la mejor opción.

La posibilidad de que los republicanos lleguen divididos –y en gresca– a la Convención Nacional del partido en julio de este año comenzó a crecer tras los resultados electorales del martes pasado en Estados Unidos.
Si bien Donald Trump ganó sin afanes en Florida –forzando la salida del senador Marco Rubio–, Carolina del Norte e Illinois, la victoria del gobernador John Kasich en Ohio y el virtual empate entre Trump y el senador Ted Cruz en Missouri planteaban desde ya un escenario en el que ninguno lograría alcanzar los 1.237 delegados que se necesitan para convertirse en el candidato de facto para las presidenciales de noviembre próximo.
Por un tema de puras matemáticas. Con sus victorias de ese martes, el multimillonario sumaba ya 673 delegados –que son los que eligen al candidato durante la Convención–; es decir, más de la mitad de los que necesita para imponerse, y, por lo tanto, seguía siendo el favorito. No muy lejos en este conteo venía Cruz, con 410, y luego Kasich, con 143 (todavía faltaba que se repartieran algunos delegados en la primaria de Missouri). Rubio, que ya se retiró, cuenta con 169, que en principio están obligados a votar por él. (Lea también: ¿Qué pasaría si el partido Republicano no nomina a Donald Trump?)
El problema para Trump, y lo que ha enredado el panorama en esta carrera por la nominación, es que tendría que ganar casi el 60 por ciento de todos los delegados que restan por repartirse y que son unos 1.000. Algo que no es imposible, pero sí muy difícil de lograr en el tramo que les resta a las primarias. Todavía falta que pasen a las urnas 23 estados más. Y si bien algunos entregarán todos sus delegados al ganador de los comicios, otros pesos pesados como Nueva York repartirán los cupos de manera proporcional. En otras palabras, mientras Cruz y Kasich sigan en la carrera, continuarán sumando delegados y eso podría impedir que Trump sume los necesarios.
En cierta medida, esa era la estrategia del establecimiento republicano una vez se percataron de que lo del magnate era en serio, y sumaron esfuerzos. La primera opción era rodear a un solo candidato para ganarle la disputa a Trump en las urnas. Pero a estas alturas ya eso parece imposible.(Lea también: Hillary Clinton o Bernie Sanders le ganarían fácil a Donald Trump)
Cruz, que está cerca de Trump, es demasiado conservador y probablemente no le irá muy bien cuando comiencen a votar estados de la costa este y oeste, como California y Nueva York, donde los republicanos son más moderados. En el caso de Kasich ni siquiera ganando los 1.000 cupos de delegados que faltan podría llegar al número mágico.
De allí, el plan B: una convención dividida en la que buscarían una mayoría a punta de alianzas entre los partidarios de Kasich, Cruz y Rubio. Pero se trata de un escenario bastante explosivo y con muy pocos referentes históricos recientes.
Hay muy pocos estadounidenses con vida que pueden recordar la última vez que se presentó una convención ‘partida’. Sucedió en 1948, cuando los republicanos tuvieron que votar tres veces en la Convención antes de elegir a Thomas Dewey (que perdió luego contra Harry Truman); y en 1952, cuando los demócratas también se pelearon para la elección de Adlai Stevenson (derrotado por Dwight Eisenhower en las elecciones generales)”, dice Elaine Kamarack, experta en política del Brookings Institution. (Además: ¿Cómo se elige al presidente de Estados Unidos?)
Según la analista, el 2016 parece, sin embargo, reunir todos los elementos para que se repita un evento como este. Lo complicado de este desenlace, como lo demostraron los dos precedentes, es que el partido saldría muy debilitado y con pocas oportunidades de recuperar la Casa Blanca.
Algunos creen que para salvar al partido debe derrotarse a Trump como sea, así el precio sea perder en noviembre. Pero otros han comenzado a opinar que si la mayoría quiere a Trump no les quedará más remedio que aceptarlo.
Y el magnate ya comenzó a lanzar amenazas ante la posibilidad de que el establecimiento le usurpe la candidatura y ha sugerido que la respuesta sería una insurrección –incluso violenta– que dejaría al partido aniquilado. Incluso, hasta se rumora que podría ir a las presidenciales representando a un tercer partido.
Y aunque el campo de maniobra es mínimo, existen un par de posibilidades que permitirían derrotar a Trump en la Convención y no salir tan maltratados.
La tesis es que una mayoría de estadounidenses, los que apoyan a Cruz, Kasich, y Rubio –que sumados son casi el 60 por ciento–, no quiere al multimillonario como candidato.
Una vez en la Convención se procedería a una votación inicial para confirmar que los delegados solo podrán inclinarse por el candidato que están representando. Luego, realizarían la primera votación para elegir al nominado, y en la que ninguno obtendría la mayoría. A partir de allí, las reglas cambian y son posibles las alianzas entre seguidores de uno y otro.
Kasich, por ejemplo, cree que podrían sumarse todos los delegados de Rubio –que son más proestablecimiento–, lo cual le permitiría recortar la diferencia que le llevan Trump y Cruz. Y luego sellar la candidatura en alianza con el senador de Texas. Pero Cruz probablemente le apuesta a lo contrario, ya que tiene más delegados.
Otro escenario es que en la primera votación para elegir el formato se opte por ‘liberar’ a los delegados de sus compromisos y permitir que voten por quien deseen. En ambos casos se trata de opciones ‘nucleares’, pues el establecimiento tendría que acomodar las reglas en abierto desafío a las urnas.
En todo caso, nada de esto sucederá mientras Cruz o Kasich no ganen al menos en ocho estados, pues es el mínimo previsto para poder llevarse la nominación. El senador de Texas está a uno. Kasich, a siete.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
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