Si en las últimas décadas Bogotá creció a un ritmo acelerado, la sabana de Bogotá no se quedó atrás.
Según cálculos de la Secretaría de Hábitat, basados en los datos del Dane, para el año 2005 las licencias de vivienda en Bogotá alcanzaban el 90 por ciento, mientras que en la sabana eran solo del 10 por ciento.
Sin embargo, con el pasar de los años, las licencias en la sabana fueron aumentando. Incluso, para el año 2015 el porcentaje era muy cercano, pues Bogotá tenía el 55 % de las unidades de vivienda licenciadas y la sabana alcanzó el 45 %.
Y aunque para el 2019, Bogotá tuvo el 64 % y la sabana el 36 %, la Secretaría Distrital de Planeación aseguró que el comportamiento de los últimos años llevó a que “la población de los municipios de la sabana creciera a un mayor ritmo que la población de Bogotá. Por lo que el crecimiento de la ocupación territorial no es acorde con el crecimiento poblacional, lo que genera un alto costo ambiental”.
Quienes viven en la sabana de Bogotá, como Luis Delgado, aseguran que son varios los motivos que los llevaron a tomar esta decisión: “Mi hija mayor estudia en Chía. Cuando vivíamos en Bogotá duraba 1 hora larga en la ruta. Ahora se demora 30 minutos. Los servicios y el mercado son más económicos y el ambiente es mucho más tranquilo para vivir”.
Mientras que Carlos Parra asegura que hay problemáticas que los están expulsando de la ciudad. “El problema es que la calidad de vida de muchos residentes de Bogotá, como ocurre con los que viven en el Centro, es nula. Nosotros debemos convivir con problemas sociales graves.
Estamos siendo desplazados por las actividades ilegales y la solución no puede ser que regalemos nuestras propiedades y nos vayamos a vivir a los municipios cercanos porque allá sí hay transporte, no roban, hay salud, etc. En el Plan de Desarrollo se debe dar prioridad a estos sectores, como el centro de Bogotá, a través de incentivos para construir y residir”.
Esta situación incentivó a la administración actual a que dentro del Plan de Desarrollo (PDD) quede estipulada la necesidad de hacer un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que esté articulado con la región (es decir, con los municipios vecinos), en pro de la integración en movilidad, medioambiente y productividad; se busca, entonces, respaldar la conformación del área Bogotá-Región.
También persigue crear un modelo de asociatividad regional, no solo con los municipios colindantes sino también con los departamentos vecinos para la preservación del mayor sistema de páramos del mundo; vale anotar que en el sur de Bogotá está uno de estos ecosistemas, el de Sumapaz.
Entre las acciones estratégicas del PDD se establece proteger la Estructura Ecológica Principal; planificar asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles; establecer el espacio público como tejedor de lazo social de una comunidad y diseñar una red de modos de transporte combinados y aprovechamientos urbanísticos complementarios para movernos mejor.
En total hay 58 proyectos claves entre Bogotá y Región, que hacen parte del quinto propósito.
Por otro lado, este último propósito también está enfocado en la lucha contra la corrupción y en mejorar la percepción y el control ciudadano sobre la gestión pública. De acuerdo con información suministrada por la Secretaría de Planeación: “El índice de transparencia de Bogotá es de 68,7 con riesgo medio de corrupción; que solo 15 de 39 entidades distritales están en niveles alto y muy alto en innovación pública, y que el índice de gobierno abierto en Bogotá es de 85,0 %”.
Por ello se fijaron cuatro logros.
1. Posicionar el gobierno abierto de Bogotá (Gabo) como una nueva forma de gobernanza que reduce el riesgo de corrupción e incrementa el control que el ciudadano le hace al gobierno.
2. Promover procesos de integración y ordenamiento territorial en la ciudad-región sostenibles social, económica, ambiental e institucionalmente.
3. Posicionar globalmente a Bogotá como territorio inteligente.
4. Incrementar la efectividad de la gestión pública distrital y local.
Tito Morales propone lo siguiente: “El principal problema de Colombia es la desconexión entre sus ciudadanos y entre el gobierno, lo que genera la sensación de que ‘nada se puede hacer’. La idea es empoderar a los ciudadanos, que puedan decidir sobre la ciudad y hacer sentir al ciudadano, al menos por un rato, que es la persona que toma las decisiones. ¿Cómo se logra? Mediante la democratización de las decisiones y de la comunicación”.
Así mismo se busca ampliar la participación de las mujeres en la política, ya que se evidenció una disminución en las últimas elecciones legislativas.
Datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil muestran que para las elecciones a la Cámara de Representantes por el Distrito Capital, en el periodo 2014-2018, la participación femenina fue de 38,9 % frente a 61,1 % de los hombres; mientras que para el periodo 2018-2022, el porcentaje de mujeres bajó a 22,9 % y el de los hombres ascendió a 77,1 %.
Y aunque en las elecciones para el Concejo de Bogotá sí hubo un leve aumento, pues en el periodo 2016-2019 la participación femenina fue del 22,2 % frente al 77,8 % de los hombres, y para el periodo 2020-2023 las mujeres quedaron con el 31,3 % de participación y los hombres con el 68,9 %, el objetivo principal es seguir fomentando su participación para mayor equilibrio en el ámbito político.
*Gobierno abierto de Bogotá + consulta anticorrupción + participación ciudadana.
*Hacer presupuestos participativos en las 20 localidades. Se asignarán 600.000 millones de pesos anuales de las alcaldías locales para el desarrollo de esta meta, a través de la cual los ciudadanos de cada localidad podrán elegir los proyectos a ejecutar en sus territorios.
*Una estrategia de transformación digital y gestión de TIC.
*Un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que contemple el desarrollo sostenible desde lo social, económico y ambiental para una ciudad-región de borde, subregional, nacional e internacional.
*Hacer una estrategia (concertada, formulada y en ejecución) de competitividad, transporte y medioambiente.
*Conformar la región metropolitana de ciudad-región.
- Unirnos y luchar contra la corrupción.
- Hacer más transparente y efectiva la gestión pública y con un mayor control ciudadano.
- Aprovechar la inteligencia colectiva, hacer de Bogotá una ciudad que toma decisiones basadas en datos, información y evidencia, que se sirve de la tecnología y la transformación digital para el beneficio colectivo.
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